Año de palmas y trompetas
A Barenboim pongo por testigo. Como el año que fue, estaba yo dudando si aplaudir la marcha Radetzki o arrastrarme hacia mi afamado y recuperador caldo de Año Nuevo, sanador de males de Nochevieja, cuando, se lo prometo por los abundantes Strauss, que vi en la pantalla a un tipo idéntico a Sánchez aplaudiéndose a…