Azaña y los Rufianes de salón

En el Parlamento de los años 80 -que tanto odian algunos jóvenes y jóvenas de hoy- también se proferían descalificaciones, pero no se faltaba a la dignidad. “Idiota, traidor, estalinista, chulo de barrio, ignorante jurídico, señorito de pesebre, tahúr del Mississippi” eran algunos de los improperios que proferían sus señorías en el fragor del debate.