José Mari, el periodista imprescindible

Fue una pieza muy codiciada durante años por un montón de asesinos. Habrían exhibido su cabeza con gran algarabía y jolgorio como un tributo cobrado para lo que llamaban la causa vasca. En las cárceles se habrían juntado los presos terroristas para descorchar champan y pedir langostinos. Como hicieron tantas veces cuando a los legales,…