La hora nona: el lado brillante de la vida y el potaje
Conviene dejarlo claro: el hijo de Dios padeció tres juicios durante la noche pasada en los que no tuvo garantías, los ministros del Sanedrín insistieron en su muerte, los romanos se lavaron las manos y fue sentenciado, coronado con espinas y flagelado, antes de ser crucificado.