Pedro contra los jueces: Illa con el fugado, tiene sentido

Ayer no pude escribirles, tenía cita con Pepa Bueno, cuando uno o una cobra más que un presidente de Gobierno hay que prestar atención. No estuvo mal, para ser la televisión del régimen, ya lo apañarán Ruiz y Cintora de los de a un fascal la hora.

Algunos momentos de incomodidad tuvo el prócer que compensó con dos asertos asaz democráticos, entiendan la ironía: “hay jueces que hacen política” y lo de los presupuestos queda claro: él tiene la recaudación extra y la pasta europea para hacer lo que quiera. Por supuesto, él no es como Rajoy, que debía dimitir si no tenía presupuesto. A cada cual sus reglas. No todos somos iguales.

Ambas afirmaciones son de dudosa calidad democrática. Habar de los jueces cuando los procesos están en curso es una forma evidente de presión y poco respetuoso con la separación de poderes. Pero ése es asunto que solo importa a cronistas pejigueros. Como la cosa del presupuesto que no es otra cosa que burlar la ley.

Naturalmente, había que hablar mal de los jueces, Zapatero ya se lo había dejado claro a Puigdemont, Pedro estaba la línea “lawfare”. No es de extrañar que Illa, qué maravilla, visite a un prófugo de la ley: si el juez que lo denuncia prevarica, Illa es el predicador o prevaricador fetén que le rinde pleitesía. Blanquear a un fugado de la ley es la consecuencia evidente de afirmar que los jueces hacen política y convierte a Illa en “un político que hace justicia”.

Illa ha impuesto la normalidad, no cabe duda, con la ayuda de la debilidad de Junts, presionado por el independentismo ultraderechista y xenófobo. Habrán notado la sutileza de los medios de comunicación catalanes y los portavoces socialistas: en España hay ultraderechistas y fascistas, en Catalunya son “etniticistas”.

Al fugado le vale, en esas circunstancias, con un buen blanqueo. Si hay que ir se va, ha dicho el predicador o prevaricador, animado por Pedro y el príncipe oscuro, decorador de la conversión socialpopulista del PSOE, el ínclito Zapatero.

A cambio, el PSC transita hacia su legitimación de la mano de Junqueras (idioma, no a los inmigrantes, “cupo”, condonación, etcétera). Por cierto, tanto la visita al fugado como los gestos financieros a Esquerra tienen un primer objetivo: Illa necesita un presupuesto que tampoco tiene.

Pedro no tiene votos para tanto apaño, pero le da igual. La entrevista anoche celebrada dejó claro que al presidente le da lo mismo una cosa y su contraria. Tras unos eternos diez minutos hablando de su nuevo juguete, “el cambio climático”, el “trilerismo” habitual se adueñó del espacio, por mucho que Pepa Bueno insistiera en el asunto mollar: que no, Pepa, que todos son inocentes, él lo sabe. Se queda. Y si son culpables, ya ha hecho lo que debía hacer: él se queda.

Lo del cambio climático consiste, además de repetir el mantra de “prevenir, responder y reconstruir”, en situar la responsabilidad en las Comunidades Autónomas. Ellas tienen contratas y trabajadores precarios, la Administración Central también, pero no vamos a reconocerlo. Ellas han privatizado, la Administración Central, también. Él tiene el ejército, ellas tampoco. La lucha contra el cambio climático es la UME, y así disfrazamos el gasto militar.

No; Pedro no ha puesto 300 mil millones más que los gobiernos anteriores para las autonomías: ha sido el sistema de financiación y el crecimiento de la recaudación fiscal. No; no le quita intereses a las Comunidades, regala financiación a quien se la gastó en mala gestión. No, no hay solidaridad, hay foralidad.

Diez años después, ahora sí que sí, afrontaremos la vivienda. De las doscientas mil viviendas, ni noticia. El dinero no se disemina a todas las familias; el empleo de los mayores y de los jóvenes más cualificados no llega. Hemos hecho mucho por el empleo (al día siguiente, tenemos la noticia: el peor agosto en la última década en materia de empleo).

¿No fue usted (a Washington) porque no le invitaron? Silencio. Política exterior: nada, de nada.

Él aguanta por nosotros. A pesar de la “polarización asimétrica”: el no insulta, los demás sí; él ya tiene a Óscar Puente. La parálisis no es un gobierno que no hace nada, son las elecciones lo que nos paraliza. Mucho mejor no hacer nada que enfrascarse en que la gente decida.

Solo había que saber una cosa, que la corbata fuera a juego con el traje de Pepa Bueno o llevar pulsera roja eran maniobras de distracción: no se va a ir. Y sus aliados no tienen incentivos para que se vaya. Ya le presionarán los socios lo que quieran, pero no será con los presupuestos, a él le da igual tenerlos.

En fin, la entrevista no sirvió para mucho, salvo para eso: me quedo, resistiré, ellos me insultan, ellos son responsables. Más de lo mismo.

Los jueces son los bárbaros, el fugado es el nuevo amigo de Illa, que maravilla. Todo tiene sentido.

 

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