Ábalos y la dimisión del nutricionista

Alguien debía asumir la responsabilidad. Alguien debía dimitir. Y al fin un gesto de ética se ha percibido en todo este asunto de las secretarías de organización del socialismo realmente existente. Los cinco años viviendo de chistorras, con exceso de sol, matizados con algunas lechugas han sido excesivos. No hay cuerpo que lo aguante. Conocido el desarrollo de su tratamiento, el nutricionista del señor Ábalos, hizo las maletas, cerró su despacho y se marchó a una isla lejana donde no se le conozca. Se sospecha que el señor Ábalos conoce el sitio, por si acaso hay que irse.

El método Ábalos debiera ser patentado y formar parte de la agenda política. Vivir cinco años sin pasarse por un cajero, ahorrar todo el sueldo, todo ello regado con el adecuado consumo debiera ser socializado.

Si estamos por la igualdad, estamos por la igualdad y no podemos tener al pueblo, camaradas, sujeto a la visita al cajero automático y al pago en impuestos de las bagatelas que nos corresponden a los seres humanos. “Igualdad, gritó el jorobado Torroba: o nos quiere jorobados o nos quiere jorobar”. Póngase la vicepresidenta de la cosa a imaginar la adecuada subvención que nos permita compartir el modo de vivir de los secretarios de organización. Ya mismo.

¿Cómo le gusta el güisqui, preguntaron una vez a Koldo y Ábalos? La respuesta era obvia: con mucho humo y muchas putas. Porque será presunto de algunas investigaciones, pero lo de putero y cobrador en B, almacenador de sospechoso metálico, ha sido ya probado. Enormes fotos, supongo que hechas por quien pretendía tener en silencio al destinatario o asegurarse un porvenir.

Lo que queda es peor aún: de mordida en mordida, hasta la mordida final. Los gratos concursos de obra pública nos facilitarán nuevos momentos de interés. También nos esperan triquiñuelas varias. No es difícil imaginar que, si la fiscalía pidió cárcel para Cerdán, pero no para Ábalos es que, de momento, hay alguna cosita por en medio. Ya lo dice el juez, mantengamos nuestro estupor.

Dice el juez que de pruebas las tiene todas, pero que lo de la fuga empieza a ser un temor creciente. O sea, que Ábalos debiera pensar lo peor, más aún cuando no deja de tocarle las “puñetas” al instructor. La maniobra de cambio de abogado para evitar la comparecencia ha sido tan grosera que no ha colado.

Hay un problema real en el asunto Ábalos y probablemente en el de Cerdán. En el PSOE no tienen la menor idea de lo que hay en este magnífico “núcleo irradiador”. Y todo lo que se ha ido sabiendo ha tomado por sorpresa a la dirección de su partido.

José Félix Tezanos, siempre atento a lo importante, ha tranquilizado al socialismo realmente existente: se puede seguir trincando, no quita votos. Trump y Vox ayudan, también. Hay que creerle, al fin y al cabo, solo ha errado 41 de 42 veces desde 2023 (estudios mal hechos y muestra con sobrerrepresentación de la izquierda).

No dejará de ser relevante que el cansancio al que se somete a la población con el asunto se interprete por analistas próximos a La Moncloa como un signo de amortización de los escándalos éticos que rodean al palacio del presidente. Una idea arriesgada y, también, una pretensión de que la insuficiencia ética es el único déficit del Gobierno.

Uno de los datos en que empiezan a coincidir las encuestas es que, siendo el PP el más votado entre los jóvenes, especialmente varones, es Vox quien vence entre los más jóvenes, especialmente varones. No es que las mujeres rebosen alegría tampoco.

Una radicalidad que, también se sugiere, no se basa tanto en el asunto migratorio como en temas como la calidad del empleo, el insuficiente salario o la vivienda. Cuestiones en las que el gobierno no deja de insistir, pero que no calan en la ciudadanía. La razón evidente: el potencial crecimiento no se disemina.

Quizá otra cuestión sea es el exceso de “wokismo”. Al parecer Óscar López ha encontrado el argumento imbatible para vencer a Ayuso: la distribución de compresas para hombres “trans y “la dotación de mochilas sexuales” que incluyan todos los productos existentes en el mercado para la menstruación, siempre, eso sí, que sean desechables o reutilizables. Faltaría más. Me atrevo a recordar a los estrategas que estas propuestas de Kamala Harris le condujeron al desastre, a ella y a todos los demás.

Pueden ponerse murales de Franco en las calles, llenar de pianistas antifranquistas el Congreso o cosas por el estilo, no tengo inconveniente que oponer. Pero en estos tiempos de ira, francamente, solo expreso una duda: no sé si es la mejor estrategia ahondar en el populismo, seleccionar lo que divide, alentar el conflicto. No sé si lo es para la izquierda, al menos. No sé si se vence a Trump practicando “trumpismo”. Si toda política es populismo, nada es política.

En suma, siendo importante el régimen alimenticio de Ábalos, no es lo único de lo que el Gobierno debiera preocuparse. El problema es que no hay mayorías garantizadas para hacer política. Así que nos tendremos que conformar con la dimisión del nutricionista de Ábalos. Repitan conmigo: “chistorras para todos” (y todas, en asunto de chistorras, soles y lechugas debemos ser inclusivos, faltaría más).

 

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