Sí, sé que la campaña sigue. Ya les contaré mañana, si acaso, los enjundiosos asuntos de que los que se habla este fin de semana. Como llevan ustedes con el cronista más viernes que con la Blanca Paloma sabrán que en fin de semana no se trata aquí de asuntos sesudos.
Me lo tiene mandado el jefe de la Clcikterutilia, Don Juan Ignacio Ocaña, con el acuerdo de los CEO que, entusiasmados, aunque no nos llevan al Rocío, por la cosa medioambiental, aseguran, prometen alegre paga extraordinaria de viernes (a que no cuela).
Pero he encontrado un tema sesudo que, a todos y todas, nos tiene conturbados: Hemos fracasado en Eurovisión.
Vamos a ver, almas de cántaro o vasija, según sea su género o transgénero autodeterminado, vamos a ver, cómo se puede cantar una bulería cuando se llevan sonidos que ya no tienen armonías, claves, notas y esas cosas que antes hacían los músicos.
Eaea. Cómo se puede bailar con un pantaloncito blanco, si lo que se lleva es disfrazarse como si acabaras de salir de un episodio de la serie Mandalorian.
Cómo se puede rememorar el mantón de la abuela Carmen, cuando lo que hay que hacer es quedarse en calzoncillos en el escenario.
No; no es que la paloma no fuera blanca, es que eso no era un palomar sino la casa de tócame Roque. Tantos años haciendo el ridículo que los de Televisión Española ya debían saber lo que todo el mundo sabe.
Qué pinta una nana en un concurso que comienza con un bombo Gaga-Dada de los austriacos que cantaban sobre ser poseído por Edgar Allan Poe, que ya es ser poseído, (estribillo: “¡Poe! ¡Poe! ¡Poe, Poe, Poe!”), con la cara de Poe representada en píxeles rojos brillantes en la pantalla de 50 metros detrás de ellos.
Baile aflamencado, a mitad de camino de Remedios Amaya y Rosalía. Pero, amigas y amigos, si hasta el Museo de Arte Ateneum finlandés había pasado la semana tuiteando memes con toreras de plástico verde, usados por Käärijä, cantando a todo pulmón el techno duro, incomprensible y feliz de su canción Cha Cha Cha y dominando la coreografía que requería que montara un ciempiés humano de bailarines de salón vestidos de color cereza.
Inspiración lorquiana me dicen ustedes.
Y sale Bélgica, con una porción de diva-disco, que podría haber llenado los pisos de los clubes gay alrededor de los noventa; una balada Italiana, que podría ser el punto culminante de la epifanía del héroe en el último acto de un musical de medio pelo y Noruega, con letra sobre un guerrero que gobierna “los mares del norte y del sur” cantada por Alessandra, que sonaba como el tema de un spin-off de Juego de Tronos.
Cómo vamos a mandar a la abuela Carmen a dormir a la luna si se muere, si Croacia sale cantando “Mama ŠČ”, interpretado por un quinteto de hombres duros con labios pintados de fucsia con bigotes y gabardinas.
Al final, no fue una canción nueva lo que hizo llorar al Liverpool Arena: fue una interpretación conmovedora de You’ll Never Walk Alone, la canción de 1945 que se ha convertido en un himno de las terrazas de esta ciudad y las magníficas gradas de Anfield y que pareció la oda perfecta para Ucrania.
Cómo ponerse creativo si ya no se componen canciones, sino piezas que suenan todas igual. Dicen que la ganadora es un plagio no de una sino de varias canciones. Naturalmente: es lo que tiene abandonar la música y pasarse a la inteligencia artificial, que ya les tengo dicho que ni es inteligencia ni es artificial.
No; no vuelvan a decirme que Europa no está preparada para el flamenco. Tampoco lo está para las canciones alemanas, francesas, inglesas, que quedaron casi todas por debajo de España y que insisten en cantar lo de siempre en lugar de ponerse al día.
Para ganar Eurovisión, señoras y señores míos, no hay que hacer música sino ruido, sea en Benidorm, en Liverpool o en Estocolmo,
Anden, pónganse el Eaea en su lista, pídanles a los de TVE que no nos tengan un mes tomándonos el pelo con la asegurada victoria de nuestras tonadas. Tómense un vino en cualquier terracita y pongan cuerpo de lo que ahora se lleva: paz, amor y ruido, mucho ruido (incluso electoral).
- https://peregrinomundo1.webnode.es/l/eaea-eurovision-me-marea/
