¿En qué está pensando, señor presidente, con los inmigrantes?

El jueves 26 de julio, sobre las 6:00 de la mañana, cuando todo indicaba a los cinco guardias civiles que vigilaban los 8,4 kilómetros de valla que separan Ceuta de Marruecos, que la noche había transcurrido tranquila a pesar del temor que la calma les provocaba -su profesionalidad y experiencia ya hacía días que les avisaba de que tanta tranquilidad iba a terminar en tormenta-, 850 inmigrantes de distintos países africanos, armados con una sierra radial a batería, ácidos corrosivos, botes de laca usados como lanzallamas caseros, palos, cizallas, objetos cortantes, cubos llenos de cal viva o heces, se lanzaron en tromba y con inusitada violencia a la alambrada dispuestos a saltarla, atravesarla o llevársela puesta.

El balance de la refriega es de 150 heridos, de los cuales 22 eran guardias civiles de las distintas unidades que acudieron a socorrer al contingente ordinario. 602 lograron entrar, pero los que no lo consiguieron volverán a atacar, y utilizo ese verbo, atacar, porque eso es lo que ocurrió, un ataque en toda regla a la frontera y a sus vigilantes cuyos autores, al menos en esta ocasión, deberían ser detenidos, juzgados, sentenciados y expulsados después.

A nadie se le escapa que todos son inmigrantes, pero al gobierno sí que un porcentaje muy alto de ellos, por no decir todos -ya han delinquido al entrar-, son potenciales delincuentes que en un abrir y cerrar de ojos deambularán por nuestras calles y plazas. Y no es una generalización vana, estos 602 los son.

Los emigrantes no atacan tan violentamente señor Sánchez, éstos estaban perfectamente organizados para la guerrilla. Éstos no tienen derecho a nuestra sanidad, a nuestras subvenciones ni a disfrutar del régimen que todos los españoles nos pagamos. ¿Cómo cree usted que van a actuar esos individuos, que ya han demostrado su agresividad y desprecio por la vida de los demás, cuando estén sin dinero y sin trabajo libres en cualquier ciudad española?

Yo no creo que lo sucedido sea parte del efecto llamada. Aún siendo ésta la más agresiva de las invasiones no es la primera, ya ha habido varias, pero debemos ser serios porque el modo en que operan es cada vez más agresivo y no debemos premiar la violencia, no nos podemos permitir lanzar ese mensaje. Seamos serios y contundentes, señor presidente. No se amilane, olvídese de sus socios de Podemos y separatistas que gozan viendo una España débil y vulnerada por el norte y el sur. Intente reconducir sus relaciones con el nuevo PP y con Ciudadanos, con los partidos estatales al fin y al cabo, déjese de experimentos, estos en casa y con gaseosa como ya dijera un antecesor de su propio partido.

Refuerce la frontera, lleve al ejército si es necesario y no consienta estos ataques. Somos un país soberano que debe mostrar seriedad contra toda actitud hostil hacia nuestra soberanía e integridad territorial que es lo que ha sucedido en Ceuta.

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