La tontadica más gallarda

Ya les dije aquí, hace mucho, que la irrupción institucional de VOX supone una afrenta a los que llevamos décadas empujando: un régimen progresivo de libertades, igualdad y democracia. No era buena noticia ni para conservadores ni para liberales ni para la izquierda; en la política de la ira solo medran los airados.

Si uno es el primer conservador europeo que gobierna con la derecha más extrema se arriesga a tener que pasarse el día desmintiendo follones. Mañueco lo aguanta, Feijóo lo sufre.

García Gallardo la lió parda el fin de semana con una propuesta sobre el aborto que devalúa notablemente el derecho de la mujer a decidir o, cuando menos, la somete a un estrés emocional intolerable.

Es evidente que se reclama para el aborto que cada cual se pronuncie según sus convicciones éticas o morales. Los que creemos en el derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo no tenemos, en general, problemas con quien no desea abortar.

Pero lo que es, es: un derecho reclamado, desde los años sesenta, se ha convertido en ley y las leyes se respetan y cumplen. Éste es un mantra en el que todo el mundo insiste, salvo cuando conviene, especialmente a los antisistema, tipo VOX, que solo aman la parte de la legislación que les sonríe.

La convicción de los extremistas de que las mujeres que abortan se divierten es una falacia: añadir estrés emocional a golpe de latidos fetales y ecografías 3D es una notable falta de respeto al derecho y a la mujer. Se trata de una agenda global de la derecha extrema iniciada por Orban, aplaudida en Polonia y salpicada, perdón no pude evitarlo, en el supremo norteamericano por Trump.

Ubicar a las mujeres españolas en esa onda es un “tontadica”. Como ya les he dicho algo aquí, lo de tontadica es muy baturro. Son esas cosas que parecen banales, cuando llevas las orejeras de borrico, pero que acaba haciendo mucho daño, incluso a uno mismo.

Desaparecida Macarena, muerta políticamente en combate desigual Monasterio, transitando en silencio el tal Smith, solo García Gallardo puede hacer suficiente ruido como para animar a Abascal.

García Gallardo ha lanzado una de las tontadicas que pagará Feijóo, que el gallego se vaya preparando, que de estas quedan muchas. VOX no persigue hacerle daño al PSOE, nunca lo ha pretendido, solo ajustar cuentas con el PP y alentar radicalismos de izquierda.

La tontadica más gallarda ha venido a ayudar a la Moncloa, liada en más de un problema sea jurídico, de cambio de gobierno o de agenda atropellada por las consecuencias de la legislación aprobada y las presiones preelectorales que derivan de la cruenta batalla entre la vicepresidenta y Podemos.

Moncloa se ha agarrado al asunto con fiereza: todos los ministros y ministras se han lanzado con el recado a la calle. Por cierto, nos gustaría la misma fiereza gubernativa para suprimir una legislación que ya lleva doscientos violadores y acosadores con penas rebajadas o excarcelados.

No importa que Mañueco haya desmentido lo grueso de la propuesta de García Gallardo ni, tampoco, que cada vez que los socialistas han anunciado la llegada del fascismo han sido ignorados electoralmente.

La movilización de las mujeres es un arma a la que se recurre con excesiva frecuencia. Y el aborto un terreno que a la derecha siempre le resulta incómodo y, a veces, le paraliza.

El PP tiene recurrida la ley vigente al constitucional, pero Rajoy no modificó ni una coma. Esto es porque, en el fondo, la derecha asume, como se hizo en el pacto contra la violencia de género, el único que afortunadamente sobrevive, que hay cuestiones ampliamente asumidas por la sociedad española, el aborto entre ellas.

Mañueco, usted, la Academia de Magia Hogwarts y yo sabemos que un día Mañueco deberá prescindir del pollo pera gritón que tiene de vicepresidente sin competencias. El PP también lo sabe.

La cuestión es si, en el tiempo que tarde el muchacho en marcharse hace daño a los esfuerzos moderadores que intenta Feijóo y su equipo y acaba despeñando, de nuevo, a la derecha.

Él puede hacerlo y en Moncloa encantados de ayudar. Un comunicado amenazando, de facto, con un 155 a la sanidad castellano leonesa, alienta el terreno donde la izquierda en el gobierno necesita moverse en estos momentos: radicalizar los conflictos.

La tensión preelectoral es la herramienta de movilización absolutamente necesaria para salvar los fosos electorales que se estaban abriendo.

Francamente, uno duda de que esto pueda solventar el problema del cansancio político, más aún cuando la economía boyante, estrategia del gobierno, parece retrasarse, por lo menos, hasta el final del primer trimestre y nos quedan un par o dos de convulsiones colaterales: la agenda de la malversación, del “solo sí es si” o la precampaña catalana de ERC.

VOX ha despreciado a las mujeres y, de paso, le ha regalado al PSOE un aire que había perdido, entre muchas otras cosas de la justicia, por los efectos sobre el borrado de las mujeres de las leyes de Irene Montero.

  • https://peregrinomundo1.webnode.es/l/la-tontadica-mas-gallarda/

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