Rubiales: al “Pijoaparte” se lo llevó la policía

Venido de un clima gamberro y, probablemente, deshonesto, Rubiales, aupado de clase social por numerosas teresas institucionales, entre ellos muchos colegas engañados, moderno “pijoaparte”, ha presumido de hacedor de causas nobles, aunque muchos y muchas, periodistas y deportistas, advirtieran que las cosas no son como parecían.

“Pijoaparte” Rubiales no dimite. Una vez que uno se hace un “furo” en el más importante medio del deporte nacional, solo le saca de ahí el policía que descubra las motos que ha vendido de forma impropia.

Legalizador de la ausencia de derechos humanos en Arabia Saudí, de comisionistas interesados del Guinardó, “te felicito”. Amparador de árbitros venales, comprador inmobiliario con dinero ajeno, algunas fiestecitas de relax o viajes pagados por la Federación, con cinco años de invasión irracional de las instituciones futbolísticas. Que nadie diga que no logró lo buscado.

Los comportamientos de Luis Rubiales, desde los indecentes, por ofensivos, aspavientos en el palco hasta el beso violentado en la celebración, las disculpas que no disculparon nada y los intentos desesperados de búsqueda de apoyos de las futbolistas, sumados a lo anterior, convierten a Rubiales en algo más que impresentable.

Y nos deja, por cierto, una duda: qué “teresa” institucional lo ha permitido. La Moncloa, y su CSD, siempre atento a todo lo que se mueve, han ignorado lo ocurrido en la Federación, en las ligas Negreira, en el abandono nunca explicado de quince futbolistas femeninas y las reiteradas mentiras desde la Federación.

Pedro le ha retirado el cariño a Luis. Ya se sabe que la conexión de Teresa y Pijoaparte siempre es contradictoria y poco leal. Cuando la policía se lleve a “Pijoaparte”, pasarán quizá dos años y Rubiales sabrá que lo habrán negado decenas de veces.

¿Qué hará, se preguntarán ustedes? Pues lo que hacen todos los “pijoapartes”: irse del bar. Algún día, Rubiales será tratado como si “fuese un chiste viejo y casi olvidado”, pero hoy es un desastre para el deporte español.

Hoy deberíamos celebrar el éxito del futbol femenino español, quizá atendiendo que pasa con el inicio de liga, las lesiones, con los clubes que no tienen recursos para impulsar el fútbol femenino.

Pero el problema es el falso feminismo, fíjese usted, que le queremos asesinar civilmente y que solo el tocamiento testicular “ante la reina y la infanta”, merece disculpa.

Nadie duda de que Rubiales será suspendido, más tarde o más temprano. Entre tanto, el gobierno utilizará el tema para levantar una cortina sobre nuestra situación política, administrando su cese judicial, conforme convenga al tiempo político.

Una catarata de denuncias y delitos caerá sobre Luis Rubiales. El beso es el problema, pero las razones que te llevarán a la desaparición deportiva, Rubiales, serán la cantidad de cadáveres que has ido dejando por el camino.

Quizá, dicen los optimistas, no hay mal que por bien no venga, y los derechos de las mujeres deportistas, los riesgos y hechos que han sufrido desde gimnastas a futbolistas, desde nadadoras a tenistas, desde las periodistas a las chicas que limpian los despachos sean, pronto, cosa del pasado.

Déjenme que sea algo pesimista. Las cosas avanzarán, seguro, la historia siempre lo hace, pero hoy he visto muchos aplausos cuando el “pijoaparte” de nuestra época anunciaba que había robado alguna moto, pero que la culpa es nuestra.

Digamos que él no sabe, como Baudelaire y Marsé que sólo es un albatros de ese poema que empieza la historia del “pijoaparte”.

 

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