Se siente: los mayores somos ahora más productivos

Bastó que Biden manifestara su voluntad de volver a ser presidente para que un analista de La noche de TVE afirmara que había detectado algunas “insuficiencias cognitivas”. Yo lo entiendo, los cronistas entendemos de todo, incluso de males de la mente.

Su compañero de tertulia, quizá más pegado a la información, señaló que la edad de Biden molestaba a los votantes demócratas más que la de Trump, muy parecida, a los republicanos.

Planteado quedaba pues en sesuda información la duda sobre los “senior” para ocuparse de funciones públicas y, por extensión, de todas las demás.

Cosa curiosa en sociedades que envejecen y donde, por cierto, el talento joven no ha mostrado ser especialmente más productivo.

Que no quepa duda de que los jóvenes, ellos y ellas, heredarán la tierra. Pero al paso que vamos, primero tardarán un poco y, segundo, les sobrará tierra. Hay que decir que, en España, la población mayor de 50 años (17,9 millones de personas) duplica a la menor de 18 (8,7 millones) y supera en 6 millones a los menores de 25.

Que esto debiera tener efectos en el comportamiento del mercado de trabajo parece evidente. La tasa de paro de los mayores de 50 años (29,6%, EPA 1T. 2023) es prácticamente la misma que la de los menores de 25 años (30%). O sea que, en volumen, hay más parados y paradas senior que jóvenes. Aunque esto no preocupe a nadie.

Los mayores de 50 han sido expulsados del mercado de trabajo a través de prejubilaciones, regulaciones brutales, condenados a subsidios hasta el momento de su jubilación, por cierto, cada vez más tardía.

La cuestión no es sólo que no han sido sustituidos en las empresas por jóvenes mejor formados; tampoco que los recién llegados tengan mejor productividad y, en muchos casos, mejor formación.

Se siente, enorme y exigente muchachada: los mayores somos ahora más productivos.

Los empleados mayores de 55 años con estudios superiores ya igualan a los que tienen estudios de secundaria obligatoria o menos. Este hecho tiene y tendrá un efecto importante en la actividad laboral, la productividad en las edades más avanzadas y en la prolongación de la vida laboral activa.

La tasa de actividad laboral de las personas con estudios superiores es alrededor de un 20% superior que las de las personas con menor nivel educativo a los 61 años y un 14% a los 65. Además, se mantiene en el 20% a los 66 años y entre 9 y 11% entre 67 y 69 años, siendo por lo tanto mayor la propensión a mantener una vida laboral activa pasada la edad ordinaria de jubilación.

No; no debería apretarse la jubilación de los mayores formados, pero naturalmente, bajo la promesa de un relevo, que no llega nunca, las autoridades pertinentes siguen penalizando la jubilación flexible.

Es falso que los trabajadores y trabajadoras mayores quiten el trabajo a los jóvenes. Falsedad que se apoya en creer que la cantidad de horas trabajadas de una economía esta fija, y por lo tanto si es trabajada por una persona no puede serlo por otra.

Pero esta premisa no se cumple e incluso en economía lleva el nombre de “la falacia de la suma fija de trabajo” (“lump of labor fallacy”, juas, hasta los mayores sabemos inglés).

Sabemos que las economías donde la tasa de empleo de los trabajadores mayores es alta, también lo es la de los trabajadores jóvenes. Y esto es lógico pues en una economía cuanta más gente trabaja, mayor es su actividad económica y resultados. Cosa en la que los profetas del edadismo no han caído, pero es que están a lo suyo.

En los próximos 27 años se van a jubilar cerca de 20 millones de trabajadores. En los primeros 20 lo harán unos 220 mil trabajadores al año y luego unos 750 mil trabajadores. Un capital humano que difícilmente será sustituido por jóvenes.

Productividad y edad. Algunas universidades se preocupan de cosas relevantes. La de Mannheim (Alemania), por un poner, contradice la creencia de que los niveles de rendimiento y la capacidad de los trabajadores más mayores se deterioran con la edad.

El estudio concluyó que los efectos negativos asociados a la edad están siendo superados, por su contra, por los efectos positivos, tales como la capacidad de hacer frente a las situaciones cuando las cosas van mal; las tareas organizativas y de planificación y la caída en el número de errores.

En economías con fuertes sectores de servicios (menos industria) la experiencia y la capacidad de trabajar en equipo son fundamentales, por lo que el crecimiento de la productividad con la edad puede ser aún mayor. O sea, se siente, los mayores somos ahora más productivos. A lo mejor Biden tiene razón.

 

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