Con una herencia bajo el brazo: “el laboratorio de ideícas” ya está en marcha

Un mundo feliz ha sido convocado. Una vez aprendida la neolengua, sabremos el futuro que aguarda a sus hijos e hijas (de su nieterío no puedo hablarle porque ellos y ellas serán, probablemente, quienes paguen las correspondientes deudas).

Nadie trabajará, pues se cobrarán rentas universales, salvo que se sea funcionario o funcionaria, cosa improbable ya que para ganar lo mismo, mejor un subsidio. Los jóvenes no solo podrán financiar con bonos culturales el negocio de Ibai Llanos y Piqué, sino que tendrán vacaciones subvencionadas, al parecer los mayores ya hemos disfrutado de todas las que nos corresponden.

Más aún, tendrán casa, pues bastará con “okupar” alguna y dejar que pase el tiempo judicial, que será largo. Pues, si hubiera jueces estarán en huelga: las “togas fachas” no soportan el salario mínimo que corresponde.

Cómo hay jóvenes, sorprendentemente derechosos, que le quieren comprar una hipoteca a la Señora Botín, pecado mortal mortalísimo, algo deberá hacer el gobierno del progresismo global de verdad verdadero.

El gran prócer pagará, con dinero público naturalmente, la parte de la hipoteca que los bancos insolidarios reclaman, por decisión expresa de gobiernos anteriores, que acabaron con la perturbadora propiedad de la vivienda y sus deducciones fiscales, alentadora de burbujas, con la excepción de los malvados gobiernos reaccionarios a quienes copiamos, ahora, las medidas.

Enorme y glorioso futuro de subvención permanente. Puesto que ricos somos. Pero no acabarán aquí las dichas de nuestros jóvenes: cuando cumplan dieciocho años recibirán, dicen en Sumar, una herencia de 20 mil euros. Porque sus hijos no nacerán con un pan bajo el brazo sino con una herencia. Qué tiempos gloriosos nos esperan. Pagarán los ricos y ricas, si es que queda alguno.

Como ustedes observarán, estamos en precampaña electoral: los “laboratorios de ideícas” se han puesto en marcha y no descansarán hasta sumergir nuestras vidas en ríos de leche y miel.

Llevan las instituciones económicas nacionales e internacionales proponiendo que, en lugar de medidas de carácter general, se apliquen medidas exclusivas dirigidas a las personas más vulnerables. El problema es que nuestra administración no sabe ni quiere saber dónde están los vulnerables.

Hay tres razones para ello. La primera es que el colapso administrativo hace que solo la Agencia Tributaria tenga fichado al personal: los vulnerables no pasan por allí. La segunda, que hace años, los servicios y políticas de bienestar no corresponden al Gobierno sino a las Comunidades Autónomas. Y, por último, los vulnerables no votan, y si lo hacen no votan a la izquierda.

En consecuencia, se proponen medidas generales que no resolverán la vida de los y las vulnerables, pero lo parecerá, y si sacamos algún voto, sacado estará.

Antes de que Varoufakis llenara su autobús de economistas radicales, que opinan que el dinero se crea dándole a una maquinita, sin más, para descubrir la igualdad, y de paso destrozar Grecia y a su gobierno de izquierdas, el mundo de la economía ya hablaba de como producir igualdad.

En mi generación no necesitamos a Piketty y compañía. Sir Anthony Atkinson escribió hasta quince medidas, que copiaron los siguientes economistas radicales y, rápidamente, serán copiadas por los “laboratorios de ideícas”, basadas en la regulación de los mercados hasta extremos tan radicales como los modernos economistas de cabecera de la izquierda de verdad verdadera.

El conjunto de la izquierda se orientó a la educación, la salud y el género como estrategia para cubrir la diferencia de oportunidades. Más gestionable y más atendibles en periodos de notables crisis fiscales en los países europeos, y más en el marco de los acuerdos sociales. Los de entonces no estaban por asaltar los cielos.

España tiene un problema de igualdad muy serio: el índice de Gini, mide la concentración de la renta, es mayor para España que para la mayoría de países de la Unión Europea, incluidos los mediterráneos (2019). Es probable que en pandemia (no hay datos para toda Europa) esa desigualdad haya crecido.

Diversos estudios señalan las diferencias en nivel educativo y empleo, junto al género, como responsables de la generación de la desigualdad de oportunidades y, también, la diferencia territorial: Madrid y País Vasco parecen ofrecer mejores oportunidades. Sorprendentemente, los laboratorios preelectorales no han insistido mucho en estas cuestiones.

A pesar del intervencionismo estatal, lo cierto es que las diferencias territoriales determinan que las Comunidades Autónomas tienen margen para jugar un papel sustancial en la reducción de la desigualdad de oportunidades e incrementar la movilidad social. Pero eso no da para reunir al Consejo de Ministros.

 

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