Segunda Epístola a los españolicenses

Habitualmente, se ha seguido la regla no escrita de no dictar resoluciones susceptibles de condicionar el desarrollo normal de una campaña electoral”. No sé muy bien qué quiere decir Sheev Palpatine en su nueva carta. Supongo que cuando se convierta en Darth Sidious todo quedará claro, aunque de momento lo único que se puede decir con consistencia es que el ego de este hombre es del tamaño de la provincia de Buenos Aires: no sólo cree que su esposa o él pueden sustraerse a la acción de la justicia -lo cual ya es creerse mucho uno mismo-, es que también cree que la imputación a su mujer es “susceptible de condicionar” las elecciones europeas nada menos, que ya es tener una visión elefantiásica de la propia influencia.

Igual que al siniestro emperador de la Guerra de las Galaxias, a nuestro presidente epistolar se le empieza a quedar estrecho el traje de primer ministro. No resulta mucho para su insaciable vanidad, así que el siguiente paso ha de ser… Bueno, rey no porque ya hay uno y además sus fans ven mal lo de rey, pero Napoleón ya señaló el objetivo en su autocoronación en 1804 y George Lucas mostró cómo hacerlo en El Imperio contraataca de1980.

El 10 de junio, cuando las elecciones las haya ganado Fulano, Palpatine saldrá a decirnos que él está bien, que está fuerte y que va a seguir porque este giro de Europa a la derecha ha sido la maniobra sucia y lodosa que él describió en su última carta a nosotros y que escribió para iluminarnos, oh, pobres mortales. Y aunque sus fuerzas son sólo humanas, seguirá para poder luchar contra el mal, como la Hormiga Atómica.

Y si el 10 de junio el que gana es Zutano, Palpatine saldrá a decirnos que suerte que nos advirtió y nos dimos cuenta a tiempo del peligro y votamos como es debido y que eso le da fuerzas para continuar. Loor al gran líder.

Lo que los narcisistas no suelen poder hacer -básicamente porque solo escuchan los halagos en una especie de venenosa retroalimentación- es seguir consejos o escuchar voces más autorizadas que él, por ejemplo, Abraham Lincoln: Puedes engañar a algunos todo el tiempo o a todos por algún tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo.

La estrella de este hombre es especialmente brillante, pero el desgaste de la luminosidad acorta la vida de la estrella y la suya se está apagando. Hasta le parece espuria y enfangada una Moción de Censura contra él. Es contra natura (sic), de profundis clamavi el llorón de Moncloa. Sí, ya se vislumbra el final. Puede que acabe siendo vicepresidente de alguna aerolínea subvencionada con algún sueldo estratosférico -creo que de eso su señora sabe algo; debería pedirle que lo recomiende-, pero lo que es la carrera política se le acaba.

Hombre, no es que se quede sin futuro y en el paro. Téngase en cuenta que ha conseguido cabrear a Argelia, a Argentina y a Israel en unos meses, así que no es descartable que acabe en algún cargo en la ONU, de EPDR, por ejemplo, Embajador Plenipotenciario con Derecho a Roce, y dedicarse a arreglar el flower planet.

O mejor aún, CGU, Canciller Galáctico Universal, con el logo de la NASA en la pechera que es quien le subvencionará. Y es que este planeta es una enanez, y el Sistema Solar un mal vecindario para un somniatruites como el que nos escribe desde su altura, o alteza que ya no sé, y que pretende erigir su reino levantando un muro entre él y todos los que no piensen como él, tal como dijo siete veces en su investidura. Que cruce la heliopausa, pues, cual Sonda Voyager 3 y se adentre allende las constelaciones. Con un poco de suerte encontrará el camino hacia el lado oscuro de la fuerza. O se encontrará con el mismísimo Yoda: mal gobernar tú no debiste, le dirá. Y con su misma mala sintaxis.

 

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