Los equipos médicos de Médicos Sin Fronteras (MSF) son testigos de un drástico incremento del número de pacientes que requieren tratamiento para enfermedades comunes originadas por la carencia de instalaciones sanitarias y refugios suficientes en el campo de protección de civiles de las Naciones Unidas en Malakal, en Sudán del Sur, tras la llegada de más de 19.000 personas desplazadas sólo en julio.
El número total de refugiados en el campo supera ya los 48.000, lo que pone al límite la ayuda humanitaria disponible.