Úrsula ya no ama a Pedro

Nos lo temíamos, sabíamos que von der Leyen tenía una nueva mejor amiga que había sustituido a Pedro en su corazón. Pero ha ido a peor. Hay días que no está uno para nada y Pedro lleva, para qué engañarse, una mala temporada. Como me decía mi amigo y contertulio José María Triper, el problema no es Sánchez, el problema es la imagen y la personalidad política de España, a nivel internacional.

El unilateralismo en las decisiones de Sánchez, urgido por la situación española a desviar la atención política con una improbable agenda internacional, está produciendo una posición insostenible para la política exterior española, a la que no ayuda nada un meritorio y algo pelotilla Albares.

Uno puede estar contra Trump, pero no despreciar a los aliados. No se nos puede sacar a destiempo de la OTAN, del mismo modo que se nos metió a destiempo, como he dicho aquí alguna vez. No se puede llenar de reproches a los socios europeos, alguno de los cuales nos sacó de notables apuros económicos, medio llamarles fachas o colocarles en situaciones imposibles en decisiones internacionales que la Unión Europea debate para alcanzar consensos.

En apenas 24 horas, la Comisión Europea nos ha reducido los fondos de resiliencia en mil millones, por no cumplir los requisitos que nosotros mismos nos habíamos puesto para recibir la pasta: la fiscalidad del diésel, la reducción de los interinos públicos y la digitalización de Ayuntamientos y Comunidades Autónomas.

Pero, más allá de esta penalización, las otras dos decisiones que nos afectan son de alto nivel político: la primera de ellos se refiere a la imposibilidad del ministro de Economía de presidir el Eurogrupo. Le ha pasado lo mismo que a la señora Calviño, que no obtuvo apoyos suficientes, frente al mismo candidato, por cierto. El señor Cuerpo puede pensar, bueno igual me dan un banco.

Que el ministerio español de economía lleve dos intentos sin llegar a una votación o competir con capacidades, señala el aislamiento de España en los foros internacionales, no siendo el económico, precisamente, de menor relevancia. Un Eurogrupo que, entre otras cosas, define desde las excepciones ibéricas que tanto nos gustan, las posibilidades financieras, nos puede liberar de los niveles de cumplimiento de déficit o deuda y cositas de ésas.

Pero lo más grave ha venido después. La Unión Europea se ha pronunciado en el Informe sobre el Estado de Derecho de la UE sobre la situación española. Sostiene que hay “un aumento significativo” de la percepción de corrupción en España. Por cierto, la imputación del Fiscal General es traída como ejemplo paradigmático por el informe.

En esta materia, el índice de percepción de la corrupción, en 2024 se sitúa en 56 sobre 100 y es el 16 país de la Unión en esta materia. Téngase en cuenta que ese “aumento significativo” se refiere a 2024, calculen lo que pensará el personal europeo cuando lleguen a 2025.

En el fondo de los tres asuntos está la situación política española. El castigo económico se debe a que el gobierno fue incapaz de organizar una mayoría parlamentaria que le aprobara las medidas en el Congreso.

En materia del Eurogrupo hay una evidente cuestión de perfil político español, pero también un hecho objetivo: la gestión de los recursos europeos.

España solo ha sido capaz de ejecutar el 20% de los recursos asignados. Y lo que es más relevante, el dinero se ha ido, fundamentalmente, a inversión pública (31%) y a gasto corriente (25%). Ha advertido la Unión Europea que los fondos europeos no están para sustituir a gastos nacionales.

A pesar de que no gastamos lo que nos dan sin coste, el ministro ya ha abierto la puerta a pedir créditos, eso sí, si hay empresas que lo pidan.

En suma, la bronca con Trump puede dar votos, los disgustos no los paga el gobierno realmente. Pero, especialmente, no estamos en el mejor momento en la Unión Europea: el retroceso en el liderazgo del que se presumió en pospandemia –el país que más ayudado fue y el primero que recibió recursos-. También se presumió con las excepciones ibéricas y de un nombramiento de una vicepresidenta que ha sido un fiasco.

La señora Ribera, antinuclear, que apoya ahora la nuclear verde europea y, por otra parte, está desaparecida. La Unión Europea ha “tomado nota”, en este campo económico, de las trabas del gobierno sobre la OPA del BBVA sobre el Sabadell. No descartemos que un día de estos alguien diga algo.

Es una evidencia: los retrocesos en política internacional o las decisiones que se adoptan cuestan mucho de recuperar. Nos costó salir del trío de las Azores y, además, ZP sea loado, salimos despreciando a la bandera americana y sacando tropas sin avisar a los aliados, que no eran solo los norteamericanos. De las dudas que ahora generamos es posible que tardemos en salir.

Úrsula ya no ama a Pedro. Algo habrá hecho, ella sigue siendo la misma, aunque tiene sus problemillas (una moción de censura de la extrema derecha, será apoyada por conservadores, socialistas, liberales y verdes). No solo son los “frugales” de la austeridad los que nos vigilan, los demás también: no nos quieren ni en el sur.

Úrsula, vuelve, grita el enamorado.

 

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