Vacances Catalanes (2023): una catarata de riesgo moral se nos viene

Sin duda, pueden interpretar el título de muchas formas, casi todas serán certeras para todo el mundo, excepto para quien debiera. Pero aquí se usa en términos económicos. “El risc moral”, “el moral Hazard” es sencillo de explicar: un sujeto o institución puede adoptar decisiones arriesgadas, sabiendo que un tercero pagará las consecuencias.

Yo lo he aprendido, tiempo hace, en la playa: si una vendedora de pareos le hace una notable rebaja a una española recelosa es porque ha visto que se acerca una finlandesa, que pagará el triple. Las vendedoras de pareos practican, sépase, la discriminación de precios.

En el chiringuito catalán, “la meva guingueta favorita” me han hecho algo parecido esta mañana. Mientras les vendían a unos ingleses una ensalada tirada de precio, al servidor le han cobrado de lubina 70 euros para dos nietos (4 y 8 años) y 3,50 euros de agua para cada uno. En la república que no existe y el chiringuito del Hotel Terramar cuidan al cliente que ni se sabe: dos nietos, 77 euros más IVA.

Pero volviendo al asunto del riesgo moral, aunque uno está de parada biológica. Expresión mucho más elegante que lo de vacaciones, observo que a mis espaldas y sin mi vigilancia se están negociando espurias cuestiones.

Sostiene un tal Ortuzar, que siendo vizcaíno no solo sabe de letras, como dijo Sancho, sino que nace donde quiere y gana elecciones cuando le da la gana, que ha impedido un gobierno de la extrema derecha.

En realidad, no. El señor Ortuzar no ha impedido nada. Ha perdido, incluso en vacaciones se puede sumar y restar: con un aumento de participación leve (1,19), el PNV ha perdido más de cien mil votos. Por cierto, Bildu no les ha debido quitar ni la mitad y el PSOE no ha cubierto la otra mitad. O sea, Ortuzar, ya sé que siendo vasco te va a doler, pero hay gente que pasa de ti y se abstiene.

De lo que se deduce, estimado vizcaíno Ortuzar, que la gente no quiere que el PNV influya, sino que sea una simple minoría.

Ya les iré haciendo los números, es por no aburrirles, pero ponerse en manos de los nacionalistas (debatamos el crecimiento de Bildu aparte) no es una decisión de la ciudanía: los independentistas, salvo el mundo Bildu, han perdido votos, sumidos en la transferencia a otros partidos o en la abstención.

Ortuzar es un bocazas, seamos comprensivos: tiene que ganarle a Bildu unas elecciones. Por cierto, afirmar que es un progresista induce a que los progresistas nos borremos. Pero eso no empece para que veamos, mientras nosotros somos robados en los chiringuitos, que se nos viene encima una catarata de riesgo moral.

Lean los cheques que piden los salvadores de su patria que no es la nuestra, en el más puro clientelismo presupuestario, salvando la cosa de la independencia, la autodeterminación y otras bagatelas imposibles.

Sostienen unos que quieren pelas al contado; otros que se les condone la deuda, Quizá que les troceemos, dicen unos, la RENFE y otro la seguridad Social (lo dicen los pensionistas que más cobran de España y que se manifiestan para hacernos un favor a los pobres españoles y españolas). Todo esto lo pagará un tercero (riesgo moral): usted.

Se afirma que debe modificarse la financiación autonómica. Cosa por cierto que solo saldrá si se compra a algún barón pepero y que, me lo veo venir, pagarán Madrid, Andalucía y Extremadura.

Ya lo hizo el gran Zapatero en un inteligible modelo financiero, que hizo aguas en cuanto los ingresos del Estado se desplomaron, y puede volver a pasar si el PP no encuentra un modelo cooperativo que, naturalmente, no gustará en Cataluña. En el País Vasco y Navarra ya tienen su chiringuito financiero constitucional y pueden preocuparse de otras cosas.

Me encantará ver el momento en que el fugado es amnistiado, indultado o lo que sea. Como resultará que la Ley del Sí es Sí apoya la libertad, por expulsión, de Dani Alves.

Todo esto lo pagará cualquiera menos quienes son llamados a influir en el gobierno, pero que perdieron votos y fueron votados para ser minorías. Una catarata de riesgo moral se nos viene.

 

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