Así es el modus operandi del terrorismo islamista en España

“Ahora [lo] tengo más decidido que nunca, ¿sabes las ganas que tengo de Yihad? Quiero ir a la guerra y morir y convertirme en mártir y luego que Dios me dé otra vida, irme otra vez a la guerra, morir y ser mártir y luego que Dios me dé otra vida, y luego irme otra vez a la guerra para que me maten y ser mártir”… El whatsapp que escribió Mohamed Mohamed Benali en el grupo de la célula yihadista melillense a la que pertenecía revela el grado de violencia, fanatismo y alienación de sus miembros. Así función a el terrorismo islamista en España.

Desarticulada en mayo de 2014, seis de sus siete integrantes –uno de ellos, huido a Mali e integrado en los grupos terroristas yihadistas del Sahel– acaban de ser condenados el pasado día 14 a seis a diez años de prisión y otros tantos de libertad vigilada, tras alcanzar un acuerdo con la fiscalía que, mediante la atenuante de confesión tardía, han logrado reducir sus penas a la mitad de la petición fiscal inicial. Así es el modus operandi de las células del terrorismo islamista según las investigaciones policiales y judiciales del sumario.

La célula dirigida por Mustafá al Lal se constituyó en torno a la mezquita As Salam de la Ciudad Autónoma de Melilla y la policía detectó su actividad ya en 2005, si bien no se obtuvieron pruebas de sus prácticas delictivas hasta años más tarde. Obedecía las instrucciones de la “Yihad global”, que promueve una interpretación totalitaria y extrema de la Sharia o ley islámica y busca su imposición universal e incluir países en un denominado “Califato Islámico Mundial”, una vez abolidas las estructuras legales internas de los Estados donde actúan.

Para ello, esta célula, como todas las demás repartidas por todo el mundo, se servía de labores de captación, radicalización, adoctrinamiento, financiación, entrenamiento y posterior envío de voluntarios a zonas de conflicto para, ya integrados en la rama de Al Qaeda del Magreb Islámico, llevar a cabo acciones militares de naturaleza terrorista o, en otro vaso, realizar acciones terroristas en países occidentales.

El líder de la célula, Mustafá al Lal, “el líder de la Mezquita”, era un referente ideológico y religioso muy influyente en numerosos capas de la comunidad musulmana de Melilla y dirigía el grupo de manera totalitaria, no sólo doctrinal y financieramente sino incluso el desarrollo vital, personal y familiar de cada uno de los miembros de la célula. Captó a los integrantes del grupo, estaba informado de todo cuanto sucedía en él, los adoctrinó en el salafismo violento y los transformó en combatientes yihadistas. Al Lal determinaba el ideario del grupo, las reuniones, el papel que cada uno de los miembros debería desempeñar y sus tareas.

Para su labor de captación y adoctrinamiento, la célula se servía de una abundante munición ideológica. Entre el material requisado a los integrantes de la célula, un centenar y medio de CD,s y DVD,s, en su mayor parte referidos a postulados radicales del Islam, al llamamiento a la yihad y al odio a Occidente, gran parte con imágenes de atentados perpetrados por Al Qaeda y franquicias afines.

Igualmente copiosos eran los archivos informáticos de carácter militar y terrorista de que disponían: cómo preparar una radio-bomba y un-cuadro bomba; un manual de explosivos (con fórmulas y proporciones para la elaboración de artefactos explosivos y de guerra química); vídeos de instrucción fáctica militar del grupo terrorista saudí Harakat al-Shabaab al-Muyahideen y otros con la bandera del grupo terrorista del Estado Islámico; vídeos del grupo terrorista de Mali, AQMI, con ataques con fuego real, con objetivos occidentales, y otros de instrucción militar de operaciones de muyahidines en lucha y de atentados con sermones de fondo y vídeos con Osama Bin Laden, así como del líder de los talibanes pakistaníes Hamimullah Mehsud.

En fin, el material informático propagandístico era, así mismo, muy numeroso, desde documentales del aparato de propaganda denominado Al Andalus a archivos de recitaciones textuales del Corán y de discursos de los principales dirigentes de Al Qaeda.

Todo ello canalizado a través de una página web muy activa: ‘Sharia4Spain’ (‘Sharia para España’).

Los adeptos eran buscados entre hombres jóvenes y, especialmente, entre los procedentes del Ejército o de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Dos de los integrantes de la célula, entre ellos el huido a Mali, procedían, efectivamente, del ejército español. Para ello utilizaban procedimientos coercitivos contra los musulmanes que rechazaban la visión totalitaria del Islam, acusando a los militares de credo musulmán de traición al Islam.

La célula tenía su propio sistema de financiación para obtener recursos que dedicaban a las actividades yihadistas, y a proveer de medios para desplazar voluntarios a zonas de conflicto. Para ello, se servían a veces de artimañas, como simular accidentes de tráfico entre sus vehículos y cobrar indemnizaciones de las compañías aseguradoras por los daños materiales o personales que declaraban haber sufrido. Así, para financiar el viaje a Mali del yihadista huido, obtuvieron 1.500,23 euros de la indemnización de la aseguradora AMA por un ‘accidente’ sufrido a bordo de la motocicleta que conducía.

Ardides en los que eran duchos. Seguían al pie de la letra la Enciclopedia de seguridad para el adiestramiento de combatientes, manual redactado elaborado por los “Hermanos del Centro de Abu Zubaydah”, una sede yihadista creada por terroristas del campo de instrucción de Al Qaeda de la localidad afgana de Khost. En él, un punto que siguieron los miembros de la célula y “especialmente, por los dos que partieron a Mali para incorporarse al AQMI”: acudieron a la comisaría de policía para renovar los pasaportes obedeciendo lo establecido para estas ocasiones: “Al sacar el pasaporte, su foto tiene que ser sin barba. Intenta dar siempre sus fotos sin barba o con una barba ligera en lugares oficiales”, reza literalmente el citado manual.

El rastro, en fin, dejado en sus ordenadores de las búsquedas de la banda en Google Maps Queries, daban pistas sobre sus intenciones terroristas: en abril de 2010 se fijaron las ubicaciones en Madrid del Tribunal Constitucional, el Congreso de los Diputados, el Tribunal de Cuentas y las direcciones generales de la Guardia Civil y de Tráfico.

El tribunal, la Sección 3ª de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, apreció en todos los procesados “la circunstancia modificativa de la responsabilidad penal, atenuante analógica de confesión tardía, como muy cualificada en el caso del promotor [Mustafá al Lal] por las explicaciones ofrecidas en la vista”. Los acusados asumieron “la naturaleza terrorista de las acciones violentas cometidas para imponer cualquier idea y la inexistencia de justificación alguna para esos actos violentos”, así como su compromiso de evitar en lo sucesivo “lecturas erróneas y desviadas de la religión”.

“Confesión tardía” que les supuso reducir a la mitad las peticiones de prisión de la fiscalía, así como diversas penas accesorias, que iban desde la “inhabilitación especial para empleo o cargo público” por periodos de hasta 12 años; “inhabilitación absoluta” por tiempos hasta 18 años y “libertad vigilada” de seis a diez años para cada uno con las siguientes obligaciones: “estar siempre localizable mediante aparatos electrónico que permitan su seguimiento permanente”; “presentarse periódicamente donde el Tribunal establezca” y “comunicar inmediatamente, en el plazo máximo y por el medio que el Tribunal señale al efecto, cada cambio del lugar de residencia o del lugar o puesto de trabajo”.

ExtraConfidencial ha querido saber el actual estado de la web de la célula yihadista melillense, ‘Sharia4Spain’, otrora repleta de publicaciones y vídeos combativos. Hoy, sólo hay un post: “Las bendiciones ocultas de la prisión”, firmada por Abu Said al Britani, pseudónimo del tristemente famoso Omar Ali Hussain, el musulmán británico militante del Estado Islámico. Es una larga exhortación a los islamistas presos en las cárceles de “los enemigos de Allah” y viene a concluir que Una desgracia que te acerca a Allah (subhana wa ta`ala) es mejor que una bendición que te aparta de Allah (subhana wa ta`ala). De esta manera la prisión es una bendición ya que te ayuda a acercarte a Allah (subhana wa ta`ala)”, pues “La vida en este mundo es una cárcel para el creyente y un paraíso para el incrédulo”.

Es una peculiar manera de entender la “Confesión tardía” que benefició a los integrantes de la célula yihadista de Melilla. Pero, mientras todo se quede en contemplación mística…

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