Ella está, no habla, pero está; Ella no se explica, pero existe. Ella encuentra patrocinios, pero no contrata. Ella escribe misivas al Gobierno, pero no recomienda. Ella está mirada por los fiscales, incluso los europeos, pero sólo porque es Ella, la amada del más importante enamorado de España.
Ayer, los enamorados concurrieron al mismo mitin. No; ella no habla, sólo está. Ayer, su presencia tenía una función: ser convertida en “bien de Estado”. Ya se sabe, tras la reflexión del enamorado, que la misma Constitución es atacada si se duda de la ética de la señora. Pero, ahora, ya es un valor democrático y toda afrenta a la señora es una afrenta al porvenir de la patria.
O ella o la extrema derecha ha dicho el enamorado. Y los conmilitones se han puesto a la defensa numantina, no sin preguntarse por qué si otros no imputados han sido expulsados o separados, a ella, la más bella, no se le aplica la misma medicina. Pero, pelillos a la mar, no nos vamos a poner a pedir igualdad de trato si la cuestión afecta a Begoña del alma suya.
El enredo de la cuestión sigue creciendo. Naturalmente la extrema derecha ha tomado la fiscalía europea, es larga la mano oscura de la maldad; al mismo tiempo que la malvada Ayuso se dispone a investigar la verdad verdadera del master, mientras éste cierra sus puertas y ella, la más bella, vende un software que no es suyo a notables empresas. Porque ella lo vale y no va a parar para darles la razón a los maledicentes.
Los rescoldos del asunto no dejan de ser notables. Los jueces se han hartado de que les llamen fascistas, el juez de la causa anda rebrincado, mientras ministros y ministras siguen insistiendo en el “lawfare”, con el apoyo de Sumar y Podemos, que necesitan cubrirse las espaldas, sabiendo que la presencia mitinera de Begoña tiene por objeto una movilización hacia el voto útil que tienen que detener de alguna forma.
Las carantoñas mitineras suenan a estrategia electoral. El amado pide el voto no ya para él, sino para exonerar a su amada. La campaña electoral requiere no sólo de una movilización emocional, sino de ser humanizada frente a los desastres de la amnistía, la endiablada política exterior o la ausencia de contenido europeísta del debate.
El mitin con señora doliente es más movilizador que cualquier discurso político. Ahora bien: qué pasará si la estrategia no da resultado y el pueblo, con su voto, no amnistía a la amada.
Pues que tendremos lío adicional. Si el voto es positivo para el PSOE, se reclamará el inmediato perdón de la encausada. Si ocurre lo contrario, el radicalismo de la oposición e incluso de los aliados aumentará. En cualquier caso, la dama será juzgada y, declarada inocente o no, el daño ético será irreparable.
A nivel internacional el daño a la marca Sánchez, y por ende a España, es irreparable. Ningún medio extranjero ha disociado la expresión “corrupción”. En definitiva, no sóolo una reflexión se nos viene de nuevo encima sino que el ambiente político se hará irrespirable.
La investigación al asociado Barrabés, a la Universidad Complutense, a los fondos europeos investigados se sumará al resto de las agendas judiciales pendientes de la causa Koldo. Debilidad del Gobierno que alentará las maniobras catalanas que nos esperan en cuanto pasen las europeas. La misma semana posterior empezara el lío de la mesa del parlament de Catalunya que sólo dejará heridos.
En definitiva, el exceso de celo enamorado sólo nos conduce a una debilidad institucional que, realmente, sólo perjudica al propio Gobierno, por no hablar del conjunto de la política española.
El debate sobre la extrema derecha puede ser relevante. Ya son siete los Estados miembros de la UE en los que la extrema derecha gobierna o apoya al Gobierno.
La inmigración es un problema generalizado, del mismo modo que el fracaso de la globalización, y sus singulares efectos en la agricultura, una división generacional que, sorprendentemente, empuja a los más jóvenes al voto extremista. Las aristas de las políticas contra el cambio climático refuerzan las mismas tentaciones políticas.
La cuestión es si el recurso al “lawfare” y a la defensa de la amada, en lugar de ir al fondo de los asuntos y a las políticas será suficiente recurso para compensar el malestar y la evidente desafección europea.
No obstante, lo que parece importar es la numantina defensa de la señora del presidente, que como se sabe es ya un “bien de Estado”. Nada como un mitin para normalizar a una primera dama: un bodegón de mitin y señora, momentos antes de la reflexión.