Boyante, pero efímera

Dice el gobernador del Banco de España, cuyo grado de acierto es mayor que el de Tezanos, que la recaudación fiscal este año será como las palancas del Barça y la pluralidad en los programas de la mañana de TVE, “boyante”, pero “efímera”.

Lo primero no hace falta explicarlo, lo segundo sólo hace falta que ustedes vean el programa que ha pasado a oscilar entre sanchismo y podemismo. Francamente, la mañana que escribo esto, dudo que haya alguien de izquierda en pantalla, desde luego nadie de la derecha. Luego hablaremos de que la audiencia arrasará las mañanas de TVE.

Quiere decir el titular que el gobierno se gastará la recaudación presupuestaria, pero que, debido a las perspectivas de riqueza y PIB, no durará mucho y al año que viene, electoral y tras las municipales, habrá menos pasta, salvo que se recurra a un endeudamiento que crece como si gratis fuera.

Calcular el margen se ha convertido en uno de los ejercicios que los analistas están realizando con mayor soltura y que tiene a la ministra Calviño de los nervios. Va a ser un sinvivir hasta que en cinco días el INE haga público el PIB del tercer trimestre.

Para ir calentando motores, que nadie se sorprenda, y con notable cabreo de Calviño, que cambió al director para que no le llevara la contraria, el responsable de productos estadísticos del INE sostiene que el crecimiento del PIB será, décima arriba, décima abajo, cero. O sea que para un crecimiento del 4% anual esperado, los dos últimos trimestres serán planos.

Caída de actividad que tiene una cara A: a menos actividad, menos precios. Y una B, a menos actividad, menos empleo. O sea, que el presupuesto salvador de todos los males puede pasar al limbo antes de empezar su marcha, haciendo inútil la guerra fiscal.

A los mitos económicos en la España de la guerra fiscal contribuyen tanto la derecha (la curva de Laffer son los padres, como les he dicho aquí) como la izquierda, con la moderna teoría monetaria (ni teoría, ni moderna, ni monetaria) que sugiere que el endeudamiento se resuelve con la maquinita del banco central y los impuestos a todo lo que se mueva, salvo que usted cobre menos de veinte mil euros al año.

La izquierda suele decir que el asunto británico se debe a la bajada de impuestos. Lo que no dice es que, también, se debe al nivel de deuda, especialmente de los sistemas de pensiones. Quiero decir que los mercados no se creen que la caída de los impuestos financie endeudamientos (Laffer), ni tampoco pensiones.

Dicho sea de paso, si los británicos estuvieran en el euro, mis amigos y amigas del Banco Central Europeo (menos que “Supermario”, pero gente atenta) lo hubieran arreglado en dos minutos.

De hecho, la prima de riesgo española, que ha subido en 0,42% en lo que va de año, se mantiene en esos niveles debido a que Madame Lagarde afirma que recomprará los vencimientos de deuda española.

Pero a lo que iba. Es “boyante”, pero “efímera” la exuberancia presupuestaria española que, por cierto, es menos de lo que parece. La inflación subyacente, la que mide en qué medida la inflación por energía se ha trasladado a los precios internos, debido a las segundas rondas -salarios, costes no energéticos, etcétera- amenaza con alargarse en el tiempo.

Puede que el IPC suba o baje en función del gas, cuyos mercados de futuros anuncian subidas durante unos meses más, pero la inflación subyacente presionara a las familias que, por cierto, ya están pidiendo créditos para pagar inflación y moratorias para pagar sus hipotecas, muestra de lo efímero que son las políticas generales frente a las que seleccionan ayudas directas: solo 900 millones frente a un crecimiento presupuestario de 30 mil en gasto social.

Así que el colchón que el gobierno se buscó con el IPC ha sido “boyante”, pero “efímero”, durará poco. Calviño está en un sinvivir y el señor del INE al borde del despido, se lo digo yo.

 

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