Todo el mundo tiene un ‘tracking’ que estrena todas las mañanas. Lleno de envidia, como no estoy en la capital donde esas cosas ocurren, me voy al chiringuito a pedirme uno.
Aquí no hay de eso, me dice el caballero serio que regenta el asunto (que ya les he dicho que se parece a Feijóo). Tengo lo de toda la vida: sardinas, “cañailla” (caracoles de mar almerienses) y fino, no estamos para modernidades (ya les he dicho que se parece a Feijóo).
Ante tal perspectiva, no puedo negarme. Yo me haré mi propio tracking y me lanzo a la oferta local, cosa aconsejada por los defensores de la sostenibilidad.
Los que alguna vez hemos hecho una campaña electoral sabemos que este sábado es el más feliz de campaña. Todo el mundo cree que puede obtener un gran resultado y sólo más tarde caerá el peso de la verdad sobre los candidatos y candidatas. Pero este primer sábado, hasta el que ocupa el último puesto se compra un traje, por si acaso.
Los mítines de sábado, quien lo organizó lo sabe, especialmente en verano, son muy de camaradería, aunque no fáciles de organizar. La militancia requiere, especialmente si es verano, que los autobuses climaticen bien, incluso el polideportivo debe parecer una nevera. A pesar de ello, vuelan abanicos y el personal suda de entusiasmo.
Ante tal reflejo de humanidad, los candidatos y candidatas se lanzan, para pasmo de asesores y analistas, a lanzar propuestas que llenen los periódicos.
He oído, entre baño y baño (es que sigo en parada biológica, lo que comento para darles envidia) que la lideresa de la izquierda chanel regala herencias universales. Bienvenida al siglo XIX. Este asunto lo inventó un tal Paine hace doscientos años, los estudiantes del año 35 antes de la era Piketty, o sea en 1974, se lo leímos a Sir Anthony Atkinson.
La propuesta de Yolanda Díaz no es en realidad una herencia, ya que no puedes disponer de su cantidad a tu antojo, sino según criterio del comisario político encargado. Tampoco es a los dieciocho, sino a los 23 y, por supuesto, no está destinada a la igualdad, los nietos de Botin o del dueño de Zara también cobrarán y, además, su destino es hacer empresarios y empresarias.
La izquierda nunca ha sido en realidad muy partidaria del asunto. Es confuso, complejo de financiar (casi sería un punto de PIB). Yolanda Díaz quiere sacarlo de los tenedores de vivienda, con el evidente efecto, entre otros, de subir los precios.
Hay otro, Santiago y cierra España, que anda proponiendo radicalidades populistas al gusto del consumidor. Abascal anda barriendo de la Constitución al aborto, de la inmigración a doce leyes más, que son las de los derechos.
Cosa que señalo no por molestar a Abascal sino para que Angels Barceló, administradora como San Juan de la verdad que nos hace libres, me incluya en la lista de mentirosos y demás. Barceló, que se sepa, es la guardiana del periodismo de verdad verdadero y de las esencias de la campaña electoral, como ella misma ha dejado claro en su púlpito de las mañanas.
A lo que iba, que el puro populismo de Abascal, según veo, ha impresionado tanto al centro derecha de toda la vida que Feijóo se ha ido a un chiringuito en Pontevedra a juntarse con unos doce mil conmilitones (dicho por alguna prensa que no ha sido aún señalada por Barceló como mentirosa, pero eso ella lo arregla en dos días).
En realidad, no sé si Pedro, Pedro, ha dicho algo hoy. Me dicen que está muy concentrado en el debate del lunes, aunque imagino que puede haberse perdido un sábado, pero no un domingo. Así que mañana, imagino, nos dirá algo o quizá presente un decreto, que a tiempo está.
En fin, ya mañana si eso, me buscare un tracking monísimo de la muerte para estar al día. Si no, ya me hare yo uno. Por cierto, ya es desgracia, volver el lunes, en plena ola de calor, y encontrarse con un debate. No hay ‘tracking’ que arregle eso.
https://peregrinomundo1.webnode.es/l/campana-2-en-el-chiringuito-no-hay-tracking/