Corrupción de conceptos

Hace tiempo que liberales como yo estamos hechos un lío. Partimos de la base que cualquiera puede decir de nosotros lo que quiera, hasta en tono cruel o violento, pues para eso creemos en la libertad de expresión. No entendemos, sin embargo, que beatíficas o inanes opiniones nuestras sean consideradas poco menos que delitos de lesa humanidad.

Debemos, por consiguiente, estar equivocados en nuestros conceptos o en nuestros valores, como el de la antigua y desfasada presunción de inocencia, aplicable sólo a agresores callejeros y similares, pero inexistente si eres agente del orden o simple ama de casa.

Es lo mismo que la famosa “tolerancia cero”, ese rigor máximo ante ciertas conductas reprochables, frente a la antañona, e innombrable, virtud de la tolerancia o la permisividad absoluta actual de otras acciones igual de vituperables que aquéllas.

Debe ser que no hemos sabido adaptarnos a estos tiempos de multiculturalismo, o, para ser más precisos, de ciertas actitudes excluyentes de la ley civil, el orden jurídico, la igualdad de las personas y la libertad de religión, creencias y pensamiento que practican quienes no ejercen de “multiculturales”.

Es que nosotros sí creemos en la igualdad de derechos de hombres y mujeres; no como Margarita Nielken, la diputada social-comunista que se oponía al sufragio femenino y, pese a ello, tiene dedicadas varias calles y plazas en ciudades españolas. Por eso tiene menos que ella Isabel de Trastámara, también llamada La Católica, feminista antes de que se inventase el término, que doblegó a los varones de su época, abolió derechos feudales y propició Leyes de Indias que preservaron la población autóctona de América, frente al exterminio ejercido por los políticos anglosajones, machos ellos.

Seguramente, nuestro error es que nadie nos ha enseñado la nueva y correcta historia de España, término él, sospechoso donde los haya, y que ya prejuzga alguna patología de su empleador. Lo cierto es que el “franquista” almirante Alfonso Cervera murió 27 años antes que el alzamiento militar de Franco y eso no es motivo para quitarle una calle.

Y es que la historia está llena de mitos, como el exterminio de los indios americanos, que decíamos. Pizarro, con sólo 168 hombres, conquistó el imperio inca, dos veces la extensión de España. Y lo hizo con la alianza de chachapoyas, cañaris, huancas y otros pueblos que estaban hasta el moño del despotismo incaico. ¿Dónde está, por consiguiente, la explotación del indio?

Y no sigo, pues temo que mi libertad de expresión me cueste un disgusto.

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