“Cristina, sé fuerte”. “Al final la vida es resistir. Yo estaré ahí siempre”. “Cristina, nada es fácil, hacemos lo que podemos”. “Tranquilidad, es lo único que no se puede perder.” ¿Les suena a algo? Esta vez las conversaciones de wattsapp o no se han producido o no se han conocido. Pero todo parece calcado.
En aquel tiempo, con Luis Bárcenas en la picota, Mariano Rajoy aludía a su bonhomía para justificar el error que suponía apoyar a un corrupto y que encima se supiera. Él, decía, no es de los que deja a la gente tirada cuando peor lo están pasando. Siete años después, con el mismo presidente como protagonista y un cambio en la “interlocución”, Cifuentes por Bárcenas, el resultado es el mismo, aunque no se haya producido, o no se conozca, el intercambio de ánimos en el chat.
Cristina Cifuentes se llevó atronadores aplausos de sus compañeros en el encuentro multitudinario de Sevilla y el mismo presidente volvió a tirar de “bonhomía” (o de igual incapacidad de desmarcarse de las corruptelas): “El partido está con la presidenta de Madrid”. Y ciertamente ella se ha hecho fuerte.
“Estamos rodeados, ahora no escaparán”. La frase se atribuye seguramente que también de forma apócrifa al general Custer. Y es que la Asamblea de Madrid se parece ahora mucho a Little Bejorn, en junio de 1876, cuando el intrépido y ensoberbecido militar norteamericano murió en la famosa batalla, ante los indios de Caballo Loco que le superaban ampliamente en número.
Y si no hay tampoco constancia de que la presidenta regional haya repetido una y otra vez el lema suicida tal parece que lo sigue al pie de la letra.