Cuadernos del chiringuito (y 6): Retorno a Sefarad

“Varios son los hombres y diversas son las hablas”. (Espriu usaba el genérico, ya le vale, antiguo que era). Es lo que tienen los poetas de antaño. Eso sí, ya no son los tiempos oscuros de la “Pell de brau”, así que llevábamos más o menos bien lo de hablar diverso.

En mis “vacances catalanas” no he dejado de escuchar rumores de bronca. Aquí ya saben, hay quien cree que los seres humanos descendemos de distintos monos; aunque, es cierto, no todo el mundo parece seguir la corriente.

Ahora que no tenemos ingleses, apenas algún alemán y que los franceses solo hacen botellón, ya se lo tengo dicho: los diversos somos nosotros, los de la meseta.

En fin, que aquí les dejo hablando de hacer república, que lo de hacerla es más complejo. Me vuelvo a Sefarad, a casa como quien dice. Aunque, déjenme que les diga: que yo vuelva y ustedes no estén molesta un poco.

Ya sé que es una venganza un tanto pobre, pero solo me cabe esperar que la ola de calor sea sustituida por granizo abundante, que vuele sus airosas sombrillas y esmeradas paellas.

A mí me dejó el cambio climático tres días sin xiringuito y no protesté. Cosa imperdonable que al parecer no es culpa del gobierno sino del cambio climático. Me lo creeré, que las vacaciones le hacen a uno más crédulo.

Lo sé, para el “ferragosto” se huye. Desde los romanos. El ferragosto (vacaciones de Augusto, es el origen de la palabreja) era que si el Cesar se iba, el resto del personal también. Fiestas y corte se trasladaban a villas y pueblos.

O sea, como ahora, que entre San Roque y las abundantes vírgenes hay más fiestas en el ferragosto que en todo el año. No obstante dicen las autoridades que ustedes se han ido de “no fiesta”, un curioso oxímoron para ocultar la verdad: que ustedes se pasan la orden municipal por ahí mismo.

Hay que reconocer que tiene su aquel ir a celebrar lo que no se celebra. Cuentan mis colegas cronistas que las únicas procesiones y botellones que se podrán observar son las de los policías municipales, ocupados en que el nivel de tonterías no sea muy alto. Aquí en la república que no existe son de natural sositos y no celebran mucho lo de San Roque y lo de Montserrat no es de mucho lío, ni por estas fechas.

Eso sí, tenían las fiestas del barrio de Gracia. Pero la ciudadanía está enfadada. Uno de los Jordis se ha pasado por allí, a proclamar soflamas y a lograr que hicieran llorar a Colau. Cómo son los okupas del barrio, con todo lo que ella ha hecho por ellos.

Los romanos no controlaban lo del cambio climático, pero huían del calor que era un gusto cosa que, por lo que observo, ha hecho usted también. Si el César se ha ido, si Sánchez no está, ya entiendo que ustedes no pintan nada aquí.

El éxodo se ha producido: me bajo en Atocha, y tras el golpe de calor, calculo que la mayoría de ustedes se han ido: será por ahorrar la luz y que la pague su suegra la del pueblo, imagina el cronista.

En realidad me veo como Moretti, paseando por una Roma desierta y tórrida. Eso sí: no veo en vespa, que quieren que les diga. (Nanni Moretti. Caro Diario. 1993, véanla si no la han visto, no tiene desperdicio)

Con ferragosto o sin él, yo regreso a Sefarad, al parecer, ahora, tierra de hombres libres y tabernarios, y les dejo aquí a mis colegas del xiringuito sin Messi, depres, con silbidos a Colau, con Illa ofreciéndose para lo que haga falta, con un tripartito asintomático preparándose, con Aragonés tramando maldades y Puigdemont… Puigdemont huido, naturalmente. O sea, que aquí también están de vacaciones.

Disfruten de las suyas, si es que les queda alguna, protéjanse. Yo ya les iré contando, quedan algunas “serpientes de verano” con las que divertirnos, y el cronista no dejará pasar la oportunidad.

 

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