El caserío, la calle de Cerdán y los inquietantes susurros

La señora más vocinglera y necesitada de votos del Gobierno nos ha hecho, ante el ministro de Justicia que ya es cosa, la pregunta más dura que se nos ha hecho desde el referéndum de la Constitución: ¿De quién son las calles? Las calles pertenecen a la ciudad y la ciudadanía, como el puerto a los barcos. Invitarnos a pelearnos por ellas es convocar a la pelea social. Supongo que cualquier día nos llamarán, en el contexto del permanente desafuero, a disolver la Sala Segunda del Supremo. Mañana reflexionaré sobre ello: esto no va de libertad de expresión, va de otra cosa. Entre tanto, el presidente del Gobierno dice que Koldo miente.

Cuando una información es verosímil, sea o no cierta, el protagonista de la información tiene un problema. La verosimilitud tiene que ver con la credibilidad del protagonista. Que Sánchez u Otegui se vean presos de una información sobre una reunión en un caserío, desmentida por ambos y confirmada por Koldo, es solo un reflejo de esa falta de credibilidad.

Sostiene El Español que Antxon Alonso, socio de Cerdán, organizó un encuentro entre Otegui y Sánchez, en vísperas de la moción de investidura en la que, por cierto, Sánchez no necesitaba sus votos, por lo que, en todo caso, se habría hablado de algo más. Cerdán estuvo y, dice el medio, mantuvo, ya a solas, otros dos encuentros.

El periódico sostiene que dispone de pruebas. Ya ha publicado un número de matrícula y afirma que hay grabaciones de conversaciones de Cerdán y Ábalos con Koldo, en 2018. Sánchez y Otegui han desmentido, Koldo lo ha confirmado dos veces.

¿Es verosímil? Sí. A nadie le sorprende que Otegui conozca caseríos, ni que Koldo conduzca al líder. ¿Es verdad? Pues, de entrada, no; lo niegan los protagonistas. Pruebas no han sido presentadas. Koldo no es periodista, su opinión no vale, en consecuencia. ¿Se guardan como estrategia de comunicación las pruebas?

Ahora bien ¿qué significa este susurro de Koldo? ¿Es una verdad, para avisar de que puede haber otras? ¿Es una mentira para avisar de que hay otras verdades?

En todos los casos nos encontramos con un gobierno atrapado. La gente se lo cree, la experiencia de la relación entre el PSOE y Bildu ha sido crecientemente sospechosa. El trato a los presos y a los festejos proetarras, notables. La conversión navarra difícil de ignorar. Puede que solo sea una deriva política, en cuyo caso es para preocuparse aún más.

Pero lo más preocupante deviene de otras dos esquinas. Por una parte, tanto o más grave que la reunión sería, políticamente, la mentira. Ya hemos tenido otras “inventadas” que se han confirmado. Y la segunda, más importante, es que tenemos un gobierno presionable y potencialmente presionado por sus propios agentes corruptos.

Empiezan a llegar susurros inquietantes. Koldo dice que lo de El Español es cierto. Cerdán hace saber que está enfadado, La Paqui ni les cuento. Ábalos presenta unas preguntas, a modo de testamento, que rozan al ministro Puente -¿Puente, estas bien?- y al ministro Grande-Marlaska. En el seno del PSOE se temen un coro de cantores de Santa Cecilia (fue la semana del 22 de noviembre, la de la patrona de la música, cuando empezaron los penúltimos líos).

Jordi Évole, en un artículo de 2023, en La Vanguardia, escribió que “Si los catalanes tenemos memoria y somos justos, algún día, en algún pueblo o ciudad catalana podremos transitar por la calle de Santos Cerdán”, por su papel en el pacto de investidura.

Évole justificó su postura argumentando que Cerdán había sido una figura clave en la negociación de la investidura, contribuyendo a la estabilidad de Cataluña y que representaba al “español medio”. Cosa que, en realidad, es un desprecio que Cerdán no percibió, porque sabía que él de “medio” no tenía nada: había engañado a la intelligentsia que veranea en Port de la Selva, cosa que siempre anima mucho a los vasconavarros.

El artículo ha envejecido mal, obviamente, y Évole ya habrá renunciado a su reflexión, pero refleja el tipo de periodismo que ha alentado la Moncloa y el propio Cerdán que construyó una aparente figura “ordinaria”, mientras ejecutaba una operación largamente planificada, con orígenes, precisamente, en esa investidura en la que se inscribe el ominoso y oneroso pacto con Junts y la hipotética reunión señalada por El Español.

Que Évole inaugurara la hagiografía del Supercerdán, luego seguida por la señora Montero de los Montero de Hacienda, el propio Zapatero y por la opinión sincronizada, solo responde al periodismo de excesos que se practica en España. Évole, el investigador, confundió al “español medio”, probablemente porque hereda esa costumbre catalana de considerar casposo y cutre todo lo que hay más allá del Ebro.

Una vez defenestrado Ábalos, al que se creía fuente de todo mal, “no existe informe sobre Cerdan”, “no existe informe sobre el ministro de Administración Territorial” y así se escribía sucesivamente hasta que sí han existido y colocado al PSOE en la evidencia: habían mentido, construido un relato. Aunque a Él no le consta.

De aquellos polvos estos lodos. Cerdán no tendrá una calle, pero ¿se habrá visto con Pedro y con Otegui a la vez? Así, entre nosotros, ¿un cambio de opinión más sería relevante?

Las relaciones bilaterales entre el PSOE y Bildu ya han dado los frutos buscados: deteriorar la presencia política del PNV, como factor corrector en el País Vasco, debilitado por los apaños de Aitor Esteban y su jubilación; alentar el abertzalismo navarro y preparar una alternativa radicalnacionalista en el País Vasco. Hubiera o no una “afari” con chacolí en el Caserío, el resultado es el mismo.

Ni pactaría con Bildu jamás, ni dormiría con Iglesias. Ya podéis entender la extremada palidez del protagonista. No se puede vivir sin dormir jamás.

Pero lo que inquieta al socialismo realmente existente, lo que justifica el desafuero, la búsqueda de tensión en las calles, el histrionismo que atrapa al Gobierno y a sus mejores voceros, es el temor a la delación. Nunca han controlado a Aldama, que depone de nuevo esta semana, no controlan a Koldo, Ábalos lanza avisos, se aproxima el jueves, se percibe la aviesa mirada de Cerdán, la torpe fontanera dejó en el pendrive, “puto pendrive” siempre vuelve la historia, una enigmática carpeta llamada “PSOE” que está siendo investigada.

No es el caserío, ni la calle de Cerdán, lo que inquieta son los susurros.

  • https://peregrinomundo1.webnode.es/l/el-caserio-la-calle-de-cerdan-y-los-inquietantes-susurros/

 

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