El espectro de Negreira

Señoras y señores, un fantasma recorre España: es el espectro de Negreira. Contra ese espectro se han conjurado en alianza todas las potencias del más honorable de los deportes conocidos: Tebas y Rubiales, Florentino y la SER, los radicales del Atleti y los polizontes de la Agencia Tributaria.

Se esperaba al Consejo de Deportes, pero llegaron tarde, mientras estudiaban si la cosa entraba en la malversación rebajada aprobada o no.

No cabe duda de que el asunto parece chungo. Pero si Abascal pone por medio a Ramón, para que no le partan la cara, cómo no van a poner los presidentes del Barça a un árbitro para que haga sus cosillas.

Pero qué es comprar un árbitro en ejercicio por siete millones en un país donde el Tito Berni paga mariscadas, güisqui y muchas putas para colocar fondos europeos.

No se valora como se merece la contribución del Barça a la economía de la corrupción. Lo de Negreira es como lo del tres por ciento, pero para menos gente. Es como hacer patria, pero sin montar botellones ni desmedidos desordenes en las calles. Qué es indultar a quien pita mal un fuera de juego en comparación con quien inventa un golpe a la Constitución.

Es que la gente del futbol somos como Ione Belarra e Irene Moreno, unos exagerados que ignoramos el pulido blanco de la inocencia de gente tan cabal y provechosa como Laporta y Yolanda Díaz.

Encima, ahora vienen los de fuera a acusar al Barça de corrupto. Pero quiénes son esos de la UEFA, a los que sólo conocemos por cobrar sueldos notables y trabajar poco, frente a los laboriosos catalanes empeñados en construir país en todos los ámbitos posibles.

Negreira no es un episodio de corrupción, no señores y señoras míos, es un jalón en la historia de una patria, es como el Falcon de Pedro, enseña de nuestra relevancia internacional, qué sabrán esos de la UEFA.

Todos contra el Barça, pobrecitos, derramando billetes falsos en Bilbao tierra amiga, recibiendo gritos de a segunda en toda España, todos los campos, insultando a los grandes árbitros españoles, sin parangón en el mundo entero, todos los árbitros huyendo del VAR, perdón quise decir al Bar, como si fuesen Feijóo, haciéndose el sueco, pasando del partido.

Todos los directivos del Barça haciéndose cómo Arrimadas: una despedida diaria, lagrimeante y poniendo cara de yo no he sido.

Pero vamos a ver: si éste es un país generoso que ha indultado a auténticos abusadores de la Constitución, cómo no vamos a indultar a quienes regalaban sombrillas, tostadoras y cartoncitos de colores personalizados. Si hemos rebajado las malversaciones cómo no vamos a perdonar los obsequios de Negreira, aunque un poco cutres sí que son.

SÍ; resulta que, Patxi lo ha dicho, qué más te dan las mariscadas del Tito Berni, cómo nos van a importar las mariscadas pagadas con la pela del Barça, al fin y al cabo somos del capitalismo liberal.

Si han vaciado su caja en operaciones opacas y presuntamente delictivas no debiéramos ser crueles. Al fin y al cabo, qué es robar al Barça y al futbol español en comparación con fundar una patria.

Hay hasta sobres a mano, encontrados en cajas fuertes que se han escondido en cuartos de baño. Cosa cutre y poco elegante para tratarse de alguien que afirma ser “mes que un club”.

Amigas y amigos, hay que acabar con esto. Un año sin jugar la Champion dicen los de la UEFA. Por Dios, y con quién vamos a hacer risas tras ocho años eliminándolos.

Amigas y amigos, el Barça es como la noria y sus nietos. Si no existiera, habría que inventarla. Visca la opacidad y la trampa y a vivir que son dos días.

Espero que entiendan la ironía y recuerden que si esto lo hubiera hecho un político ya lo estaríamos crucificando, pidiendo responsabilidades y retirándolo de la boda social. Pero no; con el Barça, no.

 

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