Mayo se próxima inexorablemente: ya saben ustedes cuales son las armas de cada cual. A la derecha, con muchos kilos de peso, los impuestos. En la esquina de la izquierda, en un sin saber, las alianzas que dejarán España que no la conocerá la madre que la parió.
Moreno Bonilla, presidente de Andalucía ha decidido, qué horror, suprimir el Impuesto de Patrimonio. La izquierda sale a las plazas: ¡favor a los ricos! ¡Guerra fiscal! Los liberales gritan: ¡Ayuso, tú eres la luz que nos guía! Nunca el impuesto más tonto de la ley ha excitado tanto a la izquierda y a la derecha.
Antes de nada; hablemos del Impuesto de Patrimonio. Lean mis labios o mis palabras: la izquierda suprimió el impuesto; repito, la izquierda de verdad verdadera, suprimió el impuesto por inútil y porque no facilitaba la equidad.
Fue en 2008, cuando el muy grande ministro asesor y mejor candidato a Madrid, que fue Miguel Sebastián, logró que el Gobierno suprimiera el impuesto del Patrimonio. Zapatero y los socialistas firmaron el asunto. Por presiones de la Unión Europea, fue en 2011 cuando Zapatero lo reinstauró por dos años, después, la izquierda decidió mantenerlo en sus programas: había que ganar votos contra los ricos.
Señoras y señores, según la Agencia Tributaria, en 2021 el impuesto recaudó en Andalucía 93 millones de euros (los 120 millones de los que se habla son los presupuestados aun no liquidados). Las personas que los pagaron, no pagaron más de una media de seis mil euros. ¿Alguien cree seriamente que una persona, fondo o empresa se cambia de residencia por seis mil euros?
Morano Bonilla hace demagogia. Cualquier supresión de un organismo autonómico innecesario ahorraría más a la ciudadanía. Populismo, en la misma medida en que los ministros y ministras en tromba hacen populismo con los efectos de 93 millones. Pero es lo que hay.
La insuficiencia del impuesto, es decir su falta de eficacia recaudatoria era el primer argumento de la izquierda. El segundo, la falta de equidad.
La equidad vertical (que pague más el que más tiene) no se cumple. Este impuesto, lo siento camaradas, no lo pagan los ricos: los ricos tienen su patrimonio en fondos y sociedades que no son sujetos del impuesto y que si les molesta se van, por un poner a la izquerdosa Portugal, donde no se paga por este asunto. Este impuesto lo pagan las clases medias.
Pero tampoco cumple la equidad horizontal (dos personas iguales deben pagar lo mismo). Dos personas que ganen lo mismo no pagan lo mismo: si una ahorra, paga; si una se lo gasta todo, no paga. Si uno invierte en inmobiliario, paga menos que si invierte en negocio. ¡Viva el apoyo a la inversión productiva!
Dice la ministra portavoz que 93 millones arruinan la sanidad y educación andaluza. La reducción en 16% el IVA en el gas (cedido en un 50% a las Comunidades) reduce la financiación autonómica en proporción mucho mayor.
Otros portavoces de la izquierda han decidido que lo mejor es retrotraer la financiación autonómica. Por cierto, el gran salto en lo que se llamaba “corresponsabilidad fiscal” es un invento de la izquierda (Zapatero y el último acuerdo financiero).
El ministro de la Seguridad Social ha hablado de “recentralizar”. VOX encantado. Yo ya les he dicho aquí en más de una vez que, cuando se da aliento al jocobinismo económico, el jacobinismo político viene enseguida.
Los liberales alientan la demagogia de los gobiernos del PP. Entre ustedes y yo, no hay ningún estudio que diga que la reducción de impuestos cedidos haya provocado sustanciales cambios de censos fiscales.
El incremento en el stock de declarantes de Impuestos de Patrimonio o cedidos en Madrid- la comunidad más estudiada- se debe más a shocks económicos u otras políticas que hayan hecho de Madrid una región más atractiva no tanto para los ricos como para inversiones empresariales y extranjeras: los datos que existen revelan que es el impuesto de Actos Jurídicos (las escrituras de negocios) el que más se ha perdonado en Madrid.
Cosa en la que Moreno Bonilla no ha caído en su llamada a las empresas catalanas. Comunidad, cierto, donde los impuestos son más altos, pero es que ser nación tiene un coste, qué le vamos a hacer.
España tiene un déficit de equidad fiscal y un problema de mala recaudación para el PIB que tenemos. El crecimiento de la presión fiscal española que critica la derecha, en relación con Europa, no se debe a impuestos sino a las cotizaciones sociales.
Pero nada, estamos en campaña electoral, aguantemos cómo el impuesto más tonto de la ley excita a la izquierda y los liberales. Mayo está cerca.