Invierno demográfico. Iba yo, y voy, a hablarles del asunto, aunque quizá de forma liviana, los viernes ya saben que este blog no se pone excesivamente sesudo, cuando recibo perentorio wasap de mi contertulio y amigo Paco Revuelta, siempre atento a mejorar mi capacidad acumular saberes inútiles.
Pues bien, el wasap ha sido convenientemente contrastado por los asesores del blog. La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios ha tenido conocimiento de la venta de unidades falsificadas de dos modelos de preservativos de la marca Durex, en un establecimiento comercial en Salamanca (apunten: España Vacía y envejecida, da qué pensar).
Una afrenta. Los modelos falsificados son el Mutual Climax y Durex Pleasurmax. La empresa ha confirmado que el número de lote que figura en estos productos falsificados corresponde a un producto original de Durex ya caducado, llamado Durex Fetherlite.
La agencia del medicamento ha pedido a los usuarios que verifiquen sus preservativos. Ya que estamos, y cumpliendo mis obligaciones de servicio público, yo les sugiero que, de paso, vigilen su caducidad.
Ya sé que para muchos pensar en preservativos es como creer en milagros. Vamos muchachos y muchachas, hasta Rosalía se ha puesto espiritual y derrama religiosidad, cree en algo, aunque al parecer ha dejado de usar el preservativo.
No; estimados y estimadas, el preservativo no se puede guardar en el “watch”; como no usáis billetera, a ver dónde lo lleváis: probablemente, en el mismo bolsillo trasero del vaquero en que ponéis el móvil, lugar apropiado para roturas y cosas de esas que el día que se produzca el milagro harán inútil el látex.
No obstante, ésta es una noticia inquietante: ¿Será una organización criminal organizada con propósito de permanencia? ¿Será un pedido especial de algún Parador Turístico de los que frecuentaban Ábalos y Koldo, ahora sin posibilidad de uso? ¿Será un intento farmacéutico de vaciar stocks?
Podemos ir más allá y ponernos conspiranoicos: ¿Sera una artimaña de la iglesia para aumentar el número de bautizos? ¿Ya que han aparecido en la España Vacía, será un intento de Sánchez de aumentar los votos en sitios donde siempre gana la derecha? ¿Más aún, será alguna cadena de radio de nuestra competencia que trata de impedir que nuestro compañero Javier López gane una Antena de Oro, haciendo programas sobre la España Vaciada?
Preguntas inquietantes que hago sin otro propósito que demostrarles que se puede ser conspiranoico con base científica, sin necesidad de recurrir al terraplanismo o a las malvadas estelas de los aviones.
El caso es que, este martes, el INE ha publicado la encuesta continua de población. Y sí; tenemos un serio problema: un grave invierno demográfico con importantes consecuencias sociales y económicas.
En España somos ya 49,4 millones de habitantes (nacidos fuera 9,8 millones, el 19,8%, de ellos han sido nacionalizados 2,7 millones). La población ha crecido en un año algo menos de un 1%, gracias a los extranjeros. La población de origen español se ha reducido en un 0,02%.
Por cierto, para discutir sobre la diseminación del PIB. Si el producto ha aumentado un 3% y la población un 1%, el PIB per cápita ha aumentado un 2% (puras matemáticas, se dan explicaciones gratis para que no hagáis el ridículo, queridos. No; la inflación no cuenta, ya está descontada en el PIB). Que eso tenga que ver con el salario es otra cosa: más gente trabajando, no produciendo más, la vida real es otro debate.
A lo que íbamos. El crecimiento vegetativo en España fue negativo: en los dos últimos años da un saldo de -114.937 personas. Se muere más gente que nace.
El pasado 7 de julio Óscar Puente respondía a una propuesta de VOX rechazando la inmigración diciendo: ¿Incluidas las que limpian en sus casas o cuidan a sus padres? ¿Incluidos los que les recogen las cosechas? Entonces fue un irónico y magistral zasca a los ultras.
Ayer, Ayuso dijo exactamente lo mismo a los mismos. Las habituales máquinas de fango y despistados de guardia (Javier Ruiz, Santaolalla, Pilar Alegría y Maroto) han calificado la frase de clasista: la doble medida y eso.
Tienen ambos razón al decir que necesitamos inmigración. Probablemente se equivocan en los sectores que eligen: requieren escasa formación y generan menos productividad. Éste es nuestro drama.
Las cifras conducen a un envejecimiento creciente que está provocando una inaudita brecha generacional. Podemos hablar de pensiones, también podemos asesinar “boomers” o dejarles sin pensión, aunque esto tendrá dos efectos: seguiremos siendo pocos y los abuelos no podrán pagaros las cervezas, muchachos y muchachas.
El envejecimiento tiene que ver también con la caída de la productividad, la insuficiencia de los recursos fiscales y la pérdida de capital humano. Nuestro país, como casi toda Europa y países desarrollados, necesita políticas demográficas, también migraciones ordenadas y políticas laborales que no castiguen la experiencia.
Teniendo en cuenta, en consecuencia, que la inmigración que recibimos no parece usar el preservativo, la falsificación de los mismos no solo es una amenaza a la salud, especialmente de los jóvenes, sino una amenaza más a la generación Z.
Tiene su ventaja, igual los jubilados podemos seguir dándonos la vida cañón y los Z hacen algo y se ponen a perseguir falsificadores de preservativos o, pensándolo fríamente: ¿No serán los Z los que organizan la falsificación de preservativos para que alguien pague sus pensiones?
Yo, siendo viernes, me iré a tomar un vinito, el tabernero tampoco está para repoblar España, pero yo se lo digo, todo sea por los Z. Tengan buen día.



