Recuerdo que durante los días previos a la moción de censura de Pedro Sánchez, éste argumentaba que su único objetivo era estabilizar España y convocar elecciones lo antes posible. Tengo que reconocer que ya entonces eso de estabilizar España me sonaba raro, pero me convencí de que a mí se me debían de escapar cosas que a un prohombre no. La cuestión es que aquí estamos cuatro meses después y no tengo la sensación de que se haya avanzado mucho en ello, es más, a fuer de sincero, creo que todo ha empeorado bastante.
Los nacionalistas campean por sus respetos ninguneando al gobierno desde que este mantiene relaciones bilaterales con ellos. Las calles de Cataluña se han convertido en un polvorín entre los que quitan lazos amarillos y los que los ponen y los manteros que, poseídos por el deseo de legalizarse algún día, han decidido apoyar a los independentistas. Es evidente que el discurso de estos y de la equidistante izquierda los hipnotiza.
El FMI nos avisa de que se acerca una recesión particular, y digo particular porque solo afectará a España, la Comunidad Europea y la zona euro con sus políticas capitalistas y represoras están a salvo. Es en España, desde que ha llegado la libertad, donde más ha caído la inversión, donde los bancos amenazan con trasladar sus sedes sociales y las agencias de calificación se están fijando.
Por otro lado algo dentro de mí me dice que todo eso es cosa de fachas, que no es cierto. Que nosotros sacando a Franco del Valle de los Caídos, concediendo a Cataluña el referéndum de autodeterminación, devolviendo a los presos de ETA a sus regiones sin que hayan pedido perdón o mostrado su arrepentimiento, permitiendo los sindicatos de prostitutas, quitando las concertinas de la valla de Ceuta y Melilla y trayéndonos a cascoporro a todos los emigrantes que cruzan el Mediterráneo, todo eso lo tenemos solucionado por mucho que algunas empresas hayan decidido que en otros países de Europa, a pesar de la poca libertad que se respira en ellos, se esté mejor y hayan amenazado con marcharse.
Da igual que la Volkwagen de Pamplona tenga que cerrar 8 días por la guerra contra el Diesel que el gobierno ha emprendido unilateralmente, que Arabia Saudí amenace con dejar de comprarnos todo aquello que con la ayuda del Rey y Corina les vendimos y que destruirá más de 6000 empleos directos. No se preocupen por tan nimia cosa. Franco tendrá una bonita fosa en algún cementerio español y su familia aún cobrará por exhibirla.
Bueno, no crean que todo es malo, que no es cierto. En justicia vamos avanzando. Ahora un juzgado de Primera Instancia de Bruselas, algo parecido a un juzgado de Primera Instancia de Lepe (los juzgados de Primera Instancia son iguales estén donde estén), ha decidido que está por encima de nuestro sistema judicial, incluido el Supremo, y que puede darnos lecciones cuando queramos gracias a que en la Moncloa tenemos a un individuo que, consciente de nuestras carencias judiciales y de la falta de derechos que acumulamos, se dedica a mirar para otro lado mientras un mindundi pasa por el filtro a nuestro TS aprovechando que cuatro “presuntos golpistas” huidos de la justicia española han denunciado falsamente al juez Llarena, ¿Y qué más da…?
La verdad es que puede que alguien crea que tengo prisa por que se celebren esas elecciones generales que den la tan cacareada victoria a Sánchez, que desde que controla el CIS está que se sale, pero no es así. Este periodo de Estabilidad que tan adecuadamente progresa —vean si no como sube el desempleo, desciende el PIB (relacionados ambos de forma inversamente proporcional), caen las ventas de minoristas, las de viviendas, las exportaciones, el turismo y se descompensa la balanza comercial— ha disparado las alarmas europeas y el comisario Moscovici —empeñado en hacernos cumplir los compromisos adquiridos en el pasado en cuanto a techo de gasto y presupuestos, y quizá atemorizado porque el gobierno haya dado carta de naturaleza a los antisistema europeos (Podemos) y juntos hayan intentado anular el Senado ilegalmente para desobedecerles en materia presupuestaria— no deja de visitarnos.
Pero no se preocupen que Sánchez, si ve que esto se tuerce, desentierra a Queipo de Llano, anula la sentencia de Lluís Companys y si llega el caso abre juicio sumarísimo contra los Reyes Católicos y en un pis pas suben las exportaciones, el PIB, baja el paro y en seguida somos la envidia de Europa.