Feijóo se toma el trago y Sánchez alquila el partido

Pues menos mal que había partido, si no el PP barre a la izquierda por décadas, si no lo ha hecho ya. Es divertido que la misma noche electoral, un minuto después de conocerse las primeras encuestas, resultara que el periódico portavoz del progresismo global, animador del “hasta el final”, nos comunicara que, en realidad, la probabilidad de que ganara la izquierda en Galicia venía a ser del 23%, cosa que durante una semana negó en su línea editorial.

En ese mismo instante una cronista de un medio de la izquierda de verdad verdadera nos advertía en TVE que, atención televidentes, la cara de la portavoz pepera no era muy alegre.

Una vez conocidos los números, las cosas son como son: es decir, se quedan como estaban, prácticamente, con un matiz: la izquierda política ha sido triturada. Tardaremos en saber si el asunto de la amnistía ha machacado al PSOE o lo de Barbate ha hecho daño, si lo de Sumar y Podemos es torpeza y soberbia o si se equivocó Feijóo o los de los pellets.

A lo mejor, el asunto es tan simple como que los gallegos están a sus cosas y la estabilidad prima sobre la convulsión y una corriente de voto útil se llevó por delante el ego de Sánchez y las provocaciones de Zapatero, muy acostumbrado a algunas satrapías foráneas como para entender lo que por aquí pasa.

Que una Comunidad Autónoma, por relevante que sea, Galicia o Andalucía por un poner, decida la alternancia no tendría relevancia especial si no fuere porque quienes viven en el centro del universo, especialmente en el liderazgo político, necesitan argumentarios para sobrevivir.

No hubo alternancia, pero no se equivocaron los gallegos. Quienes se equivocaron fueron otros.

Gracias Tezanos, queridísimos gurús de la Moncloa y no menos apreciados tertulianos de la noche televisiva. Sin vosotros y vosotras hubiéramos estado una semana hablando de amnistía.

Algunos mitos han caído. Primero, si la participación crece, la izquierda vence. Pues nada, la participación ha crecido y el PP se ha quedado un 42% del aumento de la participación electoral. Sánchez lo cambiaría todo, porque él lo vale, y ha enviado a su candidato al abismo. Las izquierdas de verdad verdadera han hecho el más soberano de los ridículos poniendo en riesgo su propio futuro.

La izquierda urbana, de tradición obrera, se ha desvanecido. Vigo para el Bloque, Ferrol para el PP. Los valores de la izquierda de siempre, por mucho que la mente de Sánchez opere en bloques de poder, se diluyen como lágrimas en la lluvia cuando se desvanecen los discursos y argumentos que lo sostienen.

El Bloque ha mantenido su liderazgo por años, con paciencia y en una campaña plana, sin astracanadas, alentando un voto útil y transversal, tipo centro izquierda de las de antes.

Un PSOE crecientemente podemizado, envejecido y sin otra estructura que una colección de liderazgos vicarios del jefe, puede organizar un bloque progresista con una pandilla de carlistas, pero difícilmente sostener el poder territorial multinivel y la cogobernanza de la que tanto presume.

Sánchez ha alquilado el partido a los que le garantizan su poder, el Bloque por un poner, independientemente de que los valores de izquierda no estén realmente sostenidos por el Bloque Nacionalista.

El socialismo realmente existente y la izquierda de verdad verdadera se han estrellado de forma estrepitosa. Por egos, por precipitaciones y, quizá, por desprecio a Galicia y los líderes populares.

Feijóo no habrá hecho la mejor campaña de su vida y la habilidad de los populares para pegarse tiros en los pies es notable, pero disponía de estructura partidaria y de discurso de estabilidad suficiente para sostenerse. Feijóo no ha pasado un trago, se lo ha tomado.

Ahora, en la paz del resultado, quizá la derecha logre desembarazarse del asunto de VOX, tan apaleado como la izquierda y de las tentaciones de la exageración y de la radicalización del conflicto político. Rueda ha mostrado que un hombre tranquilo puede con la radicalización, sin excesivas astracanadas.

Los resultados de las gallegas sembrarán dudas en algunos ámbitos socialistas, pero difícilmente cambiarán el rumbo político. Se van a acumular noticias regulares, en lo económico, lo político y, probablemente, en el ámbito europeo. Esa previsión de las creencias ciudadanas sí puede estar tras las gallegas más que otras cosas.

 

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