Fidel Castro grabó en los hoteles la vida privada de artistas españoles en sus viajes a Cuba (2)

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Marujita Díaz, Mariñas, Pepe Navarro, Sabina, Imanol Arias, Massiel, Sara Montiel, Gades, o Naomí Campbell, Kate Moss, Jack Nicholson y hasta el escritor García Márquez fueron algunos de los personajes a los que el régimen de Fidel Castro, a través de sus servicios de contrainteligencia, espió y grabó en su momento de forma clandestina en la isla caribeña. Era una práctica que seguía el régimen dese finales del siglo pasado, según contó en su día D. F., un exespía miembro del Departamento 11 de la contrainteligencia cubana y conocido como el ‘agente Otto’: «Cuando ellos llegaban al Hotel Nacional o al Meliá Habana las habitaciones ya estaban preparadas con los sistemas más sofisticados de audio y vídeo», dijo entonces este espía en declaraciones que ha rescatado ahora Jorge Ventura en extraconfidencial.com.

A finales de la década de 1990, en el programa Tómbola, que emitían las televisiones autonómicas Canal Nou -ya desaparecida- y Telemadrid, Dinio, el novio cubano de la desaparecida Marujita Díaz, amenazó a Jesús Mariñas con hacer públicas unas fotos íntimas del popular periodista de la prensa rosa en Cuba. Mariñas interpuso una demanda contra Dinio. Pero lo que no sabían ni Marujita Díaz ni Mariñas, es que, durante sus visitas a Cuba, ambos habían sido controlados y grabados por los servicios de la contra inteligencia cubana.

Así lo desveló el ‘agente Otto’, nombre en clave de D. F., un exespía del Departamento 11 de la contrainteligencia cubana que desertó de la isla y que reveló que «siempre que todos ellos se alojaban en el Hotel Nacional, hasta el más mínimo de sus movimientos era grabado en audio y vídeo. Las habitaciones ya estaban preparadas de antemano. No se nos escapaba ni una sola de sus actividades, ni fuera ni dentro del Hotel».

Los servicios de espionaje cubanos sabían el día y hora exactos en que los personajes designados por el Gobierno de Castro para ser investigados llegarían a Cuba, gracias a los informes previos enviados por los miembros de la inteligencia cubana en España.

Las declaraciones del ‘agente Otto’, que en parte fueron publicadas en su día y nunca desmentidas, rescatamos ahora: «Había un determinado número de habitaciones que estaban siempre preparadas. Eso no significaba que se grabara permanentemente; sólo cuando la persona era de interés. Por regla general, además de los aparatos de audio y vídeo, un agente de los servicios de contrainteligencia se hospedaba o bien en la habitación superior, o en la de abajo, o en las contiguas. Para no levantar sospechas se elegía a una pareja joven o a un matrimonio con niños».

Según ‘Otto’, «Fidel Castro era un consumidor insaciable de escuchas y vídeos, sobre todo de personas de relevancia mundial, con poder político». Según este exespía, al parecer, ni sus más íntimos amigos se libraban. Uno de los ejemplos más llamativos sería el de Gabriel García Márquez: «Fidel presumía de amistad con el premio Nobel García Márquez: Una relación que llevó al Comandante en Jefe a entregarle una casa de protocolo del Consejo de Estado para su uso particular. Pero durante la remodelación del inmueble había más cables de vídeo y de escucha que de electricidad. Se le grababa todo. Y es que Fidel no tiene paz con nadie en ese sentido. Si es así con su gran amigo, imagínense con todos los demás».

Otro de los personajes que tampoco se habría librado de estas prácticas de espionajes habría sido el bailarín ya desaparecido Antonio Gades, pese a que en diversas ocasiones manifestó su admiración por el régimen castrista. Gades gozaba en Cuba de unas condiciones excepcionales de vida. Según ‘Otto’, allí disfrutó de una casa que le cedió Raúl Castro: la ‘Tropicanita’, porque estuvo ligada al dueño de Tropicana, que luego se reconvertiría en una casa de protocolo del Ministerio del Interior para uso de Gades.

El exespía cubano reveló que Juan Manuel Pardo, un cubano de avanzada edad, era la persona encargada de atender entonces al bailarín español. Pardo ejercía en esos momentos la misma actividad que el exagente ‘Otto’ realizaba con destacados empresarios españoles: vigilancia las veinticuatro horas del día. Y es que el régimen cubano tenía establecido lo que en argot interno se denominaba «código especial», eufemismo según el cual a todo personaje de categoría y con poder de influencia que visitara Cuba se le sometía a estrecha vigilancia.

El Hotel Nacional fue el centro de la contrainteligencia cubana

En ese sentido, el Hotel Nacional se había convertido en uno de los centros neurálgicos para las operaciones de la contrainteligencia cubana. Alertados por sus compañeros de la inteligencia en España del lugar de residencia seleccionado por los distintos personajes, eran los agentes, como ‘Otto’, los encargados de hacer cambiar de hotel a los personajes que debían ser investigados. En la mayoría de los casos lograban convencerles para que se alojaran en el Hotel Nacional.

El actor Imanol Arias fue uno de ellos. Según el testimonio de D.F., «a esta persona se le concedió una residencia oficial en Cuba para que contribuyera a estrechar los lazos de colaboración cultural entre los dos países. Una residencia que, por supuesto, estaba pinchada».

Otro de los sometidos a un estrecho seguimiento fue el polémico periodista rosa Jesús Mariñas: «Él siempre se hospedaba en el Sol Meliá, en el Meliá Cohiba o en el Meliá Habana. Yo no le espié directamente, pero mis compañeros del Departamento 11 me pedían informaciones sobre él porque sabían de mis contactos con España y de mis relaciones con destacados empresarios españoles».

Las cantantes Massiel y Sara Montiel, así como Joaquín Sabina, también habrían sido sometidos a una estrecha vigilancia. «Se hospedaron en distintas ocasiones en el Hotel Nacional y todo personaje de relevancia que se alojara allí era espiado. Casualmente, el Hotel Nacional está situado justo enfrente de la sede de los Departamentos 3 y 4, en una esquina entre las calles 19 y O».

No consta que esto siga ocurriendo en la actualidad, pero ¿qué ocurre con esos vídeos y audios grabados? ¿Dónde está ahora esa cintateca? Según ‘Otto’, esos materiales los controlaba directamente la fílmica del Ministerio del Interior, así como la técnica operativa secreta, aunque en algunos casos pasaban a los archivos de la central del Departamento 10 y otros se trasladaban a la videoteca personal de Fidel Castro.

También a Naomi Campbell y a Jack Nicholson

Al igual que los españoles, todos los ciudadanos americanos parecían ser objetivo prioritario de los servicios de contrainteligencia cubanos. El caso más llamativo pudiera ser el de la modelo Naomi Campbell, en una de sus primeras visitas a la isla, hace más de una década, acompañada de la también modelo Kate Moss. La orden de vigilancia era rutinaria: las veinticuatro horas del día. Pero la alerta máxima se decretó cuando cundió el falso rumor de que compartiría habitación con el actor Leonardo Di Caprio.

Resulta que Campbell se hospedó en la suite presidencial del Hotel Nacional, una habitación que era ocupada, entre otros, por destacados dirigentes de Palestina, Líbano y algunos Príncipes de Arabia Saudí durante sus visitas privadas. El falso rumor de que Campbell y Di Caprio compartirían la suite se extendió como la pólvora y se actualizaron todos los dispositivos de seguridad y vigilancia. Al final, todo quedo en eso, un rumor.

El actor Jack Nicholson habría otro de los personajes fuertemente vigilados durante sus estancias en el Hotel Meliá Cohiba. El hecho de que algunos hoteles fueran de titularidad española no daba inmunidad para no ser espiado, según ‘Otto’: «Los dueños de un hotel que compartían la titularidad al 50 por ciento con el Gobierno cubano tenían que acatar la directiva que marcaba el Departamento 11 a través del oficial del G2 que se encontraba destinado en ese hotel. Ellos sabían perfectamente que es lo qué hacía el G2 y quiénes eran y tenían la obligación de colaborar con ellos».

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