La duda: ser okupa de la Sareb o de mi arrendador

Ya en alguna ocasión les he comentado aquí que, a veces, me surgen dudas. Hubo un momento en que no sabía si hacerme “finlandés verdadero” o del Partido Pirata. Eran dos formaciones políticas que obtenían diputados en el Parlamento Europeo y resolvían “ese pequeño problema” que, a veces, asalta al electorado de izquierda: a quien votar.

Menos mal que Pedro Sánchez está en todo. En esta ocasión, ha decidido que, ya que dudamos si votarle o por si somos fachas, ha decidido que nos hagamos antisistema y okupas.

Personal que, como se sabe, no vota a nadie y, así, Tezanos, el Certero, podrá borrarnos de la lista de votos en trasvase a otras formaciones, a la derecha o a la izquierda, que tienen al prócer en un sinvivir.

Así pues, ha promovido un cambio en la Ley de Enjuiciamiento Criminal para proteger a los okupas.

Lo ha acordado en reunión con el personal por Pablo Iglesias tutelado, con todo el catalanismo realmente existente por Rufián encabezado (ERC, PdCat, CUP), por supuesto no ha faltado el concurso esperado de las mesnadas de Yolanda (Compromís y Más País). Echo de menos a Bildu, pero seguro que se suman, aunque éstos como deben tener casa y al personal vasco no le ocupa nadie, hasta ahí podíamos llegar, parecen menos preocupados.

Si a la Ley de vivienda que ya era compleja, tan mala para los inquilinos como para los arrendadores, ahora añadimos unos cambios que convierten al okupa en dueño gratuito de propiedad ajena, el desastre futuro será mayúsculo.

Cuando se esperaban medidas exprés para resolver un problema que se ha convertido en serio en muchos lugares, lo que se recibe es una agresión, probablemente inconstitucional, a la tenencia de vivienda propia.

Así pues, estimado arrendador que sostiene mi techo, habiendo el abajo firmante alcanzado la condición de jubilado, lo que me convierte en vulnerable perpetuo y, aunque no lo sea, da igual, me veo en la obligación de advertirle que un día de estos me quedo con su piso.

Y, si acaso, ya se encargará usted de mantener a sus preciosas niñas y los costes de su traslado laboral, que ya me dirá quién le manda a usted y a su señora cambiar de lugar de empleo, pudiendo pedirse un salario vital de esos tan monos.

Lo único que retrasa mi decisión es que no sé si será más conveniente “okupar” un piso de la Sareb. Sostiene el banco malo que sospecha que seis mil de sus pisos están “okupados”. Como no lo sabe fehacientemente ha contratado a una empresa para que los cuente. Cosas de la Administración.

Afirma, igualmente, que unos cuatro mil lo son por personas vulnerables con los que quiere negociar módico precio, o sea gratis, que ya se encargarán alcaldes y presidentes autonómicos y otros dos mil por personal que sí puede pagar, pero no le sale del papo.

La Sareb, como se sabe, no emprende desahucios, acciones legales, ni cosas por el estilo. Primero, porque no sabe dónde están sus pisos, segundo porque el Gobierno no le deja y, por último, porque aspira a colocarle el marrón, por módico precio, a una comunidad autónoma, preferiblemente Cataluña o Valencia, que son amiguetes. Al resto aspira a colocarle metros de suelo en lugares improbables.

Es esta perspectiva, estimado arrendador, la que me detiene de comunicarle que voy a “okupar su vivienda. Usted y mis lectores estarán pensando que estoy en el modo ironía que ustedes detectan a menudo. Quizá tengan razón… o quizá no.

La ley de vivienda está quedando muy chula para audaces antisistema, “okupas” o para montar un “narcopiso” gratis, modelo Barcelona, que queda muy majo, tiene pocos costes fiscales y ahuyenta a turistas extranjeros de esos que son culpables de que nuestras viviendas sean tan inaccesibles.

Es lo que tiene hacer leyes tan importantes como necesarias en plena campaña electoral. Que se le va a uno o una la mano del oportunismo, la constitucionalidad o el sentido común.

España necesita aumentar su alquiler y hacerlo a precio asequible -claro que pasar del 3% al 20% de vivienda alquilada, cuando en Europa está en el 9%, no se lo cree nadie-. Nadie, tampoco, ha negado nunca la necesidad de un cambio cultural en materia de vivienda.

Lo que si se afirma en todos los sitios donde se conoce el problema, con la excepción de los laboratorios de ideas de la izquierda de verdad verdadera que, a fecha de hoy, sólo ha expulsado viviendas del mercado, es que construir es más eficiente que topar.

Diversos estudios sobre la experiencia catalana coinciden en que para una disminución media de aproximadamente del 5%, se observa un efecto desigual a lo largo de la distribución de precios, ya que ha producido las subidas en los alquileres más bajos y la salida de inmuebles del mercado. Y que más del 30% del alquiler sigue por encima del precio de la Ley. O sea, que la filosofía catalana de regular topes no mejora el mercado.

La vivienda de alquiler crece construyendo. El fiasco de la Sareb (no; no había 50 mil viviendas) ha conducido, primero, a descubrir que lo de la vivienda vacía en España era una ficción y, segundo, que o paga Europa o no hay dinero para construir alquiler y, si me apura, tampoco propiedad. La vivienda que se vende es de segunda mano.

Si hace cuatro años alguien hubiera salido del laboratorio de ideas falaces, contado las viviendas del banco malo y se hubiera lanzado a construir en las zonas tensionadas igual estábamos mejor y entregando viviendas por estas fechas, tras la oportuna tortura de los responsables de urbanismo en las correspondientes ciudades. Pero no, teníamos que negociar, esperar a la llegada de una campaña electoral y dejar unas casas vacías monísimas para ocupar en la costa.

Como eso no ha ocurrido, aquí me tienen dudando: ser “okupa” de mi arrendador o de la Sareb. Esa es la cuestión.

 

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