La espada de Damocles

Una frase de la película “Soldados de Salamina”, basada en la excepcional novela del mismo título de mi admirado Javier Cercas, dice: «La izquierda siempre decepciona; la derecha, no… la derecha ya sabes lo que persigue…» La frase no está en la novela, pero no por ello deja de ser una revelación.

Acabamos de conocer la sentencia sobre la trama Gürtel y es evidente que muchos españoles se sienten decepcionados; también que la oposición debe hacer algo al respecto, y he ahí donde Pedro Sánchez, en un alarde de valentía y responsabilidad, sin haberlo meditado ni con la almohada, lanza su capa hacia atrás, muerde la daga entre los dientes, desenvaina a Tizona cual Cid Campeador y salta a las primeras planas de los periódicos y noticieros, y sin permitir que la sociedad digiera la sentencia, como si del zorro justiciero se tratara, lanza su órdago al gobierno y presenta un envenenada moción de censura.

Puede que a priori el espectador crea que es lo justo y necesario; puede. Pero apenas meditas unos minutos te das cuenta de que este hombre aún no ha reparado en la afilada espada que cuelga, atada por un único pelo de crin de caballo, directamente sobre su cabeza. Pues para conseguir su proyecto necesita unir: además de sus huestes —de las que penden más de setenta casos de corrupción abiertos y una ínsula propia que más bien es la cueva de Alí Babá, Andalucía—, a lo peor del pluralismo político español, véase: ERC, Bildu, PDeCAT, JxCat y Podemos. Ahí es nada. Pero no es solo eso lo que consigue, es que además obliga a los corruptos a entregarse a los buitres del poder, véase: UPN y Foro, Ciudadanos, los canarios de Coalición Canaria (CC) y Nueva Canarias (NC), y PNV quién por supuesto aprovechará la baza que le ha dado el irresponsable Sánchez para volver a presionar a Rajoy sobre la suspensión del 155 que no consiguió en el capítulo de los presupuestos, cuando no a él mismo. Y he aquí otra vez a la pobre España, abierta en canal en medio de un ataque furibundo de los secesionistas, sufriendo otro colapso por culpa de un irresponsable que nunca debió llegar a la política y del que sus votantes deberían empezar a abominar.

Alguien debería explicarle a Sánchez una parte de la historia de España, especialmente una que incluye a los reinos de Castilla, Aragón y Murcia y en cierta medida a la Generalitat Aragonesa de Cataluña. Todos han oído el famoso eslogan «Mata al rey y vete a Murcia», muy popular desde la Edad Media en que el reino fue reconquistado y despoblado. El Rey tuvo que tomar medidas para su repoblación. Pero como era tierra de frontera con el Islam, con el reino de Aragón y con el Mar; tres peligros que otras tierras castellanas no sufrían y a los que los valientes cristianos no querían exponerse, no hubo voluntarios. Circunstancia que obligó a Alfonso X a poner en marcha un privilegio real: perdonar todas las deudas con el rey, tanto de robo como de sangre, acaecidas en cualquier reino, a cambio de que el perdonado viviera y defendiera la tierra murciana. Fue así como este reino se convirtió en el hogar de prófugos de la justicia o condenados a muerte y penas de destierro a cambio de pasar un tiempo defendiendo a capa y espada sus dominios. Ese privilegio forjó el carácter de una sociedad guerrera y dura donde nadie preguntaba por el pasado de nadie. Un lugar perfecto para quien quisiera desaparecer y volver a empezar. Un lugar de perdón.

Si Sánchez hubiera estudiado un poco de historia, sabría que en momentos como este en los que la patria está en peligro, los ladrones son una compañía fiel y preferible a los traidores o invasores. También podría ver algunas películas como: “Asalto al distrito 13”, “Los doce del patíbulo”, “Los violentos de Kelly” o “Los siete magníficos”;  donde son los delincuentes comunes los que defienden con mayor ahínco el territorio y la dignidad de las personas que lo habitan. De hecho, es tan cierto lo que digo que ha sido la base humana de todas las legiones existentes. No hay Imperio ni reino ni Estado al que no le haya funcionado. Pero para eso hay que tener un sentido de Estado que este hombre ni tiene ni ha tenido ni tendrá. Es una lástima que por culpa de cuatro afiliados al PSOE que lo han votado en petite comité, España entera tenga que ser doblegada o enfrentada a las alimañas políticas.

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