La Fundación Alternativas cree, como Hollande, que hay que intervenir en Siria, mientras Sánchez quiere ‘buen rollo diplomático’

Yihadistas entrenándose en el desierto.

Yihadistas entrenándose en el desierto.

El actual líder del PSOE, Pedro Sánchez, se ha declarado defensor de la ‘diplomacia’ y el ‘diálogo’ como soluciones para la Siria de Bashar Hafez al-Assad, pero se ha topado con la cruda realidad y con que la socialdemocracia europea, o al menos la parte francesa, mucho más realista que él apuesta por lo único que puede frenar al yihadismo radical del estado islámico: la intervención militar. Por esa misma intervención apuesta la socialista Fundación Alternativas, con una visión mucho más realista que el ‘buenismo’ que Sánchez parece volver a representar.

La opción militar se contempla en el documento «Posición del Consejo de Asuntos Europeos sobre la posible adopción de medidas antiterroristas comunes», aprobado a principios de año por el Consejo de Asuntos Europeos de la Fundación Alternativas, vinculada al PSOE, que así se lo propuso al Partido de los Socialistas Europeos (PSE).

Según ese documento, el terrorismo yihadista debe ser combatido con medios militares y con apoyo o sin él de los países donde se asienta. La Fundación Alternativas va mucho más lejos que las medidas adoptadas por el Consejo Europeo del 12 de febrero, abogando incluso por una intervención militar en países del Sahel, Magreb u Oriente Medio para extirpar de raíz el yihadismo.

El Consejo de Asuntos Europeos de la Fundación Alternativas está presidido por el exsecretario de Estado Diego López Garrido y cuenta con antiguos comunistas y sindicalistas como Nicolás Sartorius o Carlos Carnero, o dirigentes del PSOE como Juan Moscoso, Manuel de la Rocha o Josep Borrell, o economistas como Emilio Ontiveros, o periodistas como Xavier Vidal-Folch o Soledad Gallego.

De forma muy realista, ese documento dice textualmente lo siguiente:

“El yihadismo es la principal amenaza para nuestra seguridad y debe ser combatido por todos los medios, incluidos los militares, hasta neutralizarlo, siempre que sea posible en cooperación con los Gobiernos legítimos de los países afectados, como ya se hace en algunos, o, si es necesario, hacer desistir a los Estados de prestar apoyo a los terroristas” (sic).

Para frenar ataques como el realizado en Túnez, donde 17 turistas fueron asesinados por yihadistas que intentaron previamente asaltar el Parlamento tunecino, o la oleada terrorista que vivió Europa tras la masacre contra el satírico francés Charlie Hebdo, el documento plantea que “hay que combatir el yihadismo allí donde surge y se desarrolla, pues los atentados en nuestro territorio son como mínimo un reflejo y eco de lo que está sucediendo en países árabes o musulmanes azotados por este fenómeno, cuando no responden directamente a órdenes provenientes de ellos”.

La Fundación Alternativas plantea que el Consejo Europeo promueva una actuación “robusta” de la Política Común de Seguridad y Defensa “en los escenarios que sea necesario” para hacer frente a esta amenaza y garantizar la seguridad de los ciudadanos europeos. El documento dice que el Consejo “debería considerar un mandato para laborar una Estrategia Política Europea de Intervención, basada en un enfoque político, para combatir el terrorismo yihadista”, en la que se delimite “en términos de objetivos y capacidades, las condiciones de nuestras operaciones militares de intervención frente a grupos yihadistas en países de riesgo o conflicto”.

En definitiva, que proponen, entre otras cosas, “la creación de una unidad específica pan-europea (PCSD) con mando unificado y dotada de medios para actuar en teatros de conflicto terrorista, compuesta por elementos militares, cívicos y de Inteligencia”.

También se incluyen otras medidas, como la creación de un centro europeo de información y seguimiento contraterrorista que maneje una lista única actualizable en tiempo real; intercambiar inteligencia sobre el yihadismo con países árabes o musulmanes con cuyos gobiernos se tengan relaciones fluidas, o crear redes de inteligencia extensas para obtener y procesar información de círculos islamistas radicales, mezquitas, cárceles o barrios de población mayoritariamente musulmana, “de modo que cualquier movimiento preparatorio, creación de células, adquisición de armas o infraestructura, pueda ser detectado a tiempo”.

 

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