Los españoles dicen estar hartos de la injusticia con la que el gobierno trata la política impositiva: la mayoría no sabe para qué paga impuestos y cree que el gobierno no los usa para redistribuir la riqueza, mientras que un 86,7 % cree que no se cobran con equidad. Además, están hartos de engaños y le dicen al ejecutivo que no utilice la injusta fórmula de los impuestos indirectos -como el IVA o similares- para recaudar, sino que lo haga progresivamente y a través del IRPF. Creen que el gobierno trata al conjunto de la sociedad como tonta, es decir, que no se enteran, pero los españoles saben que les engañan.
Son datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que, en sucesivas oleadas analizadas por Extraconfidencial.com, ha visto confirmada la idea de que los españoles están literalmente hartos de las políticas monetaristas y de las impositivas de los sucesivos gobiernos, incluyendo, naturalmente, al de Mariano Rajoy -al que acusan de no redistribuir la riqueza a través de los impuestos-, y hasta del de Rodríguez Zapatero, al que consideran doctor honoris causa de la hecatombe económica que estamos viviendo.
En la cuestión particular de la política impositiva practicada hasta ahora y su redistribución entre las capas sociales, los españoles se muestran como lo que son: mansos, incapaces de protestar a la griega, pero no tontos. El 63,2 % cree que, teniendo en cuenta los servicios públicos y prestaciones sociales existentes, la sociedad se beneficia poco o nada de lo que los españoles pagamos a las administraciones públicas en impuestos y cotizaciones.
Es verdad que un 54 % de los españoles cree aún que los impuestos son necesarios para que el Estado pueda prestar servicios públicos, pero son unas cifras que van descendiendo, lo que significa que los gobiernos de derechas lo están consiguiendo: la solidaridad pierde posiciones a favor del neoliberalismo al estilo anglosajón.
A ese respecto, los barómetros del CIS analizados reflejan un dato desolador: solamente un 10,4 % cree que los impuestos son un medio para distribuir mejor la riqueza en la sociedad, mientras que un 32,1 % de los españoles opina ya que los impuestos son algo que el Estado nos obliga a pagar sin saber muy bien a cambio de qué. Subyace aquí la idea de que lo que estamos financiando entre todos es una enorme corrupción en los agentes políticos y económicos.
Por si fuera poco, el 63,9 % de los españoles cree que lo que pagamos en impuestos es mucho, frente a sólo un 2,7 % que lo considera poco, pero es que, además, el 86,7 % cree que no se cobran con justicia; es decir, que no pagan más quienes más tienen. En definitiva, que, en vez de la política de Robin Hood -quitárselo a los ricos para dárselo a los pobres-, el gobierno aplica la de Robón Hood, es decir, quitárselo a los pobres para dárselo a los bancos -los ricos-.
Esa idea va pareja a esta otra: el 49,1 % afirma que los impuestos se deberían recaudar sobre todo de forma directa y progresiva, tipo IRPF, mientras que sólo un 18,5 % pide que se recauden con los injustos impuestos indirectos, como los del tipo IVA, que graban por igual al rico que al pobre. Estos datos demuestran lo que se señalaba antes: que los españoles no son tontos.
En conjunto, los anteriores datos podrían explicar la existencia de una cierta tolerancia ética o moral, según los casos, hacia el fraude fiscal. Porque los españoles reconocen en su inmensa mayoría, nada menos que el 93,9 %, que «existe mucho o bastante fraude fiscal», pero, ¿quién no defrauda antes políticas tan injustas? ¿Es así como los españoles se toman la justicia por su mano?