Los tipos duros no leen poesía y dan plantón a Sánchez

Dos tipos han dado plantón a Sánchez en dos días y no falta quien se añade a la lista. Empecemos por Garamendi y el Rey de Marruecos. Del primero se sabe que estaba cabreado y del segundo que, además de ser un faltón, se habría ido de juerga, cosa que hace con frecuencia, preferentemente en Paris, aunque esta vez tenía farra en Gabón, o eso dicen.

Yo al Señor Garamendi ya le tenía avisado: si se enfada con Sánchez, le sube el impuesto; qué elegancia. Había una horquilla en negociación con el asunto del salario mínimo, como el Señor Garamendi no se dejaba, le han puesto el máximo. Pues nada, el Señor Garamendi, decidió dejar de respirar un día, para no hacer temblar al capitalismo, y no viajó a Marruecos al encuentro de empresarios.

En el caso de Mohamed VI se trata, simplemente, de un desplante, propio de la grosería de Marruecos con Pedro Sánchez. Tras regalar el Sahara, unos cuentos milloncejos, hacer pelillos a la mar con los asaltos a la valla, castigar Guardia Civiles y cosas por el estilo, el prócer hispano ya no sabe qué hacer con el vecino.

Mohamed VI, sostenido y apoyado por el primo americano, por una diplomacia que lleva cientos de años haciendo y deshaciendo en África, gobernando un país sin democracia y derechos humanos, cosa que no parece molestar mucho por aquí, es como es. Comprenderán que un rey sólo se deja ver por otro rey, cosas de majestades y jefes de Estado a los que Pedro tiene por deporte ningunear.

Ya ven ustedes, salir de Davos, presumiendo de socialdemócrata ante los ricachones del mundo, agasajado por las grandes fortunas, tratado de forma indigna por un sátrapa cualquiera, mientras se dejaba ochocientos millones más en sus arcas sin saber a cambio de qué.

Nada como una buena negociación: dejamos los millones y nos volvimos con las fronteras de Ceuta y Melilla cerradas, que es lo que nuestro cuerpo diplomático se había currado. Todo en orden.

El título de esta crónica -Los tipos duros no leen poesía- es un homenaje a Alexis Ravelo. En esa novela, su muy canarión detective, Eladio Monroy, un pescador que completa su salario como investigador, se desangra en una playa.

Afortunadamente, ni Garamendi ni el sátrapa marroquí se dedican al oficio del asesinato, al menos puedo asegurarlo de Garamendi; el otro tiene agentes que se ocupan. Pero lo que es evidente es que ninguno de los dos está para versos.

La última vez que Garamendi se peleó con Sánchez le costó casi cinco mil millones en una década (aumento de cotizaciones a la seguridad social). Supongo que habrán entendido, panda de disidentes, el mensaje y correrán a decir que sí a cualquier reforma de todo tipo, antes de que les cueste otro impuestito de nada. Declamen versos cual bardos y no se hagan el duro que Sánchez es un elegante.

El rey de Marruecos no está para declamar versos: tiene sus propios bufones y tiralevitas y no necesita hacer teatro con Sánchez. Al parecer le ha dicho que un día de estos, la fecha se ignora, se ven. Ha sido a través de una llamada telefónica; Sánchez está contento: hace mucho que no conversa con un rey, el suyo le quita la foto, ustedes me entienden.

En realidad, si íbamos, sí o sí, a poner el SMI en su máximo nivel previsto, quisiera el presidente de la patronal o no, ya me dirán ustedes por qué no se ha puesto en enero y no esperar a un ordeno y mando, un decretazo, a finales de mes.

Supongo que algo habría que tapar. Cosa, por ejemplo, de Yolanda Díaz que ha cambiado apoyo al cambio de la Ley del solo sí es sí, por un salario mínimo de máximos. Ella no es una tipa dura, simplemente, es una enredadora.

Pero Mohamed VI no tiene nada que negociar. Al parecer es España la que anda deprisa y corriendo, poniendo millones, “saharas” y demás, todo esto mientras en el Parlamento Europeo sospechan que los marroquíes no andan muy lejos de los cataríes en asuntos de tráficos de influencias, pastas oscuras y demás.

Pero qué es eso, comparado con la inmensidad de la llamada telefónica de un rey, avisándote de que un día de estos te recibe. Nosotros y nosotras, que no entendemos de las necesidades de la patria ni de la política exterior.

Visto el panorama de que cualquiera deja de hacer el bardo con Sánchez hay otros tipos (perdón, quise decir tipos, tipas y “tipes” para ser correcto) que han decidido que no quieren cambiar la ley del solo sí es sí.

Así que, tendrán que hacer un poquillo de teatro, porque dimitir no se dimite, ni se rompe nada, y dudar entre que votar las propuestas de los malvados socialistas o que estos se lo hagan con el PP.

Señoras y señores, las campañas han empezado, los barones se han cabreado y la fiesta de los violadores debe acabarse. Los sondeos son los sondeos y ustedes se han puesto que no leen poesía.

 

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