Mientras ustedes estaban de procesiones los accionistas de Twitter andaban temblando. Ustedes saben, se lo he dicho aquí, que me cae mal el dueño de Facebook y su oscuro metaverso.
Pero si creen que el señor dueño de Tesla me cae mejor es que no me están prestando atención. Otro rico, soberbio, blanco, o sea uno más de la cuadra tecnopoderosa americana. Entre la tecnoélite, cada vez con comportamientos menos democráticos, Musk es de los más peligrosos.
Imaginen: febrero de 2018, una montaña de humo, una máquina como una vivienda de 20 pisos se precipita hacia el cielo; imaginen la imagen más estúpida del año: un traje de astronauta viaja en un coche rojo Tesla hacia Marte. La insultante prepotencia de Elon Musk es un simple mensaje de mercado: voy primero en el negocio.
Porque en realidad, la carrera entre Bezos y Musk es una carrera por la privatización del espacio. Tres ricachones se han pagado unas vacaciones de turismo espacial la semana pasada.
Como ya les dije aquí en 2018, veremos cosas que no creeríais: multimillonarios arder más allá de Orión; los multimillonarios se quedarán con el espacio. Lo dejó escrito Vázquez Montalbán, hace cincuenta años: “inútil cosmonauta el que contempla las estrellas para no ver las ratas”.
La nueva jugada de Elon Musk es quedarse con Twitter. Tras comunicar una notable compra de acciones, anuncia una OPA para comprar la empresa, por encima de su valor de mercado. La razón no es hacer negocio, por supuesto, sino garantizar la libertad de expresión. Temblor en internet. Los actuales propietarios han anunciado una “píldora venenosa” (una cosa de técnica “antiopas” de las que les hablaré otro día).
Hace años, los expertos asumieron que Internet abriría una nueva era de democracia, dando a todos acceso a la verdad. Pero dictadores como Putin y demagogos populistas como Trump o autócratas como los chinos han demostrado cuán ingenua era esa suposición.
Pero Elon Musk, el hombre más rico del mundo, con 80 millones de seguidores en Twitter, no estaba contento con la situación. Musk tuiteó que las empresas tecnológicas -por supuesto norteamericanas- deben actuar como el árbitro de facto de la libertad de expresión.
Musk habla por la libertad de expresión, pero en realidad se trata solo de poder.
¿Qué “mejoras” tiene en mente Musk para Twitter? ¿Usará su influencia en la red para evitar que los usuarios con decenas de millones de seguidores bloqueen a las personas que los critican? Lo dudo ¿Usará Musk su influencia para dejar que Trump vuelva? Seguro que sí.
Musk ha defendido durante mucho tiempo una visión libertaria de una Internet “descontrolada”. Esa visión es basura peligrosa. No existe tal animal y nunca lo habrá.
Alguien tiene que decidir sobre los algoritmos en cada plataforma: cómo están diseñados, cómo evolucionan, qué revelan y qué ocultan. Musk tiene suficiente poder y dinero para otorgarse silenciosamente este tipo de control sobre Twitter.
Musk nunca ha creído que el poder se acompañe con responsabilidad. Ha permanecido imperturbable cuando sus tuits causan sufrimiento. Durante su larga historia en Twitter, ha amenazado a periodistas y tuiteado cosas imprudentes y noticias falsas.
En marzo de 2020 tuiteó que los niños eran “esencialmente inmunes” al covid. Ha impulsado las criptomonedas en las que ha invertido, manipulando los mercados en su favor. Cuando un estudiante universitario abrió una cuenta de Twitter para rastrear el avión privado de Musk, intentó comprarlo antes de bloquearlo.
La Comisión de Bolsa y Valores persiguió a Musk después de que tuiteó que tenía fondos para ser dueño único de Tesla, una clara violación de la ley. Musk pagó una multa y acordó dejar que los abogados examinaran futuros tuits confidenciales, pero no ha dejado de intentar revertir ese requisito.
Musk tiene suficiente riqueza para que las sanciones legales no sean más que collejas y suficiente poder para controlar una de las formas más importantes en que el público ahora recibe noticias. Piénselo: después de años de publicar tuits que eluden la ley, a Musk se le otorgó un asiento en el directorio de Twitter (y probablemente ahora esté negociando para obtener su propiedad).
Musk dice que quiere “liberar” Internet. Pero lo que realmente pretende hacer es hacerlo aún menos responsable de lo que es ahora, cuando a menudo es imposible descubrir quién toma las decisiones sobre cómo se diseñan los algoritmos, quién está llenando las redes sociales con mentiras, quién está envenenando nuestras mentes con pseudo-ciencia y propaganda, y quién decide qué versiones de los hechos se vuelven virales y cuáles se mantienen en secreto.
No se equivoquen: no se trata de libertad. Se trata de poder.
En la visión de Musk de Twitter e Internet, él sería el mago detrás de la cortina, proyectando en la pantalla del mundo una imagen falsa de un mundo nuevo y valiente que empodera a todos. Otro metaverso lleno de oscuridad.
En realidad, ese mundo estaría dominado por las personas más ricas y poderosas del mundo, que no serían responsables ante nadie por los hechos, la verdad, la ciencia o el bien común.
Ése es el sueño de Musk. Y el de Trump. Y el de Putin. Y el sueño de cada autócrata, hombre o mujer fuerte, demagogo y ladrón moderno. Para el resto de nosotros, sería una nueva pesadilla.
https://peregrinomundo1.webnode.es/l/musk-y-twitter-peligroso-asunto/