Sánchez debía comparecer en el Senado, territorio comanche para él. Sabiendo que la cosa iba de amnistía y Koldo o de amnistía para Koldo que nunca se sabe, él y la izquierda necesitaban un “Pásalo” para distraer al personal y a eso se puso el presidente.
Primero, recordando con énfasis que hace veinte años, cuando los atentados, Aznar mintió, por si alguien no se acordaba. La memoria es buena, es como si yo les recuerdo que hace 38 años González nos mintió y no nos sacó de la OTAN y así sucesivamente. Porque hasta Sánchez que sólo cambia de opinión, todos los demás nos han mentido.
Pero el asunto sabía a poco. Y, en consecuencia, la ministra Montero, de los Montero de Hacienda, hizo público unos datos fiscales que, naturalmente, le había pasado la Agencia Tributaria, que nadie había publicado y que se supone afectan al novio de la señora Ayuso.
La Agencia es agencia, precisamente para que el político no presione o conozca los datos de la ciudadanía. La Agencia, quien lo probó lo sabe, tiende a extorsionar al ciudadano investigado. Para ir al juzgado, donde Hacienda pierde el 60% de los juicios, hay que tener pasta, haber pagado antes y ser embargado en caso contrario.
Ignoro los asuntos que implican al novio de la señora Ayuso, aunque los años que se le reclaman son anteriores a su noviazgo, afectan a más asociados y, para más inri, fue denunciado por la propia señora Ayuso (el PP), al menos en uno de sus contratos de mascarillas.
No importa a la señora Montero: cometió un ilícito por el que no se le demandará y Pedro pudo pedir la dimisión de Ayuso, cabe suponer que él pidió que dimitiera de novia o de habitación, porque no habiendo contratado el caballero con la Comunidad de Madrid, ni nada por el estilo, ignoro cuál es la responsabilidad de Ayuso que, en todo caso, la muy noble entidad que le pasa los chismes, o sea delinque, a la señora Montero, para mejorar la inseguridad jurídica de la ciudadanía, la determinará.
Podía, como en otras ocasiones, haber Pedro tirado de esos datitos del CIS que siempre animan a la camaradería. Pero hay días que uno no está para nada y Tezanos hoy no estaba dispuesto a darle una alegría a la izquierda. Parece que la derecha avanza. Algún malvado pensará que si Tezanos dice esto igual las cosas están peor de lo que parece.
Hay días que no está uno para nada. Ponen a Illa, ya en la lista de contratos de Koldo, a negociar con Aragonés un presupuesto y van los asociados en la amnistía (Junts) y los asociados en el Gobierno (Comunes) y lo dejan tirado. Nada como tener socios de los que no puedes fiarte. Tranquiliza mucho al personal.
Así, por si el calendario electoral ya era endiablado, para la izquierda se pone todavía peor. Será por mayo, cuando hace la calor, cuando cante la calandria y los nacionalistas dirimirán sus cuitas, cuando la ciudadanía decidirá si le deja espacio a Illa, que ya no se las ve tan sencillo.
Incluso en esas circunstancias, los independentistas presionan más sobre la amnistía, al parecer han caído en la cuenta de que los tribunales europeos pueden impedir el negocio o que la ley de enjuiciamiento es confusa sobre el asunto. O sea, que cambios de última hora se piden.
Por si fuera poco, para tranquilizar al personal y a los territorios, se emiten unos datos fiscales que llevan al personal del procés a recuperar algunas de las falaces letanías a las que nos tenían acostumbrados: que quieren ser forales por la puerta de atrás, quedarse con sus impuestos, siempre y cuando los demás les paguemos la deuda y las cotizaciones a la seguridad social que a ellos no les alcanza.
El lío en la izquierda es notable. Cuando se necesita un “pásalo” es que se anda débil de fuerza o necesitado de ocultar alguna cosilla. También hay bronca entre los aliados y lo de la legislatura ya no lo garantiza ni un presupuesto.
Hay semanas que no las arregla ni Tezanos, pero siempre nos quedará la Agencia de los chivatazos fiscales. Es lo que hay.
