Primicia histórica: un vasco descubre “el sur del estado”

Lección de geografía básica, nivel de segundo o tercero de primaria, según Comunidad Autónoma: los puntos cardinales y las coordenadas solo se aplican a espacios físicos; siendo el Estado una abstracción, un ente político, carece de puntos cardinales. Pero ya no, los libros deben ser cambiados: un vasco, José Mari Asurto, alcalde de Bilbao, ha descubierto como encontrar “el sur” de los entes no físicos.

La Secretaría del Premio Nobel ha sido advertida; el expediente ha sido abierto y la eficacísima jefatura de Gabinete de la Alcaldía ha enviado la documentación necesaria: una foto, naturalmente del periódico DEIA -lo demás son pseudomedios- de una comisaría de la Ertzaintza vandalizada, prueba de la investigación que al alcalde le ha permitido encontrar puntos cardinales en entes abstractos.

El Estado es un concepto en evolución, sin duda. Desde el siglo XIII, fundamentalmente con la creación de los ejércitos y las burocracias; fue perfeccionado por el despotismo, “L´État, çest moi”, expresión que, a pesar de las evoluciones democráticas persistentes, mantiene su contenido hasta nuestros días. Pueden ustedes informarse sobre la presencia del principio del poder omnímodo en varios documentos (por ejemplo, en este indispensable texto: Sánchez. P. Manual de resistencia, Península. Huellas. 2019).

Marx definió el concepto, también de forma literaria: “El Estado es un conjunto de “aparatos” al servicio de la clase dominante”. Los aparatos tienen arriba, abajo, laterales, más no puntos cardinales, lo que se dice para la mejor educación de nuestros niños y niñas, hasta que el aserto de Asurto sea demostrado.

Sin embargo, algunos marxistas de la periferia, a los que molestaba llamar España a lo que es España, empezaron a usar la expresión Estado, a lo que se unieron inmediatamente los que desean salirse de España, pero financiarse de España. Así, ya saben, vivimos, según ellos, en una abstracción literaria, en un plasma fantasmal inexistente.

Ahora ya no; una vez más, un vasco, nos ha salvado. Que los vascos son extraordinariamente más capaces que la media está documentado sobradamente. En Hamlet, Shakespeare hace decir al príncipe de Dinamarca, “Horacio háblale, tú que eres hombre de letras”. Y éste habla… con un fantasma. Pueden ustedes creer que Horacio es danés, pero no olviden que los de Bilbao nacen donde quieren.

Al mismo tiempo, prácticamente, en El Quijote (ver capítulo 9), un hombre responde a Sancho: “Yo, señor, porque sé leer y escribir, y soy vizcaíno.” Sancho, sorprendido por la afirmación, exclama: “Con esa añadidura, bien podéis ser secretario del mismo emperador”.

Documentada pues la sabiduría de los vizcaínos y, especialmente, los de Bilbao, es razonable que el alcalde de la ciudad haya querido hacer una aportación a la ciencia de valor superior a la especialidad genética del RH negativo, por otro ilustre vasco demostrada, aunque con poco éxito en la comunidad científica: el tal Arzalluz se adelantó al trumpismo demasiado.

En fin, el señor alcalde no solo encuentra puntos cardinales en los entes abstractos, sino que resuelve la “paradoja de la libertad” que asola a la política española desde hace décadas: A partir de hoy, es sabido que atacar a una comisaría, si es de la Ertzaintza, es un gesto contra la libertad, pero matar policías del Estado fue una defensa de la libertad.

Dice el alcalde que estas cosas –las de atacar a la libertad, atacando comisarias-, pasan en “algunos pueblos del sur del estado”.

El hecho objetivo es que pocas son las comisarías vandalizadas en el sur de España, si a España se refiere el ilustre, es también cierto que no se recuerda en el sur un Comando Vizcaya que asesinara policías o políticos demócratas. Parece raro que sea un dirigente del PNV, que gobierna el País Vasco, quien reclame un paraíso bilbaíno, pero que no acepte inmigrantes –como los catalanes- ya que al parecer diluyen la identidad vasca (si son futbolistas y tienen pasta, ya no importa tanto).

Es decir, que el alcalde ha sumado desconocimiento científico, xenofobia respecto al Sur y racismo, viva la Aste Nagusia. Hay que iluminar las fiestas con profundas creencias, sí señor.

Sin embargo, siendo festivo y víspera de viernes, días en que en este blog no se escriben cosas sesudas, podremos atribuir el desconocimiento de la lengua y la geografía, a una de esas noches de fiesta que los nacionalistas pasan junto a la hoguera, bebiendo chacolí y contando historias autoafirmativas e identitarias inexistentes. Spoon River, Euzkadi, se llamará el libro de memorias de Asurto, cuando Bildu le quite la alcaldía.

El poeta Edgar Lee Masters, inventó la historia de un pueblo inexistente a las orillas del rio Spoon, creando vidas a través de las lápidas de un cementerio (Lee Masters, E. Antología de Spoon River. Colección Visor de poesía. 2021).

Si no fuera fiesta y víspera de viernes, el asunto daría mucho de qué hablar. Todo nacionalismo político, la identidad cultural es otra cosa, lleva en sus genes la xenofobia sobre el distinto, el reduccionismo a la aldea. Supongo que los de “el sur” se habrán enojado algo, aunque estén acostumbrados. Me atrevo a tranquilizarlos: para este alcalde el sur empieza donde acaba Vizcaya.

Si no fuera festivo y víspera de viernes, también daría mucho que hablar el silencio del socialismo realmente existente o la izquierda de verdad verdadera sobre el tema. Aunque quizá estén de acuerdo: no hay progresismo sin PNV y Bildu, manda narices.

Solo tiene uno la esperanza de que, algún día, los alcaldes hablen con rigor educativo de geografía o de nuestra lengua. Pero ya se sabe que la retórica municipal tiene más que ver con la lírica que con la ciencia. Hay mucha ironía y broma de puente en este texto de hoy, pero cabrean, cabrean, estas cositas.

 

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