Es viernes y fin de año. No hemos tenido nuestra Clicktertulia, pero no puedo renunciar a dejarles mis siempre atinados consejos. Sí; usted tiene sobrepeso: lo ha dicho el ministro de consumo que, antes que de los precios, se ocupa de su menú. Décadas de mítica dieta mediterránea para que un ministro nos haga un libro de recetas. Sí; en consecuencia, puede apuntarse a un gimnasio. Nada como contagiarse en una maquinita.
Sí; también: el inglés ha pasado a ser idioma de pelea europea, pero hay excelentes academias que mejorarán su algo deteriorada “fluency” y, de paso, le ayudarán a hacer los deberes de sus hijos e hijas.
Hacer propósitos es bueno; dejar de cumplirlos, también; así podrá repetirlos al año que viene sin necesidad de esfuerzo creativo alguno. Los propósitos nos motivan, nos ayudan a mejorar nuestras capacidades, nos hacen superar nuestros límites. Siempre y cuando, no se pasen.
Para qué una lista de diez cosas que hacer antes de que nos mate el virus, si con una nos vale. El cronista decidió el año pasado hacer algo agrícola y ya ven: ha acabado recolectando azafrán. Cosa que dado el nivel de precios es saludable. Este año he decidido elegir, también, un único propósito, recuperar mi latín infantil y releer la guerra de Las Galias.
“Gallia est omnis divisa in partes tres…”. ¿Por qué La Galia? Imaginen que elijo “Hispania est omnia divisa in partes 17…” y tengo que hacer una reunión de cogobernanza para leerlo en el orden correcto… Agotador. Esta es una cuestión fundamental a la hora de elegir un propósito: no sólo debe ser escaso, sino que debe ser manejable.
Un problema con la fiebre de resolución que nos embarga en esta época del año es la tentación de optar por una renovación total de la vida. Cualquier “coach” brillante, Lara Corrochano, por ejemplo, le dirá que el tipo de propósito: “Este año voy a dejar el alcohol, conocer al Papa y conseguir un ascenso”, es probablemente un error.
Lo estás haciendo muy bien en todos los frentes, crees. Pero entonces, una noche, te encuentras con un colega en la parada del autobús. “¿Te apetece una copa?”. A la mañana siguiente, tienes que lidiar con una resaca cegadora y un jefe inusualmente exigente. ¿Qué se puede hacer con estos conflictos? No trabaje en varias resoluciones a la vez, con una o dos es suficiente.
El doble golpe de Navidad y Año Nuevo puede dejar a uno sintiéndose agotado y menos comprometido por completo con un nuevo comienzo. Es posible que se encuentre bebiendo para celebrar su nueva sobriedad o disfrutando de una caja de bombones, mientras hace ese letrero contra el azúcar para su nevera.
Sea comprensivo con usted mismo o misma, una recaída temprana no tiene por qué frustrar sus buenas intenciones: solo tiene que cambiar su lealtad al calendario ortodoxo, aceptar el 14 de enero como su nuevo día de Año Nuevo y comenzar de nuevo. El año nuevo chino es el 8 de febrero, por cierto. Después de eso, no puedo ayudarle: abandone los propósitos.
Conózcase a sí mismo y no rechace ayuda. Por ejemplo, si usted quiere revisar la filmografía de Leonardo di Caprio, lea en La Cronosfera la opinión de Silvia García Jerez, y vuelva a su idea del gimnasio. No cabe duda de que estaría bien aprender a cocinar, consejo que podríamos darle a Javier Sándoval.
Lo de bailar zumba, visto el efecto sobre mi amigo Bodoque casi no se lo recomiendo, pero hay gente para todo. Simón le recomendará un viaje en moto y Collado viajar a cualquier parte. Podríamos aconsejarle a Lagarejo que abandone a la Rociíto y a Ballardini o Andrea que vayan a tabernas de verdad, pero son muy suyas.
¡Ah, los propósitos!
Cualquier resolución que haya hecho mientras estaba borracho o llorando en la víspera de Año Nuevo no cuenta, incluso si esa resolución fue dejar de emborracharse y llorar en las fiestas de Nochevieja. Olvídelo. De hecho, probablemente lo haya hecho.
Las resoluciones tomadas al despertar al día siguiente, mientras se arrastra a la cafetera y al concierto de Año Nuevo, tampoco son vinculantes. No siempre sentirá usted esa resaca y usted se merece el derecho a reconsiderar todos los pronunciamientos precipitados una vez tomado un caldito reparador.
Bajar de peso, dejar de fumar, ponerse en forma, etc. Todo el mundo hace esto, lo que significa que se enfrentará a la competencia, y la competencia significa atención.
Si todos tus amigos conocen y comparten tus aspiraciones para 2022 será mucho más vergonzoso cuando llegue el momento de tirar esos objetivos debajo de un autobús a mediados de febrero. Sea frío o gélida en su comunicación, deje la perorata al presidente del Gobierno,
Una buena resolución debe ser lo suficientemente simple como para expresarse en una frase y, sin embargo, lo suficientemente peculiar como para que no haya un grupo de Facebook para ello.
Ciertas aspiraciones a largo plazo (aprender a tocar un instrumento, ser elegido para un cargo, comer en todos los Burger King de la M30) se adaptan mejor a un plan de 24 meses. Obviamente, el sistema de dos años no funciona para todo: Si ha tenido la intención de visitar alguna isla del Mar Menor con una elevación promedio de menos de un par de metros sobre el nivel del mar, no espere.
Pero, amigas y amigos, vamos a ver: almas de cántaro o vasija según indique el oportuno dictamen ministerial. Ustedes que están enmascarados un día sí y otro no; que se confinan los días pares para desconfinarse los impares. Que viven en la “Comarca” del toque de queda o en la asesina “Tabernaria”, qué propósitos me van a hacer.
Créanme, les toca cuidarse, procurar ser felices y hacerle alguna pedorreta a quien corresponda. Todo lo demás es exceso.
Martí i Pol, que además de comunista, era español y también de la “Comarca” (catalán), dejó escrito que el tiempo nos despoja de nuestros propósitos: les dejo el poema entero, como regalo de Año Nuevo. Leer poesía puede ser un buen propósito.
- Ara que L´any s´acaba /Ahora que el año se acaba
- Invoco els dies clars, ara que sé /invoco los días despejados, ahora que sé
- que me’n desposseeix el temps./ que me despoja el tiempo
- No em vull/ No me quiero
- subjecte a cap designi que no pugui /sujeto a ningún designio que no pueda
- sotmetre al ritme encès de les paraules. /someterse al ritmo encendido de las palabras
- A poc a poc, desfaig els rulls del vent. / Poco a poco, deshago los rollos del viento
- La font degota lenta i m’acompassa / La fuente gotea lenta y me acompaña
- la mirada i la veu. / la mirada y la voz
- Tot se’n revela nou, però l’espera /Todo se revela nuevo, pero la espera
- m’adorm les mans. Només els ulls completen /me duerme las manos. Solo los ojos completan
- el cicle tants de cops iniciat / el ciclo de tantos golpes iniciado
- i abandonat. /y abandonado
- Propòsits?/ Propósitos
- Quins propòsits? /Qué propósitos
- https://peregrinomundo1.webnode.es/l/propositos2/