La firma del mayor acuerdo comercial del mundo –TTP– entre Estados Unidos y once países del Pacífico, ha supuesto sin duda un golpe de efecto y de presión de la primera potencia económica del planeta sobre la Unión Europea para agilizar, a su vez, el Acuerdo bilateral Trasatlántico de Comercio e Inversiones –TTIP– que EE.UU. y la UE discuten desde hace tres años.
Tras cinco de dura negociación, el TTP ha abierto las puertas entre el gigante norteamericano y sus socios del Pacifico -Australia, Canadá, Japón, Singapur, México, Nueva Zelanda, Chile, Perú, Malasia, Brunei y Vietnam-, para beneficiar de manera global a sus respectivas economías que representan a 800 millones de consumidores y el 40 % del PIB mundial.
El triunfo de EE.UU.
Los detractores de este acuerdo defienden que la liberalización del comercio solo beneficia a las grandes corporaciones y propicia una mayor deslocalización empresarial. El acuerdo significa sobre todo un gran triunfo para EE.UU. que ha logrado suprimir más de 18.000 aranceles a la exportación de sus manufacturas, a cambio de eliminar otros 6.500 propios incluido el arancel a la importación de automóviles. El impacto de esta liberalización para la economía mundial será de unos 176.000 millones de euros al año, incluida la unificación de estándares en los derechos laborales, propiedad intelectual y la protección del medio ambiente.
China y la Unión Europea, perjudicados
De momento, no cabe duda que los grandes perjudicados son China y la Unión Europea al quedarse descolgados de grandes acuerdos bilaterales que afiancen a su vez sus respectivos liderazgos económicos y comerciales. El gigante asiático es la segunda potencia económica del mundo, el primer exportador y acumulador de reservas de cambio, además del mayor consumidor de energía del planeta. Pese a ello, se ha visto descolgado en su propio territorio de los flujos globales de intercambio que empiezan a cambiar el tradicional eje trasatlántico por el transpacífico.
La Unión Europea es el mayor inversor en Estados Unidos, y el segundo proveedor de bienes, por detrás de China. Para EEUU, la UE es el segundo destino de sus exportaciones -detrás de Canadá- y el mayor mercado para las exportaciones estadounidenses de servicios. Contenido de la página
La Unión Europea y los Estados Unidos, con más de 800 millones de habitantes, son ya los mayores socios del mundo en materia de comercio e inversión y representan conjuntamente la tercera parte del comercio mundial y más de la mitad del PIB.
TTIP, diez rondas de negociación
Desde junio de 2013, EE.UU y Europa han celebrado diez rondas de negociación a puerta cerrada para impulsar el Acuerdo bilateral Trasatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP) sin que hasta el momento haya llegado a buen puerto.
El Parlamento Europeo, la institución más crítica en las discusiones, aprobó en julio pasado una serie de recomendaciones -436 votos a favor y 241 en contra- reclamando un sistema de arbitraje ‘no discriminatorio’ con las empresas locales o extranjeras del que formen parte ‘jueces independientes’ y que no se anteponga los intereses privados a los públicos’. Entre las líneas rojas de los eurodiputados figuran los niveles de protección de los trabajadores europeos, la protección de los servicios públicos, el respeto a los estándares medioambientales y mayor inclusión de la sociedad civil en el proceso. La resolución reclama que Estados Unidos se comprometa a respetar los estándares laborales de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) o se arriesgue a un veto final del acuerdo.
El miedo a una armonización legislativa deriva de la posibilidad de devaluar los niveles sociales, laborales e incluso alimentarios ahora existentes en Europa. Por ejemplo, respecto a la permisividad del uso de transgénicos, autorizados en EE.UU y muy limitados en la UE. El oscurantismo de la negociación queda reflejado en los pocos eurodiputados que pueden acceder a su contenido sin posibilidad de tomar apuntes ni usar el móvil o el ordenador.
Se ignoran los riesgos y se exageran los beneficios
Entre los beneficios del TTIP, se asegura que el acuerdo creará millones de empleos y un crecimiento del PIB del 1%. Un estudio de la propia Comisión Europea lo sitúa en cambio en el 0.1% y el ritmo del crecimiento en un periodo de 10 años del 0.01% del PIB, lo que para muchos sectores es preocupante si se evalúan los riesgos socio-económicos que puede traer como resultado.
La protección del consumidor en Europa quedaría igualmente debilitada en áreas como los alimentos modificados genéticamente, la carne tratada con hormonas y el pollo desinfectado con cloro. Como resultado, las políticas europeas de agricultura sostenible podrían desaparecer totalmente, ya que la UE abriría su mercado a los productos americanos, que no están sujetos a normas estrictas sobre el bienestar de los animales o el uso de pesticidas agrícolas dañinos.
Otras políticas medioambientales europeas y de regulación financiera en EEUU, podrían verse también afectadas: el TTIP podría amenazar la moratoria europea sobre la extracción de gas de pizarra (gas de esquito) y debilitar también la regulación europea llamada REACH, soslayando, de esta manera, los requisitos de pruebas para miles de químicos tóxicos.
Desprotegidos y sin derecho a huelga
Otro aspecto que preocupa es la reforma de los derechos laborales y la política social a favor de los intereses de las corporaciones transnacionales. Estos derechos podrían deteriorarse a través de la ‘armonización’ de las normas y regulaciones transatlántica, ya que EEUU no ha ratificado algunos de los estándares y convenciones de la OIT, lo que incluye el derecho a la libertad de asociación y las prácticas sindicales.
El objetivo del TTIP es abordar todos los tipos de barreras que dificultan el comercio y la inversión. Ello significa un esfuerzo especial para analizar todas las barreras: tanto las tradicionales de acceso al mercado como las regulatorias para hacerlas compatibles. Los informes más optimistas pronostican un beneficio de 95.000 millones de dólares para la economía americana y 119.000 millones de euros para la europea. La renta familiar alcanzaría los 500 euros anuales y se fomentaría la creación de empleo, con 400.000 nuevos puestos de trabajo, 110.000 de ellos en España.
Frente a estas estimaciones, otros informes plantean un escenario menos alentador, caracterizado por la desigualdad, el empobrecimiento y un mayor desempleo. ‘Ni el TTIP nos va a sacar de la crisis ni va a ser un bálsamo en el contexto económico actual. Puede aportar algo de crecimiento, pero las estimaciones son discutibles’, se asegura desde el Instituto Elcano.