Un agosto sin corbata (10): ¡Es el short, estúpido!

Como habrán observado en mis atinadas crónicas, la semana ha estado llena de serpientes de verano. O sea, mucho ruido y poca noticia. Sin duda alguna, el premio a la estupidez semanal ha de concederse a ese diputado podemita que afirmó que en España falta guillotina, a cuenta de la posición sedente del jefe del Estado ante el espadón de Simón Bolivar.

Sobre los “afiladores de guillotinas” ya les he hablado aquí. Ver “rodar cabezas” es algo que grita, con frecuencia y medieval energía, la izquierda de verdad verdadera. Es sabido que esta muchachada, pacifista e igualitaria, adora series medievales donde los tronos se consiguen violando, cortando cabezas y haciendo política en los burdeles, mientras se nos recomienda que suprimamos “Caperucita Roja”.

La sugerencia de la guillotina es un anuncio del modelo de sociedad que los diputados y diputadas de Podemos desean para el país. Es muy educativo el deseo de las guillotinas en una tierra que decidió suprimir la pena de muerte.

Más aún, da miedo, porque, como ustedes sabrán, la guillotina se aplicó a más republicanos que monárquicos. Siendo los reyes pocos y abundantes los críticos de los gobiernos del terror, es normal que llegados al poder los guillotinadores pasen por la guadaña a quienes osan oponerse.

Pueden preguntarle al muy moderno, radical y jacobino Robespierre, reencarnado en diputado podemita granadino, si se lo encuentran entre botellines en alguna cueva del Albaicín.

El problema no es el espadón de Bolivar: es el short, estúpido diputado lo que, al parecer, acabará con la monarquía española.

Aprovechando que el rey se encontraba en las Américas, su señora esposa, madre e hijas, decidieron hacerse una salida de chicas en Mallorca: cosa que las señoras de todas las familias suelen hacer con frecuencia.

Leticia, habitual marcadora de tendencia, cometió un error, al decir de los analistas de la cosa royal, que truncará el porvenir de la monarquía española: salir vestida con un short, mostrando sus piernas, y además comprado por cuatro perrillas en Zara. Así, señora mía, no vamos a ninguna parte.

Hay quien ha dicho, moderno y sexista, que a esa edad no se enseñan las piernas; que el corto es populachero. Más aún, algún defensor del catolicismo más ultra, incluso mosqueados con los liberales de VOX, ha calificado a la reina Leticia de “obscena y ridícula”. Asegura que la reina Sofía “le baila el agua” y que la futura reina Leonor, si llega a ser reina y no es guillotinada antes, será “astilla del mismo palo”

Las consecuencias de tales afirmaciones son evidentes: “la minifalda hortera” conduce, necesariamente, a la tercera república.

Vean como amantes radicales de la guillotina y portadores de la verdad monárquica, de Dios descendiente, coinciden en el porvenir patrio y de la familia real. Aquí, si no matamos a alguien un par de días a la semana es que no somos nadie.

Los “afiladores de guillotinas” coinciden con los monárquicos fascistoides en un dato, al parecer, sumamente relevante: La educación de la princesa Leonor; encomendada a un colegio masónico, sale igualita a papa y a mamá. O sea, que el almacén de guillotinas no da abasto.

En fin, para unos la reina es una “macarra”; para otros, cuello de guillotina y así andamos de fiesta en fiesta.

Que no se diga que agosto no trae noticias de calado, ni que la izquierda de verdad verdadera no prepara le futuro con las cosas que importan, A ver si me entienden: el que no sume, guillotina, ya se lo dijo Robespierre a Danton, escucha Yolanda; no hay misericordia para los que tienen piedad con los caídos.

En realidad, el señor de la guillotina, además de lanzar un mensaje democrático, pacifista y educativo (modo ironía, por si no lo han pillado), le buscaba las cosquillas al ministro Altares, que también tiene cuello guillotinable, ya que no pertenece a la izquierda de verdad verdadera.

En fin, yo, que ya voy buscando mi sitio en la fila de la guillotina con ánimo de encontrar algún eximente, me atrevo a decirles que no es el ensangrentado espadón de Bolivar la clave: ¡Es el short, estúpido!

Estas cosas duran lo que tarda en llegar septiembre y unas elecciones que ponga en la calle al diputado de la guillotina. Mientras esto llega, y por si antes viene el anunciado apocalipsis, ustedes disfruten, descorbatados eso sí, del verano. Les veo el lunes.

 

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