Un agosto sin corbata (12): no molesten al mono

Bien, tenemos líos varios: no solo Sánchez ha roto su silencio para afirmar que no hará crisis de gobierno. Cosa que ha puesto de los nervios a sus ministros. También, vuelve el asunto del Poder Judicial y el enredo energético, el día que el gas se pone por las nubes. Sánchez, afirman los responsables ucranianos, no cumple sus compromisos de enviar armas, igual no las tiene, vaya usted a saber. Alemania nos alarma con malos augurios económicos.

Pero, señoras y señores, ustedes me entenderán, en este agosto descorbatado, de sed y fuego, a punto de quemarse allí donde Bécquer vio a sus golondrinas, lo importante es lo importante, y, en estos tiempos que corren, una advertencia de la Organización Mundial de la Salud debe ser atendida como fundamental.

No; no se inquieten: no hemos sido avisados de una nueva pandemia; ni del agravamiento de las varias en curso; tampoco de los efectos de la sequía o el fuego en nuestra salud. No; la OMS está en todo y hoy tiene un profundo mensaje que enviarnos: no molesten al mono.

La organización ha pedido la ayuda del público para encontrar una designación menos estigmatizante para la viruela del mono. Es que, claro, estigmatizar al mono es como estigmatizar al abuelo.

Los seres humanos descendemos del simio, perdón, no puedo evitar citar, para no molestar a nadie, que los nacionalistas creen que los seres humanos descendemos de distintos monos. Quiero decir que la OMS está en todo.

La agencia de salud de la ONU ha expresado durante semanas su preocupación por el nombre de la enfermedad que comenzó a aparecer en los titulares mundiales en mayo.

La OMS no ha insistido mucho en la estigmatización de los homosexuales que, en modo SIDA, sufrieron los primeros embates de la desinformación. Los expertos han advertido que el nombre puede ser estigmatizante para los primates que le dieron el nombre, pero que juegan un papel menor en su propagación, y para el continente africano con el que a menudo se asocia a los animales.

Recientemente en Brasil, por ejemplo, dice la OMS, se ha informado de personas que atacan a los monos por miedo a la enfermedad.

“La viruela del simio humano recibió su nombre antes de las mejores prácticas actuales para nombrar enfermedades”, dijo a los periodistas en Ginebra la portavoz de la OMS, Fadela Chaib.

Así que no tengo más remedio que pedir perdón al mono. Más aún, exijo que se suprima de las librerías todos aquellos textos que titulen con el mono y que se busque cualquier otro nombre para “Tarzán de los monos”, hasta aquí hemos llegado.

La viruela del mono recibió su nombre porque el virus se identificó originalmente en monos mantenidos para investigación en Dinamarca en 1958 -indecentes daneses que nos han sometido a la incorrección política, durante sesenta y cuatro años-. Intolerable.

La enfermedad se descubrió por primera vez en humanos en 1970, en la República Democrática del Congo, y la propagación entre humanos desde entonces se limitó principalmente a ciertos países de África occidental y central donde es endémica.

La OMS señala que la enfermedad se propaga más entre “hombres que tienen sexo con hombres”, una frase nada estigmatizante, cosa de la que evidentemente no tienen culpa los monos. Se han confirmado más de 31.000 casos en todo el mundo desde principios de año y 12 personas han muerto, según la OMS, que ha designado el brote como una emergencia sanitaria mundial.

Si bien el virus puede saltar de los animales a los humanos, los expertos de la OMS dicen que la reciente propagación mundial se debe a la transmisión por contacto cercano entre humanos. O sea, que quizá, si los tratamos bien y les llamamos de usted, podemos acostarnos con monos, es que con la OMS me hago un lío, desde la pandemia.

La agencia de salud de la ONU anunció la semana pasada que un grupo de expertos que había convocado ya había acordado nuevos nombres para las variantes del virus de la viruela del simio.

Hasta ahora, las dos variantes principales han recibido el nombre de las regiones geográficas dónde se sabía que circulaban, la cuenca del Congo y África occidental. Los expertos acordaron cambiarles el nombre usando números romanos, llamándolos Clade I y Clade II.

Así que no molesten al mono, sería como estigmatizar a su abuelo. Dejen las tonterías que cité al principio y ocúpense de lo importante. Hay una página web de la OMS donde ustedes pueden cooperar buscando un nuevo nombre. No; “la viruela del gobierno” no es denominación adecuada, déjenlo, y piensen en algo serio y no estigmatizante.

Sí; todo es modo ironía, pero hay que fastidiarse: podíamos invertir más en curar y menos en predicar. ¿No?

 

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