Un tiro en el balneario

Robert Fico, presidente del Gobierno de Eslovaquia, ha sufrido un atentado, del que se recupera a estas horas, siendo su estado grave. Es probable que mucha gente no ubique Eslovaquia ni sepa quién es Robert Fico, pero el caso ha creado notable inquietud en la Unión Europea.

Magnicidios o intentos de esta naturaleza se han producido pocos en la historia reciente de Europa y cuando se han producido (Aldo Moro en Italia o atentado contra Aznar en España) lo han sido por causa de terrorismo. ¿Por qué este atentado contra Fico preocupa tanto?

Al parecer se trata de un Lobo solitario, cuyas motivaciones aún son oscuras, pero cuya acción está vinculada a una reacción política.

Fico es una persona singular, que sigue el modelo político de Orban: acumulación de poder y tendencia a la autocracia, procede de la izquierda por cierto. Militante comunista en la antigua Checoslovaquia, tras la caída del muro y como en casi todo el este, se fundó un partido que presidió (Izquierda Democrática), de aparente raíz socialdemócrata, y acogido en el Partido Socialista Europeo, se escindió, por razones de poder de su partido, creando el SMER, aparentemente socialdemócrata también.

Es el presidente de gobierno eslovaco (la presidencia de la República es testimonial) con más experiencia. Sus primeras políticas tendieron a las alianzas extraeuropeas, para enfado de Bruselas (de Rusia a China), aunque estuvo en contra de la ocupación de Crimea, pero adoptaba una posición pro rusa en la guerra con Ucrania. “No caen bombas en Kiev”, llegó a declarar.

En sus últimas alianzas ha compartido Gobierno con el Partido Nacionalista Eslovaco, de marcado carácter populista de extrema derecha, por lo que fue expulsado por un tiempo del Partido Socialista Europeo, luego reacogido. Y ha dado pasos en dirección populista muy criticados por Bruselas.

La tensión política que se vive en Eslovaquia (reducción de las leyes de corrupción y malversación [1], amenazas a periodistas [2], etcétera) son las razones que los analistas aducen para explicar la tensión política y el atentado, aunque se ignora la filiación ideológica del autor del mismo.

Sim embargo, ¿por qué en Bruselas no consideran este un asunto aislado? Por una razón sencilla. La política de la ira se le ha venido encima a la Unión en el peor momento; las elecciones.

La Unión Europea acumula la ira agraria no resuelta, las amenazas de crecimiento de la extrema derecha, la debilidad de sus economía centrales (Francia y Alemania singularmente), el debilitamiento del eje franco–alemán como consecuencia, las presiones de la OTAN, las situaciones bélicas, un muy débil liderazgo político y, muy especialmente, la desafección al proyecto de la Unión por las generaciones más jóvenes.

Durante décadas, Europa ha vivido ensimismada en su llamado modelo de bienestar, mientras ocurrían cosas que debilitaban sus vínculos sociales.

Un exorbitado capitalismo de casino, la desatención a los perjudicados por la globalización, la estruendosa derrota en la carrera tecnológica, una austeridad letal tras la crisis financiera de 2008 y la incapacidad de superar la incertidumbre del Brexit y de impedir los desarrollos populistas de todo tipo, las agresiones rusas o la genocida respuesta israelí a los atentados de Hamas.

Cuando España entró en la Unión Europea, Manuel Vázquez Montalbán escribió, a modo de parábola, una novela llamada Balneario. Ésa es la falsa sensación que hemos tenido durante décadas: vivir en un balneario, dónde sólo la felicidad y la salud democrática eran posibles.

No; no era cierta nuestra vida en un balneario privilegiado, donde la opulencia y bienestar se lograban con la palabra. Tampoco que fuéramos capaces de hacer de gendarme de nuestra libertad como los norteamericanos. Salvo el terrorismo, nada turbaba la paz europea.

Ahora, como en la novela de Vázquez Montalbán, ha sonado un tiro en el Balneario. Y tras el tiro, todas las costuras se fuerzan, aumentan los miedos y los líderes se temen que la política de la ira se adueñe del panorama, porque hemos permitido que haya mucha gente airada. Qué haremos sin balneario y rodeados de bárbaros, preguntan los que, hasta ayer, ignoraron lo que pasaba.

[1] N. de la R. Curioso que en España Sánchez rebajara los delitos de sedición y malversación para favorecer a delincuentes supuestos y confesos

[2] N. de la R. Curioso también que en España Sánchez critique a la prensa no afín y amenace con el cierre de medios no afines

 

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