VOX: ni urbanos ni de la España despoblada

La extrema derecha ha tenido una gran capacidad de enredo. Tanto sus expresiones verbales como algunas de esas “tontadicas” (dícese en Aragón a lo que hace daño) que se han visto en plena campaña en relación con la violencia machista, la censura, la homofobia han venido a legitimar la que hasta ahora había sido derrotada: la cultura del miedo.

Puede ser también cierto que la confusión del PP sobre el asunto haya contribuido, pero para que engañarnos: la extraordinaria capacidad de destrozar de las tropas de Abascal apunta, de forma bastante notable, a próximos sustos para su partido y, quizá, para los demás.

Los ahora ultracatólicos, antes ultraliberales, se van a dedicar a una guerrilla cultural que nadie parece querer y que ahondará aún más la corriente de voto útil que ha desangrado al partido, para satisfacción abundante y tranquilidad de muchos de nosotros.

El caso es que los datos con que les vengo castigando, se siente no haber pedido elecciones, revelan que el asunto pinta mal para la extrema derecha española. No sólo es que se hayan marchado los más finos de la casa, modelo cayetano para armar, es que las vías de abandono del electorado de VOX son amplias y notorias.

Vox ha perdido, arriba o abajo, alrededor de 660 mil votos, lo que viene a ser un 18% de su electorado. Naturalmente, esta pérdida no es homogénea y ése es el problema de Abascal: seis Comunidades Autónomas concentran, prácticamente, el 80% de los votos perdidos.

261 mil en Andalucía, 23%; más de 56 mil en Valencia, 12% de su electorado; más de 153 mil en Madrid, otro 23% del electorado que atrapa de nuevo Ayuso, casi 40 mil votos en Galicia, un 33% de sus votos; y si no quieres caldo, toma dos tazas: más de 37 mil votos perdidos en Murcia que supone el 19% de su electorado.

Estos datos que se repiten casi a lo largo de toda España nos dan un claro mensaje: el electorado de la derecha, si hay conflicto con la izquierda, no quiere a VOX en la derecha. Y eso es, Santi, lo que hay por mucho que el círculo de tiza de Buxadé no te lo cuente: al fin y al cabo, un falangista nunca estuvo para los números.

Se suponía, decían los analistas, que la base electoral de VOX se sostenía en dos apoyos: uno, el voto urbano, integrado por jóvenes con dificultades de formación y empleo y, segundo, la enérgica defensa de la España despoblada. Pues ninguno de los dos ha funcionado.

Hay en España 30 grandes ciudades de más de doscientos mil habitantes. Pues bien; en ellas, VOX ha perdido 315.483 votantes, es decir un 47% de sus votos perdidos. Las ciudades le han dado la espalda, borrando de la modernidad al extremismo, cosa que por cierto también ha pasado con Sumar, por ir aprendiendo acerca de la tolerancia.

Un dato curioso sí puede apuntarse Abascal en este cúmulo de desdichas. Tanto en el País Vasco como en Cataluña han mantenido su presencia, con la excepción de la ciudad de Badalona. Lo que remite, primero a que si el combate es con la izquierda el personal prefiere al PP, y, segundo, a que el PP debe investigar un discurso en esos ámbitos.

Hay que decir que si en Catalunya volvemos a las andadas o los vascos se apuntan a la fiesta, VOX sacará banderas y pancartas para acorralar a Feijóo. Por cierto, que en Galicia hay menos Vox de lo que ya había.

Se suponía, también, que la reclamación de la política agraria respondía a un recurso a la tradición, una defensa de la agroganadería, una protección a los damnificados por la globalización y una puesta en valor de la riqueza cultural de la España despoblada.

Pues señoras y señores, el partido de la España despoblada es… el PP. El fracaso de las formaciones de la “España Vacía” en las diez circunscripciones en las que se presentaban ha sido notorio. No pueden alegar las huestes de Abascal competencia en este terreno.

Lo que ocurre es que confundir España despoblada con agricultura y ganadería es un error bastante común. Por otro lado, el PP puede dejarle los consejeros de agricultura que quiera VOX: los alcaldes y Diputaciones que formularán las políticas, las obras y las inversiones serán del PP y los consejeros autonómicos jarrones chinos, ni los ministros tipos Garzón la pintarán demasiado en la nueva estructura de poder nacida en Mayo

Volviendo a los números, hay en España 23 provincias que se consideran que integran la España despoblada. Son aquellas que han perdido población entre 1950 y 2019 y tienen una densidad por habitante inferior a la media española.

Se trata de Castilla y León integra, las provincias de Cuenca, Guadalajara, Ciudad Real y Albacete. Las tres provincias aragonesas y las dos extremeñas. También Orense y Lugo, junto a Córdoba, Jaén y la Rioja. Esta área territorial está integrada por un poco más de la mitad de los municipios españoles: 4.516.

Pues bien, sorpréndanse: de ellos, Vox solo ha ganado en 26 pequeños municipios. Y, sorpréndanse aún más: ha perdido 122.026 votos en la España despoblada. Ya puede ir a cazar Santiago, no le ha votado prácticamente nadie.

Si quitan las grandes ciudades y la España despoblada, aún ha perdido en ciudades intermedias, probablemente en las circunscripciones grandes antes citadas, un total de 225 mil votos adicionales.

Con estos números y esta realidad, entenderán que Abascal diga que no tiene cara de vicepresidente y que no quiere gobernar. Lamentablemente dudo que su círculo de tiza le diga que debería repensarse esas cositas que tanto les encantan a Buxadé.

 

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