Las ‘otras’ viviendas ilegales que no son la de Josefa Hernández: las casas de los ricos nunca se derriban

Rajoy ha confirmado que el próximo viernes se concederá el indulto a Josefa Hernández, conocida como la «abuela de Lanzarote», que el lunes ingresó en prisión para cumplir una condena de seis meses de cárcel por negarse a derribar una vivienda construida en zona protegida en la que vive con sus hijas y nietas y no tiene otra vivienda más que esa. Pero, ¿qué pasa con las viviendas ilegales de los ricos?

No entraré en señalar cuantas viviendas hay construidas en zonas prohibidas, desde el ático de José María Aznar en Marbella (adquirido en 2005) hasta la mansión de Mónica Oriol (y de su marido, Alejandro Aznar) en el Parque nacional de Cabañeros (con 15 chimeneas); o los hoteles que salpican nuestras costas; o que propiedades de personas poderosas, con dinero e influencia en esferas políticas y judiciales, siempre acaban con un acuerdo favorable a sus intereses.

Un dato aparte, Mónica Oriol es la que fue presidenta del Círculo de Empresarios que dijo que no contrataría a mujeres en edad fértil, entre 25 y 45 años, porque no son rentables.

Las injusticias de la justicia: los otros casos y sus varas de medir

Referiré un caso que conozco y de momento no daré el nombre del acalde socialisto, ni de la zona, por no ser el momento procesal oportuno. Una zona rural vendida indivisa por parcelas, con una techumbre para que puedan guardar los aperos de labranza y que quienes adquirieron las parcelas vallaron y fueron construyendo chamizos, habitaciones y hasta chalets de 2 o 3 plantas y 200 metros en su respectiva parcela.

Esto era ilegal y por lo tanto todas las viviendas que se han construido, si el ayuntamiento decide que tiene que volver a ser zona rural, hay poco que hacer: se negocia con los inquilinos o se denuncia a los tribunales para que se imponga la legalidad. Hasta aquí no habría nada que decir.

Pero el asunto sigue su curso y unos 6 años después empiezan a salir los juicios y algunas construcciones empiezan a ser derribadas: la de ese anciano que era un cuartucho de 10 metros y que desde que le obligaron a tirarlo está enfermo y no ha vuelto por allí; la de ese albañil en paro desde hace varios años, cercano a los 60, que también deberá tirar su chamizo y al que condenan además a inhabilitación, cuando sobrevive con la ayuda de 420 euros. Y así unas pocas construcciones más.

Pero las cosas empiezan a complicarse cuando algunos chalets que denotan mayor poder adquisitivo de sus dueños siguen en pie y además sus dueños alegan distintas razones en las reuniones vecinales para tratar de justificar que sus viviendas no se tiran. Una dijo hace muchos años que como presidenta de una asociación de vecinos de la localidad iba a hablar con el alcalde; no se sabe si habló o no, pero su chalet sigue en pie; otro dice que a alguien, el ayuntamiento, el SEPRONA o el juzgado, se le han perdido los papeles y por lo tanto el asunto ha prescrito y su chalet no será derribado. Seguro que el hecho de que el dueño sea hijo de un capitán de la Guardia Civil de la zona nada tiene que ver.

Ésa es la situación con algún otro caso llamativo y la indignación en la zona apunta al alcalde socialisto (no es un error), porque creen algunos vecinos que ha sido selectivo en la denuncia de las viviendas y por eso unas seguirán en pie por prescripción y otras, las de los más pobres y con menos «enchufes», serán derribadas.

Éste es el país de hoy que los políticos se llenan la boca de hablar de derechos, democracia, libertades… Y es una pantomima, pues aquí solo tienen derechos los ricos, los de la Casta privilegiada y corrupta, la Peste que forman políticos del PP y del PSOE y los familiares, amigos o arrimados al partido que gobierne en el territorio. Esto es hoy España, sus autonomías y ayuntamientos y esto lo que debemos empezar a cambiar en las elecciones generales del próximo 13 de diciembre. A ver si exterminamos a la Casta corrupta para siempre, tirémosles sus casas construidas con corrupción sobre la sangre, el sudor y las lagrimas de la gente más pobre y decente.

 

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