Ayuso, tranqui, los de izquierda no queremos gobernar

Esta semana han pasado muchas cosas que requerirían abundantes análisis: desde la fiesta nacional al juicio de Villarejo, desde las desiguales inversiones territoriales a las dudas sobre la economía. Por no hablar del gas ruso o argelino o la luz o de los apaños de Feijoo sobre la financiación autonómica.

Pero hoy es viernes y como llevan con el cronista más viernes que con Feijóo, saben que el jefe de la Clicktertulia, Don Juan Ignacio Ocaña, nos tiene mandado que los viernes de análisis sesudos nada.

Los CEO de la radio no solo están de acuerdo, sino que nos premian. Uno de ellos nos ha ofrecido hoy, como prima, un “currusco” de pan relleno “ropa vieja”. Lo que no ha quedado claro es quien ponía la “ropa vieja”.

SI no hay cosa sesuda, tiene uno tiempo, por un poner, de escribir una carta.

Muy ilustre Señora Ayuso:

Espero que, al recibo de la presente, usted y su familia gocen de buena salud y disfruten del cálido y siempre agradable otoño madrileño.

Me permito distraerle de sus múltiples ocupaciones para tranquilizarla: no; los de izquierda no queremos gobernar Madrid. Así que puede usted siguiendo hacer lo que esté haciendo, sea lo que sea lo que usted haga, sin temor electoral alguno.

Esta misma semana, Don Pedro Sánchez, Gran Conductor de la progresía mundial, ya nos ha informado de que quiere descapitalizar Madrid hasta convertirlo en un pueblo manchego, o algo parecido, cosa que llevará a la Comunidad a históricas raíces.

Una gran idea, tan grande que no creo que moleste mucho a los hacendosos funcionarios y funcionarias y a múltiples asesores que se cobijan en nuestra Administración.

Tampoco al pueblo de Madrid, acostumbrado a aparcar al lado de afamados edificios donde se tejió la historia. Lo de aparcar es una figura retórica, dicen los que conducen, quizá debiera usted preocuparse del asunto y hablarlo con José Luis, me refiero a Martínez Almeida.

Si esto no es suficiente para poner de los nervios a la izquierda madrileña, el Gran Conductor ha tenido otra idea brillante: la inversión per cápita en Madrid será un ochenta por ciento menos que en Cataluña. Cosa que, dados los extraordinarios lazos solidarios que tejen habitualmente con España los dirigentes del noroeste, será, como usted imagina, muy bien vista por el electorado.

La cosa no es de estos días. Como usted sabe, ya se aprobó la pasada semana una ley de alquileres que prácticamente está destinada a Madrid, dado que las otras Comunidades con precios tensionados, ya tienen su ley correspondiente aprobada y no aplicarán la nueva. Cosa de eso del estado multinivel.

Además, el Señor Ximo Puig, barón del Gran Conductor, asegura que usted hace dumping fiscal y que tenemos que igualar impuestos. O sea, que en Madrid se pague más.

Esta crónica es suficientemente corta como para explicarle al Señor Puig lo que es el dumping fiscal, aunque quizá habría que recordar que la ley que permite modificar el tramo del impuesto sobre la renta fue aprobada, en pacto con Cataluña, por el Señor Rodríguez Zapatero, loado sea siempre.

Lo más gracioso de esta forma de perder votos de madrileños y madrileñas es que se trata de discursos hirientes que nunca serán cumplidos, pero le permiten a usted, ilustre señora, hacer la correspondiente réplica política, regalándole un notable espacio de opinión pública, cosa que resulta una muy inteligente estrategia de izquierda.

Es bastante probable que estas medidas, solemnemente anunciados por el Gran Timonel del progresismo mundial, vayan acompañadas de un epatante candidato o candidata a los que ya nos tiene acostumbrados la socialdemocracia realmente existente.

Desde la ministra de Hacienda a la ministra que organiza turismo de volcanes, el caballero presidente tiene donde elegir. Incluso podría disponer del Señor Iceta, qué mejor que un catalán para centrar Madrid.

El Madrid que vio pasear a Pasionaria y Pestaña. Que reunió a Federico y Rafael en lustrosa Residencia. El Madrid que gritó por las libertades; el Madrid que financió históricas “movidas”. El de los cortejos de Recoletos a Sol, cuando había sindicatos. Todas esas tradiciones de izquierda madrileña son hoy “vieja izquierda en declive” que no interesan ya al Faro y Guía del progresismo mundial.

Señora Ayuso, tranqui, los de izquierda no queremos gobernar.

Me despido de usted enviándole los más cordiales saludos de este practicante del voto inútil.

Sí; estimados y estimadas: ustedes ya me lo habían advertido, lo sabían. Solo me queda, pues, desearles un buen fin de semana.

  • https://peregrinomundo1.webnode.es/l/ayuso-tranqui-los-de-izquierda-no-queremos-gobernar/

 

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