El (mal) ejemplo de Estados Unidos

Tanto hablar de los últimos desatinos de la política española, que solemos olvidarnos de otros temas de gran interés. Dejo, pues, el asunto nacional para otros analistas más capacitados y me centro en la situación de Estados Unidos.

Lo sorprendente, a estas alturas de la película, es que Donald Trump, pendiente de momento de tres procedimientos judiciales, entre ellos el asalto al Congreso, saque 10 puntos de ventaja en popularidad al presidente Joe Biden.

Eso demuestra la anormalidad de la política norteamericana, donde la conducta en principio criminal del ex presidente no le quita votos, pues arrasa en las preferencias de los votantes republicanos. Y esa anormalidad parte de la polarización de la sociedad, donde se está contra algo o alguien, en vez de hacer proposiciones positivas. Los odiadores de Trump son obvios y conocidos, y los de Biden responden al movimiento antiwoke, del despertar de sólo lo políticamente correcto, de sentirse marginados por una política urbana y elitista.

Ese antagonismo es similar al de otras sociedades, claro está, pero lo que no es común es la provecta edad de sus representantes. Los votantes de Trump han depositado sus esperanzas en un octogenario de insano juicio y actitudes peligrosamente estrafalarias. Los de Biden, lógico candidato a la reelección en su calidad de presidente, dejan la gobernación del país en manos de un caballero senil, con obvios lapsus cognoscitivos en momentos delicados. ¿Será capaz de mostrarse con dominio de sus facultades en un segundo mandato?

La eventualidad de tener que prescindir de él en mitad de su presidencia hace cobrar importancia a la figura de su compañero de ticket. Y la actual vicepresidenta, Kamala Harris, no está a la altura de las circunstancias a tenor de la opinión pública.

Este es el mal ejemplo que nos está dando Estados Unidos. Que la presidencia del país más poderoso de la tierra dependa de tantas incertidumbres es un riesgo  al que nos somete a los demás países. La elección entre un perseguido por la justicia y un anciano con sus facultades mermadas no debería producirse y queda poco tiempo para que pueda cambiar ese previsible debate electoral.

 

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