El señalamiento

Los nazis marcaban en amarillo a los judíos y en rojo a los presos políticos de izquierda. Los falangistas delataban en listas a quienes se declararon republicanos. Unos y otros acababan mal. Siempre había alguien dispuesto a hacerlos desaparecer.

La diputada Miriam Nogueras, cuya misión es ser representante en la tierra del valiente del maletero, ha practicado en el Congreso lo más nazi o fascista que pueda practicarse, el señalamiento: jueces y periodistas han recibido en el pecho su correspondiente estrella o marca delatora.

El señalamiento es una incitación, cuando menos, a la persecución, cuando más, a la acción del castigo. El señalamiento es colocar una diana, convocar a cualquier imbécil a ejercer al derecho a la venganza por la facción de turno convocada.

Junts siempre ha sido una formación supremacista cuyo jefe glosaba en sus columnas periodistas, sin ningún complejo, las afirmaciones xenófobas, radicales e impresentables escritos del fundador del Estat Catalá. Los jueces y periodistas deben saber que siendo, según el tal fundador, “africanos” no les corresponde papel en Estado de derecho alguno.

El señalamiento es intimidación, llamada al silencio, convocatoria al miedo. Un periodista señalado es un profesional sin libertad. Un juez señalado es una afrenta al derecho y, lo que es peor, a la igualdad ante la justicia.

El señalamiento de Mirian Nogueras, la limitación a nuestra libertad, nos pone ante el espejo de lo que los catalanes y catalanas que no son de la “colla” han estado sufriendo durante años y lo que se disponen a sufrir en el futuro. Si la señora Nogueras amenaza a los de aquí que no le siguen las gracias, calculen lo que hará allí donde nadie mira o donde hemos decidido, muy progresistamente, no mirar.

Más sorprendente es el silencio de la Señora Armengol, al parecer presidenta de la casa de la democracia, supuesta guardiana de las llaves del cofre de las esencias del progresismo realmente existente, que haya permitido el escándalo del señalamiento con un silencio tan cómplice como vergonzoso.

Si hace tres días se denunciaba el insultante delito de odio perpetrado por Abascal, la negativa de Armengol a suprimir del acta parlamentaria el señalamiento es un estruendoso escándalo democrático.

Como se observa, eso de que sólo concordia puede esperarse de los amnistiados y de los amnistiadores queda a nivel de cuento chino.

Sépase que, con aciertos y errores, todos quienes defendieron el Estado de derecho, siguiendo leyes democráticamente aprobadas y vigentes, o la legítima opinión o información de lo que ocurría aquel 1 de octubre, son culpables y, como tal, deben ser señalados y señaladas y pasar a ser objeto y objetivo de castigo, cese, sanción o prisión, según el caso.

Naturalmente, las voces del progresismo realmente existente para defender las voces de los amenazantes, en términos de “lawfare” investigable, mientras se defiende ardientemente el mundo judicial y el periodístico, eso sí, si no son de derechas, lo que afirman es que lo de la representante en la tierra del fugado es sólo un desliz propio de un conflicto político del que tiene culpa la reacción españolista, naturalmente.

Sostiene el progresismo realmente existente que el “lawfare” se defiende a petición de parte, en comisiones de investigación cuyas conclusiones ya han sido decididas y no en acciones ante los tribunales.

Defiende el superministro de la cosa su vocación de concordia, mientras los jueces le “reagendan” las reuniones. Forma finísima de darle portazo en el día y hora prevista.

En fin, amigas y amigos, si nazi es el príncipe de Waterloo, no menos lo será su piojo. Estimados y estimadas camaradas, cuidaos del contagio.

  • https://peregrinomundo1.webnode.es/l/el-senalamiento/

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Time limit is exhausted. Please reload CAPTCHA.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.