A veces pienso que les estoy dando demasiada caña a los separatistas catalanes y me prometo a mi mismo redimirme. De hecho, hoy lo iba a intentar, pero documentándome para escribir este artículo me he encontrado con cuatro viejos admirados, Pío Baroja, Miguel de Unamuno, Josep Pla y Salvador de Madariaga. Releyéndolos por enésima vez he sentido vergüenza de mis propias intenciones, me he visto como un traidor cualquiera e inmediatamente me he apeado de tal idea.
No es que yo pretenda compararme con ellos, nada más lejos de mis posibilidades. Es que al volverlos a leer he comprendido que acercándome a su obra y a sus posiciones soy más feliz, me encuentro más realizado y tengo la sensación militar del deber cumplido. Siento que hago algo por la cultura de este país y por la lucha que sufre desde hace casi dos siglos contra el nacionalismo.
Don Pío decía en La caverna del humanismo: De todos los factores del nacionalismo, para mí, en el catalanismo y en el vasquismo influyen, más que nada, la vanidad, la antipatía y el interés. En unas páginas posteriores añadía: El nacionalismo vasco quiere basarse sobre la idea de la raza, así es de endeble y de raquítico. Pero la frase que más hondo me ha calado siempre es: El carlismo se cura leyendo y el nacionalismo viajando.
En la misma línea Unamuno definió el nacionalismo como: petulante vanidad de un pueblo que se cree oprimido. Y el magnífico Josep Pla, gran escritor catalán que nunca recibió el premio de las letras catalanas, apostilló: El nacionalisme es com un pet, no més li agrada a qui se´l tira (El nacionalismo es como un pedo, solo le gusta al que se lo tira). Como pueden comprobar era un genio.
El coruñés Salvador de Madariaga, de origen vasco, también plasmó en su obra Anarquía o jerarquía sus ideas sobre el catalanismo con la frase: El separatismo catalán que niega a España es lo más archiespañol que da la península ibérica. En otra página añadía: lo más yoísta que hay en España es el «nosaltres sols». En su magnífico ensayo España detalló: Cuanto más separatista es el vasco y el catalán, más español demuestra ser. Cuanto más se aparta de lo español en la forma, más se hunde en lo español en la esencia. Idea que remató añadiendo: Al entregarse a la pasión separatista, se afirman como españoles de la peor clase, pues es evidente que para Vasconia y Cataluña el separatismo es el camino más fácil y perezoso. Es el camino de los que desean abandonar la lucha. Pero el camino real, el más duro, el más viril, es el que lleva a construir a España en un esfuerzo común de todos los españoles.
Pero no crean que toda esta filosofía es patrimonio de los intelectuales españoles, los extranjeros también han sabido plasmar en pocas palabras el nefando significado de nacionalismo. Bernard Shaw dijo: El nacionalismo es la extraña creencia de que un país es mejor que otro por virtud del hecho de que naciste ahí. Según Charles De Gaulle: Patriotismo es cuando el amor por tu propio pueblo es lo primero; nacionalismo cuando el odio por los demás pueblos es lo primero. El Premio Nobel Albert Camus sentenció: Amo demasiado a mi país como para ser nacionalista. Y George Orwell señaló: El nacionalismo es hambre atemperada por el autoengaño. Para después descabellar: no sólo desaprueba las atrocidades cometidas por su propio lado, sino que tiene una extraordinaria capacidad para ni siquiera oír hablar de ellas.
Así que, ¿qué quieren qué les diga?, uno es lo que es. Un patriota al estilo de De Gaulle o de Camus que ama su país, su unidad, su diversidad, pero no tolera el separatismo. Casi debería catalogarme a mí mismo como un facha de nuevo cuño. De esos que aman la libertad, la democracia, el libre pensamiento, pero desde la lealtad institucional, el respeto a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico y sobre todo a los demás, siempre que estos no atenten contra esos principios, en definitiva, como ya he señalado un facha como Serrat, Sabina o Antonio Machado.