Hacer ruido y pasar a la historia

Ha sostenido el presidente Sánchez que pasará a la historia por ser el señor que movió un féretro. Bueno, todo faraón construye su pirámide, es justo que cada cual elija la suya. El problema es que parece haberse iniciado una carrera de petición de puestos en la cola de momentos históricos, de notables consecuencias.

Patxi López, persona que parecía cabal de siempre, ha afirmado hoy mismo: ya que hemos abierto el melón, vamos a por él. El melón es, ni más ni menos, que el Código Penal. El vigente se negoció durante casi tres años.

Enseguida se han añadido las peticiones pendientes de Podemos (vivienda, ley animal, etcétera) y algunas nuevas: a los impuestos a la banca o a las grandes empresas, parece que se viene un impuesto a los supermercados que, según las cantidades anunciadas, supera a los beneficios y márgenes de estos. Pero quÉ es un margen económico estrecho frente al discurso de que paguen los poderosos.

La propia militancia socialista y de izquierdas empieza a preocuparse y la presidencia de Gobierno ha empezado a convertirse en una fábrica de enmiendas a las enmiendas de Podemos y el resto de los aliados.

Se espera, de aquí a final de año, una catarata legislativa como no se conoce. Y, también, una serie de penalizaciones a los que no se plieguen a la marea de “cambios de progreso” que se nos viene encima.

Los jueces conservadores y progresistas, que tienen la suya, incluida una dimisión dicho sea de paso, han sido ya amenazados con algún artículo del Código Penal, como les ocurre a los fachas con toga que están poniendo patas arriba la ley de Irene Montero.

En el Constitucional se preparan para recibir a un señor, antiguo ministro de Justicia, que tiene quince leyes recurridas. Qué elegante.

De Melilla no hablamos, Marlasca lo ha dado por cerrado, y Robles ya se pronunciará sobre el cuartel del Bruch un día de estos. Por cierto, ser ministra y candidata se decidió, hace tiempo, que no era muy ético, supongo que queda algo por inaugurar, sea un Código Penal o algo sanitario, por un poner.

El melón del Código Penal persigue, al parecer, “rescatar a Catalunya de la crispación… para devolverla a la convivencia y la concordia”. Lo dice Sánchez que, a cambio de debilitar nuestra defensa nos propone decisiones más arriesgadas: indultados, sin malversación, un coro de ángeles traerá a Puigdemont a España.

Tanto PSOE como Unidas Podemos tienen previsto presentar su propia enmienda transaccional sobre el delito de malversación a la propuesta de ERC, con la que pretenderían reducir la pena máxima de ocho a cuatro años de cárcel- en uno y medio a la calle y el tercer grado enseguida- y seis de inhabilitación y parece que, por presiones internas en el PSOE, lo del enriquecimiento no tendría el valor que pretenden los republicanos.

Junqueras, que es el objetivo del asunto, se presentará a las elecciones, Puigdemont no. Así que se avecina un debate de estos a los que nos acostumbran los de la asociación de gobierno. Muchos de los ERE, casi todos los de la Púnica y los de la Kitchen, andan ya mirando las enmiendas y su letra pequeña.

Dos debates históricos se han resuelto por la vía del ordeno y mando. Por una parte, sin compromiso de no volveré hacerlo ni de respeto a la Ley, se concede indulto y ausencia de sedición. Los viejos demócratas, fachas traidores como ustedes ya han adivinado, cambiaron amnistía por Constitución. Por otra, se ha asumido que, siendo grave comprarse un coche con dinero público, no lo es dopar unas elecciones, creando redes clientelares.

Tras pasarse meses anunciando que éstos serían los presupuestos de las pensiones, los fondos europeos, las inversiones, la recuperación… tonterías: Rufián lo ha explicado, “si quieres presupuesto dame amnistía”. Pues eso. Y sin necesidad de reunir ninguna mesa de negociación, para no salir en los periódicos y dejar a Puigdemont fuera. El día que la reúnan será la bomba.

En realidad, la asociación de Gobierno, aliados y coalición, se han perdonado a sí mismos. De pasados, presentes y algún que otro futuro desmán.

Las otras medidas tienen, sean económicas o políticas, el mismo tono: salirse de las reglas que hasta hoy se habían convenido -lo del control de precios, por ejemplo, fue rechazado por los propios socialistas en la crisis de principios de los ochenta, empezando por la vivienda-.

Que sea bueno o malo puede ser discutido. Pero se nos propone a la ciudadanía una gran inseguridad: la vía de la enmienda y la proposición no de ley para la toma de decisiones. No es un tema jurídico: es un tema de control democrático. No sólo se devalúa el papel de los tribunales, también el del Congreso de los Diputados.

Pero corre prisa. Corre prisa hacer ruido: las elecciones se acercan, y si salen mal, al menos hay que pasar a la historia. Es lo que hay: de todo, menos sosiego. Añoro el aburrido silencio de las democracias, da pavor el ruido populista.

https://peregrinomundo1.webnode.es/l/hacer-ruido-y-pasar-a-la-historia/

 

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